Somos un matrimonio de 38 años ella y 36 yo. Hace poco fuimos de boda de unos amigos suyos y aunque yo ya había visto el vestido que llevaría ella, no podía imaginar el resultado final. Ella estaba imponente, el vestido que llevaba era rojo, con un gran escote que dibujaba un silueta con sus tetas que no dejaba margen a la imaginación, el sujetador, también rojo, le ajustaba las tetas para mostrar gran parte de ellas a través del escote, las medias oscuras, con dibujo en la pantorrilla, creaban un dibujo en sus piernas entre elegante y morboso, y sus zapatos negros de tacón alto hacían que su cuerpo fuese un juego entre lo que mostraba y lo que ocultaba.
Nada más verla ya vestida en la habitación, quise jugar con ella, meterle las manos en el escote y agarrar sus grandes tetas para jugar con ellas. Quise romperle las medias y follarla con aquel vestido puesto, mientras imaginaba como rebotaban sus tetas hasta salirse de aquel sujetador.
Mi mujer conoce casi todos mis fantasías, sabe que apenas tengo límites en mi imaginación, y en ocasiones me dice frases que me pone a cien. Cuando llegamos a la boda, todos la miraban, yo me fijaba en sus miradas, y aunque ella intentaba cubrirse, yo le animaba a mostrar tan impresionante escote. He de reconocer que me ponía mucho ver como la miraban, y como estaba seguro que más de uno se la hubiera follado si yo no hubierta estado allí.
De vez en cuando cuando me decía:
-Voy al baño- , yo le respondía:
– Cuidado con lo que vayas a hacer, que luego quiero que me lo cuentes.-
Ella se reía, pero en el fondo, yo quería que se comportase como una puta, que me dijera, “me follaría a cualquiera aquí.”
El imaginármela en mitad de la pista vestida con ese vestido,rodeada de tíos, con ella de rodillas y comiéndome la polla, hacía que me pusiera tan caliente que a veces se me ponía la polla dura con sólo imaginármelo.
Cuando todo terminó volvimos al hotel, ella estaba un poco borracha, y sabía que eso me ponía aún más, así que sin quitarse nada de ropa, me tumbó en la cama, y me ordenó que me desvistiera.
– Quítate la ropa ahora mismo –
Yo me la quité sin pensármelo, ella se subió en la cama con los zapatos aún puestos
-Te ha gustado ver como me miraban todos, verdad?-
-Me ha encantado.-
-Te hubiera gustado que me hubiesen follado allí mismo?-
-Si-
-Eres un puto salido y un cornudo. Te gustan mis zapatos?-
-Me vuelven loco-
Y sin más empezó a pisarme la polla y los huevos con ellos, mientras me decía.
-Estoy muy caliente perro, pero antes quiero joderte yo, así que ahora…-
Hizo una pausa, mientras me seguía pisando con sus tacones. Yo cada vez estaba más excitado y ella lo sabía, así que seguia con su cara de dómina, excitándose por momentos al ver el poder que ejercía sobre mí haciéndome su exclavo y sumiso.. Se puso de pie con las piernas abiertas encima de mí, yo seguía tumbado gimiendo de placer,
– Quiero que me folles con tu lengua, quiero que tu boca me coma el coño puto perro.-
Al escuchar esto mi polla se puso dura, deseoso de saborear sus jugos, de tener su coño en mi boca y de saber que me tenía preparado.