Local BDSM Barcelona inesperado

local bdsm barcelona

Siempre me atrajo lo oscuro, lo negro, un local BDSM Barcelona. También lo siniestro, lo desconocido, estas películas de BDSM con mazmorras y castillos. Princesas sometidas, caballeros dominantes, oscuridad, látigos a media tarde, y bofetón inesperado. Entrada en años, con todas las fantasías hechas realidad, de Barcelona y provinente de buena familia, solo me queda … Leer más

La isla de los placeres mortales (Enter the Dame) En 120.000 palabras ( Capitulo 4°

(Cap. 4°: “Spintria”, la isla de los placeres sádicos)

Eran las veinte y treinta cuando las participantes e invitados entraban al salón, en cuya periferia se ubicaban cómodos asientos donde charlaban animadamente algunos invitados. Al otro extremo del salón se concentraban las participantes al evento; además de las que llegaron junto a Paula en el yate, se encontraban,

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La isla de los placeres mortales (Enter the Dame) En 120.000 palabras

Quiero exponer, si ustedes así me lo permiten, un relato que no encaja del todo como
fantasía erótica, aventuras, tampoco es del todo pornográfico, ni suficientemente «gore» para definirlo en su totalidad en estas categorías, por lo que haré un resumen, que de tener buena acogida, espero que me lo hagan saber, por lo extenso del relato les haré llegar los 3 primeros capítulos para publicar a futuro los otros diez de un total de 16, gracias.

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Una ansiedad de sentir latigazos

Soy una chica realmente experta en suministrar placer y dolor a quien me lo solicite; hoy recibía a una pareja que venia por primera vez. Cintia mi asistente los hizo pasar, se llamaban Ana María y Andrés, eran unos jóvenes profesionales de unos treinta y cinco años de edad; ella era una joven muy bonita, de 1.70 m de altura, vestida con una remera y una minifalda de gamuza marrón y calzando mocasines indios haciendo juego.

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Sexo fuerte con matrimonio perverso

Tengo diecinueve, soy una joven algo perversa, me gusta lo fuerte, esa noche, en mi relato: me hicieron probar de mi mejor amiga, de una señora mayor, tuve que dar por culo al marido, y tenía putitas para mí sola. A veces, sí, me siento rara con mis amigas porque me gusta el sexo duro y dudo que ellas soporten la mitad de lo que yo. Me dicen que soy muy apetecible, de carne maciza y buenas curvas, llevo además el cabello lacio y suelto hasta los hombros, de color castaño café como mis ojos.

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