el follar hotele

Debe ser media noche, me despierto sin abrir los ojos. Ese momento extrañamente mágico en el que aún no recuerdas bien quién eres. Tu mente empieza lentamente a funcionar, y te va recordando dónde estás, a qué te dedicas, y tu lista de tareas pendientes en la vida. el follar hotele en universo erotico dot com.

No sé donde estoy, pero no es mi cama. Las sábanas no huelen como las mías, los ruidos no son los de mi calle. Me percato de que estoy desnuda y abro los ojos. Yo no suelo dormir desnuda. Pero estoy sola en esa cama, una cama de hotel.

Y entonces lo recuerdo todo.

La noche antes, al llegar al hotel, lo primero que hice fue ir a la terraza para vez los últimos rayos de lo que yo adivinaba una magnífica puesta de sol por la luz que se filtraba hacia el interior. el follar hotele en universo erotico dot com.

Viajar por trabajo no suele ser todo lo magnífico que la gente suele pensar, pero tener una habitación con vistas al mar, con puestas de sol increíbles incluidas, siempre ayuda.

Entonces lo vi. Sentado en una silla en la terraza de la habitación contigua.

Tenía una copa de vino en la mano y al darse cuenta de mi presencia, alzándola dijo «¡salud!»

Yo sonreí educadamente, y él aprovechó para empezar a hablar. Sin duda fue la típica conversación absurda de alguien que no tiene nada mejor que hacer, o de alguien que quiere llevarte a la cama. el follar hotele en universo erotico dot com.

Pareció leerme la mente, porque de repente dijo, «te invitaría a una copa, pero no quiero que suene a proposición indecente».

Lo miré bien, y lo cierto es que no estaba nada mal; camisa remangada hasta los codos, cuarenta y pocos, moreno, alto…

Así que me sorprendí diciendo «acepto, quizás quiero malinterpretarte…»

Pensé que así se cortaría un poco, pero me respondió, «genial, pasaremos una noche increíble».

Capullo.

La verdad es que no quería ir tan rápido. Ya había pasado la edad y la época de esos encuentros sexuales con desconocidos que me dejaban indiferente. A mis casi cuarenta, disfrutaba mucho más una copa de vino, un baño en esas magníficas bañeras de hotel, o simplemente, de irme a la cama con un buen libro.

Pero en este caso, supongo que por orgullo, le dije que fuese a abrirme la puerta. Es difícil que un hombre capte mi atención, así que quería ir un poco más allá a ver con qué me encontraba.

Me invitó a pasar, me sirvió una copa y hablamos. Hablamos mucho. Reímos, y supongo que conectamos. Abrimos otra botella, y aunque yo esperaba que se lanzase en cualquier momento, no lo hizo. el follar hotele en universo erotico dot com.Resultó que mi galán era un auténtico caballero, y en vez de relajarme, eso me puso de mal humor. Había mordido el anzuelo, pero el prefería dejarme otra vez libre en el mar…