Raquel, la más inocente e ingenua de nuestras amiguitas ya conocidas como las universitarias, seguía curiosa por saber a la perfección todo este mundo de la masturbación. Perpleja y expectante, aturdida y empanada, atontada y agilipollada, Raquel aguardaba como el guepardo espera su presa, mirando silenciosa y con mucha hambre, pero que mucha hambre de sexo.
Mi amiga universitaria, era la mamona de clase
La mala suerte o desventura me tocó a mí. Mi amiga la puritana, la casta, la inocente que yo creía que era, no lo era tanto. Tomando un café, con un amigo de la universidad, que por aquel entonces los dos estudiábamos, no aficionados a las putas barcelona, estudiosos los dos, estábamos hablando de cosas … Leer más