Raquel, la más inocente e ingenua de nuestras amiguitas ya conocidas como las universitarias, seguía curiosa por saber a la perfección todo este mundo de la masturbación. Perpleja y expectante, aturdida y empanada, atontada y agilipollada, Raquel aguardaba como el guepardo espera su presa, mirando silenciosa y con mucha hambre, pero que mucha hambre de sexo.
El universo de Quique 2
No pude resistirme Lourdes, mi amiga y universitaria cachonda qué querías qué hiciera- le repetía una y otra vez a mi amiga de pupitre, mi incomparable juez cercano, mi insolente universitaria preguntona. También mi amiguita del alma, mi tetona descarada, Lourdes enjabonada. La había pillado más de una vez duchándose cuando estábamos en el hotel. … Leer más