Universitarias preguntando qué es una paja (I)

-Irene, tía, ¿te ha gustado saber finalmente qué es una paja?
-Claro, tía, solamente lo había visto en los vídeos porno que nos ponemos
-Has visto cómo se le ha puesto de dura al primo, uf, era una pasada, qué durísima la tenía
-Ha sido increíble, tía, no sé cómo una cosa tan fofa puede ponerse más dura que un garbanzo

Universitarias insaciables de pajas

Nuestras amiguitas escorts universitarias, Irene y Raquel, eran jóvenes pero con muchas ganas de aprender, y al final comprendieron lo que era una masturbación erecta. Sus gafas de pasta, testigos de tantos exámenes de estadística y apuntes sin sentido, quedaron esta vez sucias y llenas de leche condensada que su primo les proporcionó. Pasaron de la pureza de las clases universitarias a recibir el pastelazo semenal y semanal, todo ello, aromatizado con el olor fuerte del esperma del primo. Que por aquel entonces, estaba en edad de buenas descargas lechosas. No tuvieron que ir ni a la compra, para saber lo que era leche de la buena. Si querían lácteos, iban y le pedían al primo leche Ato, si querían leche líquida, le pedían y recogían líquido preseminal, y si querían la condensada, esperaban hasta el final. Desde aquel día, todo había cambiado para nuestras jovencitas aguerridas y temerarias, y quedaron más días, más tardes, más mañanas, era pura costumbre. Era pura rutina, y lo hacían sin pensar. Ni siquiera lo meditaban. Si querían paja, llamaban al primo y pajeaban, y si querían una corrida, iban y le descargaban. Como a un móvil, como a un toro, como a una vaca. Así de fácil y así de sencillo. Sus vidas se convirtieron en un sin fin de perversiones consumadas. Se degeneraban y pervertían por segundos. Era muy fácil para ellas. Tenían su coño y sus ganas. Toda la rectitud y el prestigio universitario echado por tierra con un par de meneos a una buena polla, con una buena lefada y  una abundante corrida. Estupefactas y asombradas. Todo lo que no habían logrado las clases de teórica, una polla lo conseguía. Tantos años de estudio para darse cuenta que una polla las estremecía. Ni tizas ni pizarras. Pilares de la tierra y pupitres de madera convertidos en pringadas blanquecinas sobre gafas de pasta y rostros maquillados. Se estaban realizando.

-Oye, tía, ¿cuántos años llevamos en la «uni»?- Le preguntó Raquel que era la más inocente e ingenua.
– Pues piensa un poco tía, ¿si éste el último año y ya vamos a acabar, y esto es una licenciatura? Te doy más pistas o aterrizas ya tía? Es que estás empanada…
– A ver, último año, esto es una licenciatura, casi acabamos, ¿este es el quinto año ya tía? – le preguntó con más dudas que un mudo cruzando las vías del tren.
– Claro, chocho, que no te enteras. Último año, el quinto, ya casi licenciadas, escribimos bien, venimos cada día a la Uni, ya sabemos lo que es una paja, ¿qué más se puede pedir?, estamos reconocidas como universitarias, a ver si te enteras, que pareces una novata tía; somos unas E..X..P..E..R..T..A…s !! a ver si te enteras. Somos listas, guapas y ahora ya sabemos hacer una paja, bueno, una masturbación, seamos finas. Bueno, qué digo una paja, una paja detrás de otra, y al mismo tío, nuestro primo, tiene su mérito. Ya tenemos la base de lo que es una masturbación ahora solo nos queda hacer un estudio de campo, esto es.., hacer más pajas y a mucha gente.
– Joder tía, que lista eres, eso no nos lo ha dicho el profe de estadística, ¡claro!… hacer más masturbaciones, pelar más plátanos, tocar la flauta con las manos, tocar lo que no suena y a más gente, así….tendremos un resultado abarcable y fiable, de toda una población limitada. Eres la mejor Ra. De esta forma, tendremos unos datos ajustados a la realidad, esto es: medidas de pene, cantidad de leche extraída, grosor, endurecimiento masturbatorio, gemidos acompañantes de la dureza peneal, y mucho más. Qué guay tía!, ¿cuando empezamos el estudio de las pajas?- preguntó Irene con ese aire angelical que no se podía aguantar.
– Empezaremos el lunes, por la tarde, cogeremos al azar unos cuantos hombres, de edades variadas, profesiones variadas, estaturas variadas, de estrato social variado, y con todo ello, les haremos una buena paja. Lo anotaremos y sacaremos conclusiones. ¿Te gusta la idea tía?
– ¿Qué si me gusta? Me pone muy mala tía, me enloquece, me entristece, me emociona, no sé tía, muchas sensaciones para una sola tarde, saber que vamos a toquetear una amplia gama de pichas y encima de hombres distintos, estaba cansada ya del atributo de nuestro primo.
-Eso del atributo me suena tía, ¿no lo dimos en lengua?, las oraciones de atributo, ¡joder tía que lío!

 

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