Cada vez que podemos mi mujer, disfruta como una perra y más. Ella rubia, pasados los 40 años, viciosa, rellenita pero sin estar gorda, bisexual, amante de los intercambios de parejas, y de las mujeres.
Sin tetas no hay paraíso en el piso
El piso frío y abandonado no es el mismo. Y pasadas las cinco de la tarde, cuando él regresa de trabajar, no encuentra las tetas de su esposa: porque esa tarde son de otro. No hay paraíso sin dos buenas tetas; ellas, las mujeres, todas enseñaron sus atributos, se hicieron sus fotos: morenas en el … Leer más