Linea erotica que duró lo que mi mujer tardó en calentarse. Llegué a casa poco antes de mi hora habitual, ya no me necesitaban ese día en el trabajo: “Vete para casa, por hoy ya es suficiente”. Me dijo mi jefe a las 19:00 pm así que volví a mi domicilio, fue suficiente en el trabajo, por no para mi esposa.
En Aguascalientes, en el centro norte de México hacía mucho calor aquella tarde, demasiada temperatura para regresar y ver lo que vi. Vivimos solos y no tenemos hijos, somos una pareja liberal en muchos aspectos, pero aquello fue la primera vez que lo presencié. Entré sin llamar como es normal, y como siempre hago. Lo que ocurre es que cuando cambias las costumbres, cambian las consecuencias. Si quieres resultados diferentes, haz cosas diferentes. Yo volvía en horario diferente y el resultado fue distinto. Pillé a mi mujer hablando por teléfono con un desconocido, con un extraño, en plan íntimo, en plan obsceno, con palabras sucias y calientes, y ella ni se dio cuenta que estaba espiándola.
Una linea erotica para mi insaciable esposa caliente
Mi esposa con el teléfono en la mano, con las piernas arremolinadas sobre ella misma, encogiéndose y retorciéndose de gusto, hablaba con alguien, quizá una linea erotica caliente, no sé, pero se estaba tocando a medida que escuchaba y hablaba.
-Será puta, para un día que no vuelvo a mi hora, y me pone cuernos, con alguien al teléfono.- Pensé
No sabía si interrumpir aquella escena porno-romántica, no, no la iba a parar, iba a escuchar, porque a las zorras hay que dejarlas andar a ver hasta donde llegan, pararla sería como detener a un delincuente que te va a conducir hasta el botín. Iba a esperar, a saber cuál era su botín y tesoro, su más íntimo secreto.
Apoyado en el marco de la puerta de nuestra habitación de matrimonio, escondido, aunque ella ni miraba porque estaba de espaldas a mí, echada y con las piernas en alto, estuve escuchando.
-Cómo dices que la tienes?, sí?, tan grande?, me encanta, me gustan las vergas grandes, ahora mi esposo está trabajando, y sabes lo que te haría, uf, muchas cosas. Me estás poniendo muy perra, eres lo que necesitaba, desde que hablo contigo, soy una mujer, y tú mi macho de verdad….
Luego se entrecortaba, él debería hablar, y todo esto a mis espaldas, llevaría mucho tiempo haciéndolo. Cabrona. Lo que pasa es que me calentaba, sí, aunque parezca raro, me excitaba notarla tan puta como nunca lo había estado conmigo.
Finalmente, ella se aceleró, se calentó mucho más, hubo una parte de la conversación que ni escuché porque me apoyé en la pared de la puerta, fuera, mirando para arriba y diciéndome, por qué será tan zorra.
-Cariño, un día de estos tenemos que quedar, no me digas que esto es una linea erotica de trabajo ni nada, yo llamé aquí hace tiempo para divertirme, pero me encontrado a una persona real, no una máquina. Bueno sí, una máquina sexual, de hacerme correr cada tarde. Me gustas de verdad, y no quiero que esto sea algo pasajero, efímero; quiero verte en realidad, estoy cachondísima, dame tu polla, tu verga, hazme una mujer, no como mi marido, que no me sabe valorar….
En ese momento, ella se vino, se corrió, como una perra con ese hombre desconocido, yo me excité, se me paró entera. Luego hice ver que entraba por la puerta, ella se recompuso, salió alborotada, y yo me hice el novato:
-Hola cariño, ya estoy en casa
-Hola amor, cómo te ha ido el día- me dijo ella, con los pelos desdibujados y con la mejor de sus sonrisas, no era para mí, pero lo ignoré. Su respiración aún estaba acelerada y entrecortada. Pero lo ignoré. Porque ella es mi mujer y la sigo queriendo. Luego los dos, en el sofá, nos abrazamos, y la paja que me hizo, fue la más placentera que nunca tuve. Recordándola a ella y a él juntos.