Especial morbo de cornudos en mi coche

Casado, con 49 años, él, mi marido, no sabía ni lo que quería, solo sabía que una ración de morbocornudos para salir de la rutina era lo que le arreglaría.
Lo vi sentado en su sofá preferido, el único que tiene, y yo con ganas de salir de fiesta, era viernes, y así lo tuve que ver, alicaído y decaído.

Vamos por ahí a dar una vuelta, que hoy es viernes!. Le dije enérgica, él no parecía muy animado así que tuve que sacarle de su sofá, y darle su ración de morbocornudos que tanto necesitaba y que, perfectamente, desconocía.

De casado simplón a morbocornudos calentón

Vamos a una discoteca que yo me sé!. Le volví a decir con fuerza y arranque. Así que se vistió, se puso sus mejores galas y nos fuimos a escuchar música y bailar. Entramos en la disco, pagó el las dos entradas y enseguida una nube de música y calor me subió por mis piernas. Llevaba un vestido muy fino, hasta las rodillas, y no me había puesto tanga. Así que notaba todo el calor del ambiente en mi coño ardiente. Mis tetas las dejé libres para excitarme más.

Mi esposo como siempre, bien vestido pero inofensivo, así que me dediqué a ir al ataque, enseguida pude hablar con uno. Mucho más joven que yo, yo tengo 47, a él no le pregunté la edad pero bien bien, yo le doblaba en años. Todo un yogurín para una veterana.

morbocornudos
Me puso caliente, mediría uno setenta o así, pero estaba bien macizo, de buenas carnes, tampoco musculado, o sí, estaba fuerte, y moreno, pelo rizado. Pinta de kinki de barrio, un chaleco recortado, pero me gustaba. Enseguida me miraba el escote y yo le miraba el bulto que se le sospechaba, a pesar de tanta oscuridad, pero lo puede entrever. Le marcaba un buen paquete, así que mi calor iba a más. Mi marido estaba que no decía ni pío y yo hablando con ese chavalín me encendía por momentos.
Así que le dije si quería ir fuera un momento, yo no tenía ganas de llevármelo a casa, pero sí al coche. El chico no opuso resistencia, estaba a mi merced, y mi marido, le dije, cornudo quédate aquí, ahora vengo.

Mi cornudo marido esperando en la disco, yo mamando

Me fui con el jovencito a mi coche, lo abrí, lo metí detrás, estaba calentísima solo quería polla de ese jugueton chicarrón. Le metí la mano en el pantalón y pude comprobar que ya estaba excitado, tenía una buena polla lo que hizo que me excitara, se la empecé a pajear. Se le puso más grande todavía.
Le bajé todo el pantalón de modo que se quedó con toda la polla y huevos para mí, no dudé en agacharme y chuparle todo aquel manjar juvenil. Empecé a mamar como una verdadera guarra, como una puta. Le pedí que me llamara puta mientras lo hacía, él se quedó algo parado, pero ya me estaba diciendo: «Chupa,puta, chupa, cómetela entera!»
Entonces sí que lo hice no paré de chupar, y el capullo cada vez lo tenía mas gordo en mi boca y lo notaba a punto de estallar. Cuando me quise dar cuenta,él me dijo: «Quieres leche, mamona madura? veterana que buscan a pimpollos como yo? Di..» Sí, contesté.
Me dio la vuelta, se me puso encima y me dio toda la corrida en la cara que cuando volví a la disco, aún tenía todo el olor encima.
Me sequé y limpié con un clinex y toallitas que siempre llevo, y le dije a mi cornudo marido, ya en la disco: «¿te ha gustado? Estoy sucia»
Mi marido dijo: más que a ti. Salimos de la disco, y nos fuimos a casa, con todo lo mejor de una pareja de cornudos, de felices morbocornudos.

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