Sarai tenía que pagar su alquiler a la propietaria el piso, resultaba ser una travesti casera muy comprensiva. Pero cuando llegó el momento de pagar, la negrita pobrecita no pudo pagarlo. Pero su casera que ávida de conocimiento y parca en palabras, le propuso una idea. Poder hacer su sueño realidad y era poner a cuatro patas a una joven negrita con mucho por aprender.
Ella, Sarai, pera muy curiosa y no solo no podía pagar el alquiler sino que era curiosa a más no poder. Por eso, y tras una escueta y corta charla negociadora entre ellas, llegaron a un mutuo acuerdo. Y era que las dos culminarían su curiosidad: una viendo una travesti desnuda y la otra fornicando con su inquilina. Dicho y hecho. En menos que canta un gallo la negrita estaba toqueteando el paquete escondido de la rubia tenedora. Y lo sobaba y sobaba hasta ponerlo más duro. Cuando quiso darse cuenta lo tenía fuera y lo estaba masturbando.
Masturbacion a travesti casera curiosa y caliente
De esta manera, aquí tenemos a dos calientes mujeres, que quieren pasarlo bien. La masturbación transcurría perfecta, ya que Sarai estaba disfrutando de tocar una polla. Una mujer con polla era lo máximo para ella. Y su travesti casera gozaba mientras le meneaban su pajarito más que endurecido.
-Ahora ponte a cuatro patas enséñame lo que tienes debajo, mi jovencita impagadora.
Y así, le pudo ver la raja toda roja y excitada, ya cuando le bajó las bragas pudo comprobar su humedad. Más húmeda que las toallitas de una colegiala. Así que no dudó en ensartar su paquete más que duro y entró con mucha facilidad.
-Qué te parece mi putita, te gusta?
-Agggg, me encanta, así de esta manera ¿quedará pagado ya este mes? – le decía desde abajo la empotrada
Y su travesti casera ni le contestaba porque sabía que a este mes sin pagar, lo más probable, podrían seguir unos cuantos más. ¿Y saben por qué? Porque ambas disfrutaban más jodiendo que pagando.