Una tarde con Enrique en refuerzo (1ª parte)

Hola, he leído muchos relatos hoy me animo a escribir uno, la primera parte, ya pondré si les gusta más.

Ella era profesora de Física, algo complicado y pesado para cualquier estudiante. Jubilada ya, sin marido, no tenía mucho dinero para sufragar los gastos de casa y de supervivencia básica.
Toda su vida había ejercido el noble arte de ser educadora de sus semejantes, lo que dicho de otra manera, viene a ser una profesora. Profesora!, hacía mucho tiempo que nadie la o le llamaba así, hasta que su idea tuvo éxito.
Se propuso montar una pequeña aula en su casa, impartir algunas clases, esta vez no de Física, si no de asignaturas generales, y así, ayudar a alumnos más limitados, o que les costara más.
Así tuvo su primer alumno, Enrique. Un alumno de dificultad extrema en lo más básico, pero con una gran proyección en todo lo que fuera exógeno al estudio, es decir, tenía futuro en las manualidades o dicho de otro modo, en el mundo obrero.
Muy pronto, Luisa, que así se llamaba la profesora, ya de avanzada edad, ella, se interesó por él.
Él un joven con menos pinta de estudiante que un futbolista de primera, la miraba con recelo, con ansia y hasta con apetito.
Ella, le explicó la ley de los conjuntos disjuntos, es decir, los que no se tocan ni queriendo. Pero luego, le explicó, la intersección, ese punto donde dos circunferencias se unen, para así, poner dentro lo que quieras: una unidad, una x, una y, o una…..y aquí entra Enriquito, una polla o verga, o pene.
En este instante, Luisa la mujer mayor, vieja con coño peludo a la limón, sabe que ha perdido muchas clases en su vejez, y ahora es el momento de aprovecharlas.
Ellos comienzan la clase de esta manera….