ADELA.- Capítulo 3º

relatos maduras

Relatos maduras. CAPÍTULO 3
Llegué a casa y, aunque mis hijos, particularmente las dos chicas, estuvieran de alegres que apenas si se creían tenerme de nuevo en casa, tras de casi mes y medio en el hospital, yo andaba como perro sin amo por la casa, por la calle… Sin saber ni qué hacer, pues de nada que no fuera verla a ella tenía ganas…

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Antonia follada sin consentimiento

En la primera planta de mi casa, este es uno de esos relatos de maduras, bien caliente, vive una señora de unos 45 años, rellenita pero no gorda, esta sola desde 3 años porque su marido se ha marchado con una mas joven… Antonia atractiva con un culo de infarto tiene un hijo de casi mi edad de 14 años con el cual hemos jugado bastante veces de pequeños desde nuestros 5 años hasta esta fecha… ella cuando estaba con su marido, muchas veces todos juntos mismo con y sin su marido y todos desnudos entrabamos a bañarnos como además todas las vecinas y vecinos, ella jugaba y se reia con nuestros penes mismo jugando con ellos, con el de su hijo que era de tamaño normal y con el mio de tamaño natural…ella y su marido decian que cuando crezca este niño tendrá muchas mujeres por su belleza y aparte su tamaño de pene, muchas veces el marido la decía: oye, no te apetece probarlo y follártelo?

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Le devuelve el favor a su amiga

La esteticien supo dar a su clienta lo que necesitaba, Continuación del relato mi nueva esteticista

Ella, Leire no se podía creer lo que estaba haciendo, Margot le tenía agarrada la mano haciéndole que la apretase contra su entrepierna, podía notar la humedad y el calor a través de la fina tela del pantalón del uniforme, y un cosquilleo en su vagina le hacía continuar con el juego.

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La madura Elena

Elena, esa jefa que me daba morbo, un día me dijo que entrara y cerrara la puerta. Y ahí comenzó uno de esos relatos bdsm, que ponen caliente a cualquiera.

Aquel día en que Elena me hizo sentirme hombre por primera vez había quedado atrás, ya había pasado una semana algún día que otro los roces se sucedieron en el despacho, pero no pasamos de ahí ninguno, eso sí es cierto hubo días que me ponía la polla de tal manera que pensaba que si volvía a rozarla me corría, también había días que notaba a Elena como se encendía al sentirme.

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