Mis papas me lo dieron todo, quisieron que yo fuera una buena chica, y lo soy, pero a las puertas de mi madurez, soy lo que se dice una viciosa de cuidado.
Me gusta serlo, tuve la mejor educación, soy de lo que se podría decir, un nivel medio-elevado cultural alto, con estudios superiores y pasiones de las más bajas, así soy yo. Un putón verbenero. Una fusión de lo de arriba y abajo. Mis pasiones no conocen las alturas, me vienen todas de abajo, de mi coño. Y ahí es donde navego mejor, en el sótano del silencio, en la trastienda del gemido; y cuando mis pensamientos vuelan, lo hacen para subir a lo más alto, cuando me ponen en mi sitio, lo aprendí en un lugar BDSM Barcelona. Que es un nuevo destino turístico conceptual que descubrí hace ya unos años.