Lesbianas consumadas

Este relato es un inicio de algo que pasó entre ella y yo. Mi atracción por las chicas no se desarrolló hasta los 18 años. Fuimos lesbianas consumadas y calientes.
Por aquel entonces yo trabajaba en la tienda de mis padres vendiendo pasteles, pan y dulces. Ella iba a mi tienda casi a diario. Allí la conocí, y allí la vi por primera vez. Era una joven hermosa, bella y más lanzada que yo.

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Mi mujer adora que la humille

Lo que más le pone a mi mujer es que la humille. Ella tiene las tetitas pequeñas caídas y con estrías y pelos. Tiene el coño muy peludo, y las carnes flojas. Le encanta que me ria de ella y que la haga sentirse muy sucia. Hoy me ha pedido que la humille y utilice todo el día. Me pidió que la obligará a hacer de todo, y la complaci.

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AMAR… NO AMAR (2)

CAPÍTULO 2º. Relatos maduras Magda

A la mañana siguiente Tomás, con un ojo enteramente amoratado, estaba en la tienda para hacerse cargo de su reparto de leche. Subió al piso de Magda y fue a dejar la botella de cada día a la puerta de la mujer y recoger la botella vacía del día anterior. Pero no llegó a hacer ninguna de ambas cosas pues la puerta se abrió tan inopinada como violentamente empujada por Magda, que por poco si incrementa los “desperfectos” de la noche anterior, pues a punto estuvo de estrellarse contra su cabeza.

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