Una infiel y sensual pecadora llega al lugar correcto para superar sus aflicciones..
El diablo conduce un BMW.
El padre Patrick despedía a media docena de devotos feligreses del curso de oración junto a Priscila, su rubia y joven asistente. “Sor Priscila” le decían por su beatitud y entrega en la iglesia. Era una bella parroquia, enclavada en un sector rico de la ciudad. El padre Patrick estaba orgulloso de las miradas y halagos que recibía de sus feligreses en sus dos décadas como párroco de aquel lugar.
Justamente, dos mujeres y sus maridos lo felicitaban por la mantención de la iglesia y la compra de un nuevo Cristo tallado, cuya tez blanca, hermosas facciones, y corona de espinas de oro serían la envidia de otros párrocos cuando un negro y lujoso automóvil, un BMW último modelo, se estacionó justo frente en el estacionamiento.