Mi primer relato contando públicamente la relación incestuosa con mi hijo, me dio incentivo para detallar aún más nuestra relación secreta para mi familia y quienes nos conocen, amigos allegados, etc. Cubrir una relación de estas características no es sencillo, es como llevar una doble vida y hay que cuidar muchos detalles, gestos, actitudes etc. Luego de esa primera vez pactamos con Juan planificar una estrategia para no descubrir nuestra relación y que ello afecte nuestros trabajos u ocasione un conflicto familiar. Por mi parte yo tengo una amigo gay que es muy reservado y que solo yo y pocas personas conocen su condición y es un compañero de trabajo de mucha confianza. Convenimos ser novios para aparentar, a él y a mí nos resultaba beneficioso porque evitaba comentarios en nuestros entornos de trabajo y familiar. Héctor, mi amigo gay, es hijo de una familia muy conservadora y le tiene terror a su padre, un ogro machista que sería capaz de desheredar a su hijo por ser gay. Fue entonces que yo comenzara a frecuentar la casa de Héctor como su novia oficial para ayudar a crear fama de machito delante de su familia. Por parte de mi hijo se hizo una jugada casi idéntica, Mónica, una amiga íntima de Héctor, es una chica bisexual que era amante de una lesbiana mayor que ella, criada de la misma forma, y para tapar su condición de preferencias por las chicas, lo usaba a Juan como su noviecito. Decía un cómico de la TV, “para hacerlo, hagámoslo bien”, y fue entonces que nos mostrábamos en sociedad y en familia como parejas ideales, la mamá joven con su novio y su hijo con su respectiva noviecita. Una vez que nuestra relación estaba cubierta fue fácil para nosotros equilibrar nuestras vidas. Lo nuestro giraba en torno a 4 paredes y nadie estaba enterado. Hasta que un día después de una cena “familiar” en mi casa con Héctor y Mónica, más unos tíos míos y los padres de Héctor como invitados hubo un quiebre que modificó de alguna manera el pacto inicial entre los 4. Cuando todos se fueron quedamos mi hijo y Mónica junto a Héctor y yo hablando de bueyes perdidos y contentos que nuestros familiares se fueron satisfechos y sin levantar la más mínima sospecha.
Comenzamos a tomar alcohol y Héctor nos convidó con marihuana. Ese cóctel nos potenció y cada uno se soltó y empezamos a contar nuestras relaciones secretas y a disfrutar de los relatos que cada uno de nosotros había experimentado. En un momento entre risas y jolgorio Juan me da un beso de lengua delante de ellos y Héctor ni lerdo ni perezoso y medio drogados nos instigó a que siguiéramos. Mónica que estaba excitada observando mi escote y mis piernas medio abiertas, se llevó la mano por debajo de la tanga y mientras miraba como Juan me besaba empezó a masturbarse. A partir de allí lo hechos se precipitaron de manera instintiva. Mientras Juan y yo nos besábamos apasionadamente sentados en uno de los sofás, Héctor le bajó la cremallera del pantalón a Juan y le sacó la pija fuera para comenzar a masturbarlo, situación a la que nadie se resistió. Acto seguido se arrima Mónica, ya sin su vestido con los pechos afuera y con la tanga puesta, se arrodilla delante de mí, me abre las piernas, me corre la tanga y comienza a lamer mi almeja. El cuadro era de descontrol, mientras Mónica me hacía gozar lamiendo mi concha, Héctor le chupaba la pija a mi hijo, y a su vez Juan y yo no parábamos de besarnos apasionadamente. Propuse seguir esto en la cama y todos fuimos a la habitación completamente desnudos. Yo me tiré boca arriba, Mónica de cuclillas apoyó su concha en mi boca mientras yo le introducía mi lengua, a su vez Héctor lamía mi almeja y Juan lo penetraba por el culo. La escena era de un alto voltaje y desenfreno, por momentos yo me ocupaba de Mónica y ella de mí y rotábamos de mil formas en un carrusel de sexo desenfrenado, Juan penetró a Mónica, tanto por el culo como por su conchita estrecha, me penetró a mí, y Héctor apenas tuvo una erección que aproveché al máximo para chupar su pija fláccida, que a pesar de ser gay accedió a que la pueda mamar. Todas las variantes salieron esa noche en una orgía de marihuana, alcohol y sexo. Todos me preguntarán el final, por supuesto que hubo un final a la altura de las circunstancias. Juan me vació dentro del culo estando yo en 4 patas mientras Mónica debajo me chupaba la concha, y ella se había puesto un arnés con un gran dildo sobre el cual Héctor se sentó mientras se pajeaba. Todos gozando al mismo tiempo y apenas Juan me descargó su semen dentro del culo, la lengua de Mónica me hizo estallar en un orgasmo intenso, a su vez ella misma estaba viniéndose a través de mis dedos que le frotaban su almeja, el último en escupir leche de su verga fue Héctor que tenía metido 20 centímetros del arnés de Mónica en su culo. Como corolario Mónica lamió la leche que salía de mi culo y con su experimentada lengua me dejó la zona limpia de semen, todo en secuencia, yo a su vez le lamía vestigios de semen sobre la verga de mi hijo y Héctor se lamía su propio semen que le chorreaba por el tronco de su pija. Esa noche dormimos todos desnudos en la misma cama hasta la mañana siguiente que cada uno empezó su rutina y no hubo una segunda vuelta, excepto que mientras nos duchábamos juntos en la bañera Juan me dio una buena cojida por detrás, porque a él le encanta darme por el culo y dejármelo abierto. Hay un detalle que no conté, como no uso anticonceptivos él siempre me vacía por el culo y a mí me encanta.
Esa situación no se volvió a dar , fue un desliz en nuestra relación de conveniencia producto de la droga y el alcohol y nuestras vidas siguieron como siempre, puertas adentro follando siempre con mi hijo mientras que para nuestras familias Mónica era la novia de Juan y yo la novia de Héctor.
Como obsequio dejo una foto que sacó Héctor con su celular ese día mientras Juan y yo nos besábamos Mónica chupaba la verga de mi amante hijo.
Que lo gocen!!!