MADRE AMANTE

El hecho de contar lo que voy a contar lo hago por dos cuestiones, la primera es porque soy extremadamente morbosa por naturaleza y porque además es una manera de hacer catarsis quizás buscando refugio por algo de lo cual no me siento orgullosa pero que me es imposible contener. Me llamo Patricia, tengo 35 un cuerpo muy deseable y fui madre precoz a los 17 años fruto de una violación intrafamiliar de la cual no diré nada más. Tuve un varón a quién críe junto a mi abuela con quien vivía desde que tuve a Juan, así se llama mi hijo.

Mi abuela fue el sostén por unos años hasta que falleció cuando Juan tenía 12 años. Yo heredé su casa y vivo con mi hijo allí hasta el día de hoy. Tenía que trabajar para criarlo y una niñera me lo cuidaba hasta que a los 16 años pude dejarlo solo. Juan siempre fue un niño retraído, yo jamás le conté de qué forma llegó al mundo, le dije que su padre había sido un amigo que se fue del país y no regresó más. Luego de fallecer mi abuela Juan se retrotrajo aún más y solo iba a la escuela, no tenía amigos y se la pasaba todo el día en la habitación.

Mi vida amorosa jamás se la oculté y todos mis amantes los llevaba siempre a casa y para Juan era normal que su madre tuviese casi siempre “amigos nuevos”. Una noche de descuido dejé abierta la habitación y encontré a Juan parado en la puerta en la penumbra mirando cómo estaba follando totalmente desnuda en mi cama con un tipo. Al día siguiente hable con él y le explique algunas cuestiones para que entienda que su madre era una mujer que no tenía compromisos y el derecho a acostarse con quien quiera.

Obviamente le pedí disculpas por mi descuido y quedó todo allí. A partir de ese día el trato con Juan cambió radicalmente, se mostró más abierto a mí y ya no tenía tanto prejuicio ni cuidados, por ejemplo los días de calor ambos íbamos y veníamos dentro de la casa en ropa interior sin que ello representara vergüenza para ambos y en varias ocasiones, no por situaciones buscadas sino por descuido, nos encontramos desnudos en alguna parte de la casa o en el baño y en lugar de ruborizarnos yo siempre le hacía chanzas con el tamaño de su pene que le iba a traer mucha fama entre las chicas. La verdad Juan tenía un pene grande y gordo, un poco desproporcionado a su cuerpo delgado y poco atlético.

Nunca hablábamos de sexo y jamás vi que Juan haya traído alguna chica de la escuela a casa o salido con alguien, mas no me preocupé porque algunos chicos tardan en “despertar”. De hecho el tema que no saliese de noche, era para mí un problema porque Juan sentía mis gemidos ya que ambas habitaciones era contiguas y cada vez que llevaba un hombre a casa él se transformaba en un eventual testigo de la cabalgata sexual de su madre, para colmo yo soy muy expresiva y gritona a la hora de hacerlo. Una mañana mientras Juan estaba en el cole puse a ordenar mi armario y noté cierto desorden donde guardo la lingerie y observé una de mis tangas manchadas con esperma seco. Yo tengo la costumbre después de follar de llevar a la ducha mis bragas y lavarlas en el baño, jamás dejaría una tanga sucia en mi cajón.

Salvo Juan otra persona no entraba en la casa por lo cual deduje al instante que mi hijo de masturbaba con mis bragas pero nunca pensé que lo hacía inspirándose en mí, cuestión que pude descubrir más adelante. Juan empezó como a buscar oportunidades para verme desnuda o mientras me cambiaba, y fue allí cuando empecé a sospechar que a mi hijo algo raro le pasaba. Comenzó a tratar mal a mis amantes, cosa que jamás había hecho y sus celos hacia mí se mostraban abiertamente. Una noche recurrí a un dildo para auto satisfacerme porque venía con más de una semana de abstinencia sexual debido a que por razones laborales no puede establecer contacto con mi eventual amante y exploté en un gemido mientras me corría sin darme cuenta que Juan podía oír, y de hecho lo hizo. Entró a mi habitación enojado pensando que yo estaba con alguien y me alcancé a cubrir con la sabana, no obstante parte de mi desnudez no la pude cubrir. Enseguida me cubrí bien y Juan se arrimó al borde de la cama pidiendo disculpas expresándome su disconformidad con mi vieja costumbre de llevar hombres a mi casa. Hablamos un rato y nos reconciliamos una vez más. Abracé a Juan y él me pidió de quedarse en la cama como cuando era más niño, salí desnuda envuelta en la sabana, fui hasta el cajón y llevé un soutien y una braga al baño a los efectos de estar mínimamente presentable.

Cuando intento ponerme la braga encuentro que Juan se había vaciado sobre ésta una vez más. Y fue allí cuando empecé a dudar sobre la propuesta de mi hijo de acostarse con su madre con la excusa de recordar su niñez. Me preguntaba ¿si él se masturba, lo hará pensando en una amiga, chica de la tv o lo haría por mí? Esa duda me despertó el morbo de manera tal que fui nuevamente a la habitación y me presenté sin una bata, solo con el soutien que resaltaba mi abundante busto y la tanga hilo dental para medir sus intenciones; antes de darse vueltas él me miró como nunca lo había hecho y me di cuenta que su bulto crecía a medida que me exponía delante de él. Una vez que me miró desde los pies a la cabeza se dio vueltas para un lado y yo para otro intentando dormir pero esa tanga sucia de semen me subió el morbo y pensaba en una reacción de mi hijo y yo dejándome llevar por esa situación.

Si saberlo y agobiada por ese pensamiento sentí de repente un leve remesón en la cama producto de que mi hijo estaba masturbándose al lado mío. ¡Juan! Exclamé mientras prendía la luz de inmediato y se reveló ante mí el cuerpo de juan con el bóxer por la rodilla y esa enorme verga dura medio mojada. Juan se tapó con la sabana instintivamente y se sonrojó. Yo le pedí que si quería masturbarse que lo haga en su habitación, pero mientras le hablaba no podía yo dejar de mirar su verga que seguía como una estaca levantando la sabana. El me respondió que se quería quedar y que no lo haría más. Salimos de esa situación incómoda y nos dispusimos a retomar el sueño.

Yo me quedé pensando sobre lo sucedido e instintivamente llevé mis dedos por debajo de la tanga y muy cuidadosamente comencé a tocar mi clítoris pensando que Juan dormía ya que lo sentí muy quieto y no se movía. Por primera vez me estaba haciendo una paja pensando en la verga de mi propio hijo y dejé de masturbarme porque sabía que si me corría iba a gemir y Juan se daría cuenta. Y de repente siento que el bulto de Juan se me apoya en el trasero. Al principio creí que había sido un movimiento involuntario pero notaba que él estaba ejerciendo más presión sobre mi culo.

Yo me resistía a seguir pero el instinto morboso y la carencia de sexo me vencieron y mis hormonas empezaron a fluir como agua hirviendo entonces le seguí el juego y en medio de la oscuridad de la habitación mi culo empezó a refregar su rica pija y ambos sin emitir palabra alguna comenzamos un juego sexual que yo empecé a disfrutar. Mientras el refregaba su verga mi culo se mecía suevamente y llevé mis dedos nuevamente al clítoris para masturbarme mientras Juan rozaba su sexo aumentando la velocidad de movimiento. Ahora si empecé a gemir, Mientras tenía una mano ocupada pasando mis dedos sobre los labios vaginales, con la otra y de espaldas a él , le tomé la pija con mi mano y la puse sobre la raja de mi culo por debajo de la tanga. Ahora era carne con carne, su cabeza gorda y caliente se deslizaba por mi raja mientras por primera vez me animé a decirle que no pare y que siga así.

En pocos minutos sentí como el esperma de juan mojaba la raja de mi culo y con esa misma leche me froté los labios hasta alcanzar un tremendo orgasmo mientras un gemido acompañado con un grito de placer inundó la habitación. No hubo penetración y yo necesitaba que una buena verga llene mi vagina. Siempre en la oscuridad me saco el soutien y la tanga y nos ponemos de frente por primera vez, le tomé la cabeza con mis dos manos y le hice que chupe mis pezones hasta ponerlos bien duros; él no hablaba pero yo lo incentivaba gimiendo y pidiendo que los chupe y los muerda suavemente; el deseo fue tan incontrolable que me bajé a la altura de su pelvis , tomé la pija con mi mano y la comencé a chupar y recorrerla con la lengua desde sus testículo hasta su glande y logre ponerla como un garrote y debo confesar que siendo ducha en mamar una pija me costó ponerla en la boca y tragarla hasta el fondo debido a su tamaño.

Acto seguido levanto una pierna y apoyo mis muslos en su cadera mientras arrimo mi raja totalmente depilada a su pija que ya estaba como estaca y con mi mano manipulo su verga pasándola por los labios de mi vagina iniciando una paja fenomenal, pero el deseo se apoderó de mí y dejé que su cabeza se deslizara dentro mío suevamente hasta que Juan termine de meterme toda esa carne en mi cavidad. Fue muy placentero sentir semejante pija en mis entrañas y una vez al fondo mi cadera comenzó a moverse descontroladamente mientras la pija de Juan entraba y salía de mi concha dándome placer a mas no poder. Dale fuerte le pedía y Juan no hablaba pero embestía sin piedad. Luego para gozarla mejor me puse en 4 patas y el me ensartó tomándome de las caderas y del pelo.

No te corras aun le pedía a gritos y el solo decía “no mami, no mami”. Me dio sin asco mientras sus testículos rebotaban en mis nalgas y ya mi vagina bien dilatada permitía un desplazamiento cómodo de su pija dentro mío sin sufrír por su tamaño, pero el morbo era tal que le pregunté ¿te gustaría darme por el culo?, y fue entonces que siempre en posición “doggy style” me metí un dedo, luego dos y tres en el orificio de mi culo para dilatarlo mientras Juan me dio tiempo y se pasó adelante para que yo se la chupe mientras preparaba mi culo.

A esa altura de los acontecimientos ya no pensaba que era mi hijo, la calentura y el morbo me dominaron todo el tiempo. Una vez que logré introducirme tres dedos en el culo, Juan se pasó detrás y apoyó su cabeza dura como roca en el orificio de mi culito y suavamente me fue metiendo su pija abriéndolo como una flor mientras una explosión de dolor mezclado con placer me invadía el cuerpo tembloroso y no cesaba de gritar como loca descontrolada. Su pija entraba y salía de mi culo hasta que pude disfrutar del anal de forma placentera con un culo bien dilatado, y después de varios minutos de entrarme por detrás me avisó que se venía, y para ello saqué su pija de mi culo y me tire boca arriba, y èl arrodillado a mi lado descargó el esperma en mi boca que abrí bien grande para recibir su leche caliente.

Enseguida me tragué su esperma y comencé a limpiar con mi lengua todo vestigio de leche que quedó en su pija. No dormimos los dos desnudos, y hasta que amaneció el me despertó dos veces más para follarme por delante y por detrás.

Desde ese día ningún amante más traje a casa. Hoy tengo 35 años, Juan 19 y encontré en él mi amante secreto e ideal. Vivimos juntos, follamos casi todas las noches y cuido mi cuerpo y estética para que él encuentre en mi lo que otra chica de su edad le ofrecería. La naturaleza me dotó de un cuerpo privilegiado que Juan adora y rinde culto y yo siempre trato de estar a la altura de las circunstancias.

Voy con él al shopping y juntos elegimos la lingerie que a Juan le gusta como luce en mi cuerpo, y también nos gusta comprar juguetes sexuales que aprendí a usarlos porque a Juan lo excita mucho. También nos filmamos y nos sacamos fotos desnudos y follando que luego miramos juntos y disfrutamos de nuestros propios videos porno.

Soy su puta y su madre al mismo tiempo y él adora esta relación donde no hay amor de pareja pero si un deseo sexual incontrolable de ambas partes, sin culpas y sin prejuicios.
La foto es real pero mi rostro esta semi tapado por razones obvias.

 

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