Buena cogida por mi ano

hola mi historia es autentica de una gran follada anal espero les guste.
Le dije a mi amigo.

¿De verdad lo disfrutas? Es decir, ¿no te molesta que me cojan frente a ti? Por favor se sincero y responde a mi pregunta mi amor.

Sonia, cuando te vi la ves pasada, gemir, disfrutar cada caricia; me sentí demasiado excitado, no se si es normal o no, pero me encanto mirarte gemir, ahora es como una droga, pero si te asusta, no lo hacemos.

¡No Mario, no me asusta! Solo que quería escuchar de tu boca, eso…que tu también lo disfrutas, y en ese caso, no te preocupes puedes aceptar la invitación.

¡Gracias amor! Sabía que me entenderías.

Los días transcurrieron y por fin una tarde escuche a Mario decir lo que ya esperaba.

Sonia, mañana sábado pasaran por nosotros, por la mañana iremos de compras y a las 5 de la tarde saldremos, ¿alguna duda?

Si, ¿Qué ropa llevare?

A eso vamos amor, quiero que te vistas muy sexi…prometí vestirte para la ocasión.

Al siguiente día por la mañana fuimos de compra, primero un minivestido negro, del tipo strapless, una diminuta tanga roja la cual solo tenia un diminuto triangulo, que apenas cubría una parte de mi triangulo de vellos, si es que se le puede llamar cubrir a una telita súper delgada, unas zapatillas rojas de tacón alto, y pulsera al tobillo, Mario demostraba su buen gusto, regresamos a casa y faltando unos 40 minutos para la hora me bañe, me maquille, me hice una cola de caballo y me puse la ropa, primero la tanguita, me quedo ajustada, la liga se perdió en mis carnosas nalgas, el triangulo apenas cubría la mitad de mi monte de Venus, el vestido se pegaba a mi piel, pero al caminar este se subía resbalando por mis piernas.

Quizá tenia unos 10 centímetros por debajo de mis nalgas, si en realidad me veía muy sexi, mas con las lindas zapatillas as cuales tornean mis pantorrillas, pero creo que si no cuidaba mis movimientos con facilidad se verían mis nalgas, y arriba, mis pezones se podían mirar por debajo de la tela sin problema alguno, mire a Mario y le pregunte un poco tímida.

Mario, ¡no puedo salir así vestida de casa! Me da pena por los vecinos.

No te preocupes, ponte unas mallas debajo, así no pasa nada, ya veremos después cuando te las quitas.

Con las mallas me sentía mas tranquila, me puse un suéter para cubrir los pezones y así salimos cuando escuchamos el claxon del auto de quien invito a Mario y a su linda esposa…o sea yo.

Al salir mire con un poco de nervios, que no se trataba solo de una persona, en la parte trasera del auto habían 2 hombres de unos 46 años, manejando uno mas grande de edad, Mario subió de copiloto y a mi me sentaron en medio de los dos de atrás, nos alejamos sin llamar la atención, no habían pasado mas de 10 minutos cuando Mario me dijo sin vacilar.

¡Mi amor! Quítate las mallas, y el suéter, ya estamos lejos de casa.

¿Aquí? Le pregunte sorprendida.

Si mi amor, vamos muestra a mis amigos como te ves con tu vestido.

Sin contradecirle me despoje de las mallas y del suéter, por un momento pensé que aquellos hombres me tocarían ahí mismo, pero nada resultaron muy educados y medio tímidos, platicamos de cosas sin importancia y de pronto José el hombre que manejaba dijo.

Necesitamos cigarrillos muchachos, ¿quieren comprarlos aquí? O mas adelante.

El de mi lado derecho respondió, ¿sabes José? Te detienes en la avenida Juárez, ahí que baje Sonia a comprar…trague saliva ya me imaginaba que no me dejarían ponerme las mallas ni el suéter, todos respondieron animadamente que si, que ahí era el lugar adecuado.

Llegamos a una de las avenidas mas transitadas de la ciudad, antes de que bajara José se apresuro a decir a Mario y a mi.

Mario, a partir de este momento, solo podrás mirar y escuchar, no puedes participar en ninguna circunstancia, ¡Sonia!, tu ahora solo harás lo que nosotros te pidamos, sin importar que Mario este presente, fingirás que no existe en estos momentos, ¿alguna pregunta?

Mario solo guardo silencio, yo por mi parte pregunte ingenuamente… ¿me puedo poner las mallas?

Jajajajaja, se escucharon carcajadas al unísono, me sentí un poco cohibida.

Mira Sonia, así como estas vestida saldrás, y no hay pretexto, ese cuerpecito es para ser admirado, no temas solo sal con naturalidad y compra los cigarrillos, aquí te esperamos.

Sin mas Salí del auto, camine con la cara roja de pena, los comentarios morbosos se escucharon de quienes no tuvieron pudor en decirlos, aquí algunos que a decir verdad me pusieron un poco excitada, ahí inicio esa noche de sexo donde fui tomada en una especie de orgia, “mamacita que rica estas” “te lo mamo hasta que te vengas en mi boca chiquita rica” “con esa boquita estoy seguro que te encanta mamar verga mami”

Por fin al regresar al auto, me sentí tranquila, dimos varias vueltas por un parque, por fin después de un rato cuando ya las sombras de la noche caían sobre la ciudad, nos alejamos de las calles del centro, para detenernos en una calle solitaria, ahí José dio una indicación.

Bájate y camina hasta la esquina, ahí te quedaras unos minutos parada, como si fueras una “puta”, si alguien se detiene a preguntarte algo, tu sabrás que responder, pero no te subas nosotros pasaremos y te subirás.

Camine por la calle semi obscura, solo los tacones de mis zapatillas rompían el silencio de la noche, no había llegado a la esquina cuando un auto dio la vuelta y disminuyo la velocidad, se detuvo frente de mi y bajando la ventanilla me pregunto.

¿Cuánto cobras por mamarme la verga?

Lo siento, estoy esperando a un cliente.

Vaya, quizá otro día.

Se alejo y continué mi camino, otro auto se aproximo y ahora me dijeron lo siguiente.

¿Cuánto por hacerlo en tu culo mami?

Lo siento, ya estoy ocupado.

Ni hablar putita, ya será otra ocasión.

Por fin se aproximaron ellos y subí al auto, nos alejamos y esta ves no había nada de los hombres tímidos, el de la izquierda metió su mano y toco mi vulva, la delgada tela de la tanga estaba empapada, a tal grado que su mano salió mojada, sonriendo dijo en voz alta.

Miren amigos, le gusta jugar a la puta, esta empapada, vamos apúrate a llegar que ya tengo la verga dura…mete tu mano Sergio, siente que caliente viene.

Sergio metió la mano y comprobó lo dicho por francisco, en pocos minutos llegamos a lo que parecía una bodega, ambos Sergio y francisco descendieron y abrieron, el auto entro y al bajar, José de inmediato se apresuro a decir a Mario.

Puedes tomar asiento en aquellas cajas de madera, mientras gozamos a tu “puta”

Mario camino y tomo asiento, ahora empezaba la función.

Sergio camino y se detuvo frente de mi, poso sus manos en el resorte de mi vestido justo donde nacen mis tetas y de un fuerte jalón me lo arranco, lo arrojo a un lado todo roto y ahora José parándose tras de mi, me tomo de los brazos y me sujeto fuertemente…francisco tomo la tanga y la arranco de mi cuerpo, mi cuerpo temblaba por esa actitud jamás me habían tomado con brusquedad, José me soltó y aprovecho para darme una fuerte nalgada, Sergio me tomo en sus brazos y me rodeo la cintura, me apretó tan fuerte como pudo, sentí asfixiarme, después José y Sergio me tomaron cada uno de una pierna, me pasaron los brazos por los suyos y en lo alto me separaron las piernas, quede con la vulva expuesta, francisco se apresuro a chupar mi vulva, me sentí muy excitada, esa lengua entraba y salía de mi vulva y tocaba mi ano cada que podía, me dejaron en el piso y ahora ellos se desnudaron, mientras yo observaba.

Sergio se paro frente de mi y me obligo a mamar su verga, José abrió mis piernas y se tiro a chupar mi vulvita, mientras francisco hizo lo propio con mi ano, de ves en cuando soltaba la verga de Sergio y dejaba escapar gemidos fuertes, así ellos y Mario sabrían que lo estaba disfrutando, uno a uno cambiaron de lugar, cada uno termino en mi boca, mientras mi vulva pedía ser cogida, sentía como me palpitaba…pero nada no me cogían, los mire sorprendida y me di cuenta que sus vergas estaban flácidas, se miraron y sonriendo escucharon a José.

Démosle su premio a esta “putita” que goce y grite cuando el negro le meta su verga…puedes salir negro.

Un hombre alto, de piel de color salió de una esquina, totalmente desnudo, su cuerpo delgado hacia que su verga se mirara mas agresiva, gorda y larga, sentí temor de ser lastimada, pero en el fondo lo deseaba, me tomo en brazos y camino conmigo, se detuvo donde Mario estaba sentado, me recostó boca abajo en las pacas de cartón y me puso en posición de perro, Mario se iba a cambiar de lugar, pero el negro le ordeno tajantemente.

Ahí quédate, si te gusta mirar, ahora miraras como se coge a una puta como la que tienes, la escucharas chillar de placer, y la miraras escurrir de leche cuando termine, le voy a romper el culo, mira el tamaño de mi verga.

Me tomo de las piernas y me atrajo a su boca, su lengua se engolosino primero con mi ano, mis gemidos se podían escuchar con claridad, mis tetas se bamboleaban rítmicamente, me dio la vuelta y ahora me puso en rodillas abrió mis piernas y metió sus dedos en mi vulva, como si fuera una verga metió y saco con velocidad, en pocos segundos me hizo mojarme, perdí las fuerzas y antes de reponerme me bajo de la paca de cartón, me paro y apoye las manos en la paca, separo mis piernas y sin piedad, me masturbo nuevamente, desfallecida casi caigo al piso.

Ahora me dio la vuelta y así arrodillada me obligo a mamar su enorme verga, de mis ojos escurrieron unas lagrimas, no pude meter toda, apenas unos centímetros, por fin me ayudo a ponerme de pie, jalo una silla de madera y se sentó, me pidió me sentara sobre el al tiempo que tenia que ensartarme yo sola.

Pese a estar muy lubricada, sentí dolor al ir entrando su verga, me quede quietecita unos segundos, trate de zafarme, pero fue un grave error pues me tomo de la cintura y sin piedad me sentó por completo, ensartándome.

Aaaaaaaaaaaaaa, esperaaaaaaaaaa, por favorrrrrrrrrrrr, me matassssssssss ayayayayayayayayaay. Creo que por un momento perdí la conciencia, ya recuperada, yo misma inicie a subir y bajar en un rico vaivén, gozando esa gran verga.

¿Te gusta mi verga? Eh ¿te gusta putita?

Siiiiiiiii, esta deliciosaaaaaaaa, a,a,a,a,a,a,a, se escuchaban mis gemidos, de pronto me tomo de las piernas y camino conmigo por la bodega, el tamaño de su verga era tal que no se salía, la sensación era enloquecedora.

Se tendió en el piso, y yo quede sentada sobre el, así apoye mis brazos en su pecho y mis pies a su costado, así me elevaba y parecía una especie de sube y baja, cerré mis ojos y así respondí a sus preguntas mientras terminaba en un torrente su leche se mezclo con la mía.

¿Te gusta ser puta? ¿Lo disfrutas mucho putita?

Si, me encanta ser puta, asiiiiiiiii aaaaaaaaaa, que rico, cógeme mas sácame toda la leche papi.

Su leche corrió en mi interior como lava hirviendo, mi cuerpo estaba sudoroso…las tetas me dolían y mi clítoris estaba hinchado al igual que mi vulva.

Quiero cogerte por el culo, ¿quieres que lo haga?

Si, hazlo, rompe mi culo, con esa rica verga…déjalo lleno de leche.

Me empino y puso su verga en mi ano, empujo un poco pero sentí tanto dolor que no pude evitar lloriquear asustada.

Espera… nooooooooo, por favor no podrá entrar, olvidémoslo.

Vamos, no tengas miedo, solo la puntita, no te dejare ir sin meterte aunque sea la punta.

Apenas dijo esto y me tomo de la cintura, nuevamente sin piedad se abrió paso, sin importar mi dolor, no se detenía y al contrario parecía que mis suplicas lo calentaban mas, me desmalle y cuando reaccione, sentí como me punzaba el ano, estaba ensartada por completo, un hilillo de sangre escurría por mis piernas, pasado un poco el dolor, me fui adaptando a semejante verga, ahora yo misma me movía con suavidad, me sentía bien llena como nunca, sus manos tomaron mis pezones apretándolos con brusquedad, a pesar del dolor, me estaba gustando, sentí como se ponía tenso su cuerpo, y un nuevo torrente de leche entro en mi ano, por fin me saco la verga, adolorida me apoye en las pacas de cartón, el negro se alejo como llego, Mario se apresuro a ayudarme a subir al auto, desfallecida me quede dormida en medio de Sergio y francisco.

Al llegar a casa, Mario me cubrió solo con su chamarra, me ayudo a salir del auto, Mario se despidió y entramos a casa, me ayudo a recostarme en nuestra cama, me separo las piernas y mientras miraba mi vulva escurrir de leche, al igual que mi ano, se masturbo delante de mi.

Me acosté adolorida pero muy felíz de esa follada.

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