Testimonio de una escort al teléfono

A mi siempre me ha encantado el día para tener relaciones, para echar a volar mi imaginación, y cumplir y hacer cumplir las fantasías de quienes se levantan como yo, algo calientes. Aunque no hago ascos a la noche.

Mi trabajo es ceremonioso, como el de una geisha, ya que después de un buen desayuno, una ducha sensual, visto con las mejores de mis prendas de lencería, algo que me apasiona. Para mi es la llave de la sensualidad y no podría trabajar sin mis “uniformes” sedosos. Azules, malvas, negro, todo los colores. Tengo los cajones llenos.

Aquella mañana estrené uno nuevo, había que darle la bienvenida al día. Y la primera llamada, cambió de alguna manera mi vida.

Sonó el teléfono, y una voz dulce me preguntó antes de que pudiera saludar, ¿Luna? ¿Eres tu?. Sí, claro, contesté a la chica que se encontraba al otro lado. No era demasiado habitual recibir llamadas femeninas.

Me saludó de manera cordial, y comenzamos el juego erótico, uno más, pero este muy distinto, ya que me hizo contemplar nuevas vías de disfrute sexual, hasta ahora desconocidas para mi.

La voz era sensual, más que la mía diría yo. Me relataba que también se encontraba en la cama, como yo, que sus pechos eran tersos, erguidos, suaves, y naturales. Se los acariciaba mientras hablamos, algo que jamás me sorprende, pero empezó a describirse a si misma con todo lujo de detalles.

Me dijo su nombre, su edad, 22 años, su afición por mantener su cuerpo siempre en forma. Su obsesión por mantener su cabello rubio siempre cuidado, su piel suave, y su coño depilado totalmente. Su voz me era familiar, pero desde luego no el tono; pausada, segura de sí misma, y muy relajada, como si las prisas no existieran nunca para ella.

Sexo por teléfono de una escort deliciosa

Me comentó que deseaba tiempo para sus fantasías conmigo, y yo, no sé porqué me sentí muy halagada que a esa princesa que se describía por teléfono la empezaba a imaginar tendida en su cama, semidesnuda como me relataba, y acariciando sus zonas más erógenas. La creía, no podía mentir sobre su cuerpo, se notaba que disfrutaba de él, que se sentía orgullosa, y que en el anonimato era ardiente, pasional, y muy morbosa y por supuesto sin prejuicios.

No sé como empecé a entrar en un juego, uno distinto, donde ella me iba relatando con toda naturalidad como crecían sus pezones con las caricias, como era yo quien los besaba, mordisqueaba, y jugaba con un pircing en una de sus tetas. Ella me decía que estaba haciendo con los míos, y sí, sus palabra me excitaron, notaba su labios jóvenes lamiendo los míos, despojando con suavidad mi lencería…se había metido en mi cama casi sin darme cuenta.

Siguió susurrándome cosas bellas, su casi devoción por mi cuerpo, su deseo de hacerme feliz, sus ansias por llegar juntas al orgasmo…. y mi coño empezó a ponerse húmedo, muy húmedo…. Dirigía mis manos por mi, las llevaba de manera mágica hasta mi clítoris, y comentaba lo dulce que era para ella poder lamerlo sin parar, e introducir su lengua en él.

Ella a su vez, comentaba como se sentía, ya que notaba mis besos en su vagina, mis caricias en su piel, y yo como mi deseo, mi pasión crecía hacia ella.

Cada vez su voz era más intensa, entrecortada por la respiración, alterada por su masturbación, pero no dejaba de ser susurrante y llena de morbo, ese que tan sólo tienen las lolitas, era sexo por telefono juvenil.

Yo estaba descubriendo como una mujer era capaz de ponerme excitada, muy excitada, siempre había sido una fantasía, pero hoy era casi una realidad.

No paraba de dirigir mis manos, deseaba que me acariciara el culo, era ella quien lo hacía, así lo sentía yo, y como no sé de que manera llegué a acariciar mi ano después de chupar mis propios dedos. Lo dilataba como me decía, le hacía caso en todo, ella decía hacer lo mismo. Se acercaba el momento del clímax, había perdido casi mi voluntad aquella diosa no surgió de la nada, en mis pensamientos existía.

Las dos nos masturbamos, yo apretaba mi propio cuerpo con fuerza, más de la que podría haber imaginado… y cuando estaba ya casi… tan a punto como ella, sonó mi móvil particular, ese que siempre tengo en silencio, pero las vibraciones de los mensajes, me causaron curiosidad, no quería cogerlo, pero ella me dijo que lo hiciera….y obedecí.

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Unos cortitos vídeos suyos, de esos instantes, me hicieron comprobar como efectivamente esa chica era lo que había deseado durante años, ¡era preciosa! Una maravilla, la chica con la que había soñado alguna vez….se apareció ante mi, desnuda, sonriente, deseada..

Ni pensé en como había conseguido el número, seguía aferrada al deseo de estar con ella. Y deseaba llegar al orgasmo de su mano, con su voz suave, morbosa y llena de lujuria.

Los cortitos videos no cesaban, y yo me sentí suya, hasta el mismo momento de mi intenso clímax que me supo a gloria. Ella gemía al otro lado, pero no dejaba de hablar, gritar, y dedicarme palabras sucias que para mi eran preciosas.

Me tenía en sus manos, y después del orgasmo, sentí sus besos intensos por primera vez, como acariciaba mis labios, como me decía que era su Reyna, y como deseaba volver a empezar.

Me invadía una paz interior muy profunda, esa que llega cuando se cumple una fantasía, ella se despidió, sin no antes dedicarme unas sonrisas por el móvil, y prometió llamar otra vez.

Desde esa mañana no dejo de ver sus vídeos, y espero ansiosa su llamada.

Mi fantasía ya tenía protagonista

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