Follando con la madre de mi amigo II

Sus respuestas eran solo gemidos, follando con la madre de mi amigo, los cuales no dejaban de empalmarme, ya no sentía mi miembro de lo duro que estaba y creo que ella lo notaba. Seguí bajando por sus piernas, firmes y suaves al tacto, al llegar a sus pies comencé a masajearlos y de repente ella se volteó diciéndome “así va a ser más cómodo”.

Lo primero que hice al ver que se dio vuelta fue ver sus senos, eran hermosos, como ella, no grandes pero tenía unos pezones maravillosos, de un rosado oscuro, ella me miró, me vio hipnotizado y sonrió “¿nunca viste unas tetas?” me dijo. “Si, pero no tan hermosas” le conteste y seguí masajeando sus piernas, esta vez hacia arriba. No dejaba de mirarle la cara y ver como sonreía, cuando llegué a su vagina (que tenía tapada con la tanga) se me cortó la respiración la acaricié con mis manos y seguí subiendo, pasé por su vientre y poco a poco acercaba mi rostro o respiración a su piel. A cada una de mi exhalación ella respondía con un exaltamiento. Mis manos se acercaron a sus bustos y comencé a masajearlos, María Elena puso sus manos sobre las mías y soltaba gemidos, y flexionó sus piernas para dejarme entre ellas. Mientras le masajeaba los senos y ella correspondía le besaba el vientre e iba subiendo, cuando llegué a la zona de sus pechos con mi boca nos miramos y nos sonreímos, solté uno de sus pechos y pasé a succionarlo.

Ese gemido follando con la madre de mi amigo de placer

Un gemido fuerte salió de ella, presionó sus piernas sujetándome para que no me moviera. Que delicia de pezón, de teta, me sentí un bebé que por primera vez estaba siendo amamantado; no sé cuánto tiempo estuve ahí, lo que sí sé es que cuando sentí su pezón bien duro cambié de seno para poder tener comida bien esas dos tetas hermosas. Esos dos timbres pasaron a ser completamente míos. Dejé de mamarle los senos y me dediqué a besarla, ella me sujetó de mi nuca haciendo que no pueda separar mi boca de ella mientras con sus piernas me envolvió las caderas haciendo que se peguen nuestras partes erógenas.

Esposa y madre follada por amigo del hijo II

Me soltó, nos miramos y nos rendimos el uno al otro.

Nos separamos, bajé mis manos y tomé su tanga, acerqué mi cara y empecé a besarle la pelvis. Mientras le bajaba la tanga iba bajando mis besos pasando por su Monte de Venus, cuando llegué a su clítoris mi lengua salió para saborearlo. Estaba completamente mojada y con mi lengua me dediqué a secarla, aunque cada vez se mojaba más. Sus gemidos me ponían más y más excitado, la penetré con mis dedos y ella me sujeto la cabeza para que no la separe de su zona. Así hice lamí su clítoris mientras penetraba su vagina con mis dedos y sentía como cada vez se mojaba más y más, hasta que me agarró fuertemente, me presionó contra su vulva y me acabó en la boca, no podía creer que me había acabado, fue algo increíble. Acto seguido le pasé dos veces más la lengua para secar un poco y para volver a saborear su delicioso néctar. Volví a besarle la boca, me devolvió el beso y me dijo “ahora me toca a mí” y se me levantó para bajarme el pantalón, al hacerlo salió al descubierto mi miembro (no voy a hacerme el actor porno, para mí es un miembro normal mis medidas son de 20 x 6 cm.). Me miró y con una sonrisa pervertida abrió su boca y empezó a sobarme el glande con mucha cara de placer y gozo. Me pajeó y me la chupó de una manera excepcional, yo estaba tan caliente que no puede aguantar mucho más y acabé; esta vez me tocó a mi acabar en su boca. María Elena, con todo mi semen en su boca, me miró y me dijo “Esto es para vos” y se tragó toda mi leche, ni bien tragó abrió su boca para demostrar que no quedaba rastro y agregó “Que maravilloso y delicioso regalo me diste, me gustaría desayunarlo todos los días, o tomar un poco antes de dormir”. La volteé boca arriba en la cama y le dije “Lo vas a tener siempre que se pueda”. Y seguí follando con la madre de mi amigo.

“¿Estas lista para pasar el punto sin retorno?” le pregunté, a lo cual ella respondió con una sonrisa y un beso en mi boca. Ahí empecé a acercar mi glande a su vagina, ahí poco a poco hacía el juego del entrar y salir. Ella me envolvió con sus piernas para que deje de jugar y así entre por completo. Seguimos haciendo el amor un tiempo cambiamos 2 veces de posiciones (no muy rebuscadas, ya que lo que buscamos era el sentirnos el uno al otro) y en un momento hablamos y ambos dijimos que estábamos a punto de acabar nuevamente, nos miramos. Con mi mirada estaba preguntando donde quería que acabe y la interpretó de maravilla esa pregunta, su respuesta fue “acabame adentro, no hay problema, tomo pastillas”. Seguimos 2 minutos más y no soportamos más. Acabamos al unísono.

Madre follada a lo bestia por el amigo del hijo

Luego de eso nos miramos, miramos el reloj y vimos que eran casi las 12:30, en breve llegaban los chicos y su marido, así que nos vestimos y cada uno quedo en su habitación recostado recordando lo sucedido.

El día continuó de manera normal, salí a entrenar con Francisco y ella se encargo de los chicos. Esa misma noche (la última de ese fin de semana), cuando ya todos dormían y yo estaba en mi habitación, se abrió la puerta y ahí estaba ella, si María Elena estaba sobre el marco de la puerta vestida con una musculosa negra y una tanga (las que parecen un hilo) del mismo color. Me miró con miedo, como si fuera un chico que sabe que hizo una travesura.

Madre tetona follada sin miramientos por el joven amigo del hijo I

– Vení, entra maru. ¿Qué te pasa?
– Es que, no sé si está bien que me pase esto con vos. Digo, mirate a vos, alguien joven y tan lindo, y mirame a mí, una vieja gorda.
– No digas eso, para nada sos vieja, y menos gorda, apenas llegas a los 34 y de gorda no tenes nada, sos hermosa.
– ¿Te parece?
– Si, y lo firmo donde quieras.
– ¿No tuviste sexo conmigo solo porque estabas caliente hoy?
– No, es que no tuve sexo con vos.
– ¿No?
– No, hice el amor. Me tenés completamente perdido por vos. Hace tiempo que desde que te tengo cerca no puedo estar cerca de ti sin exaltarme.
– No puedo creer lo que escucho. – Se sonrió y sonrojó. – Siempre esperé escucharlo pero jamás imaginé que fueras vos quien me lo dijera.
– ¿Por qué? – Me acerqué para hacerla entrar y cerrar la puerta.
– Porque pensé que jamás podrías mirarme. O sea, tengo una sobrina que es modelo y es solo un poco más joven que vos, yo te llevo 15 años, me siento una depravada al mirarte o pensar en vos. Pero lo que me sucedió hoy hizo que me diera cuenta que me volvés loca, me encantás, me fascinás, creo que hoy me di cuenta que me enamoré de vos sin quererlo o saberlo.
– Eh… No sé qué decirte, ni como decírtelo, me dejaste mudo. A mí me tenés loco desde que te conocí.

María me calló con un beso. Un maravilloso beso. Por más que le saco como 20 cm ella empezó a empujarme y llevarme a mi cama. Me tiró en ella y se subió encima de mío, comenzó a acariciarme y besarme desde la boca hasta llegar a mi estómago. Ahí mismo me senté y la besé en la boca, la acaricié por los hombros, pasé a su cuello y cara, de ahí la recosté en la cama y fui bajando mis besos hasta llegar a su pecho, con mis manos empecé a levantarle la musculosa que tenia y dejé sus senos libres para ocuparlos uno con mi mano y el otro con mi boca, QUE DELICIA. Soltó un gemido y me volteó para quedar ella encima de mí nuevamente.

Tragándola entera sin parar y chillona a reventar

Volvió a besarme y poco a poco fue bajando y quitándome mi bóxer, dejando al descubierto mi miembro, me miró con cara pícara y esbozó una sonrisa, agarró mi pene y lo introdujo en su boca. Fue una sensación indescriptible, me sentí en el paraíso. Volvió a mirarme de una forma muy sexy, tomó sus hermosas tetas y con ellas envolvió mi pija comenzando a hacerme una paja turca y cada vez que mi glande salía de entre sus senos ella lo engullía o le pasaba su lengua. Así no pude soportar mucho cuando le avisé que iba a acabar, ella se apuró y puso mi glande es su boca e ingirió todo mi semen, sin derrochar una sola gota se tragó todo.

Madre tetona follada por las dos pollas y chupando

follando con la madre
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Cuando me mostró que había engullido toda mi acabada, sonrió y me dijo “ahora le toca a mi otra boca el disfrutarte” mientras se sacaba la tanga. Me paré y la recosté en mi cama y froté mi pene con su vagina, pasando mi glande por su clítoris (cosa que la hacía gemir) hasta casi penetrarla, solo para que se moje más de lo que ya estaba. Estuve haciendo eso poco tiempo ya que me envolvió con sus piernas y me dijo “PONEMELA YA, QUIERO TU PIJA DENTRO MIO AHORA” y la penetré, soltó un suspiro de placer y liberación. Comenzamos a entregarnos el uno al otro.

Fuimos cambiando posiciones, misionero, ella arriba, en una silla, hasta que llegó el momento, nos estábamos por correr los dos juntos, en ese momento la tiré nuevamente en la cama y la mire a los ojos diciéndole que estaba por acabar, a lo que ella me contestó que también estaba a punto de hacerlo y que por favor acabe dentro de ella. Unos instantes después nos miramos a los ojos y acabamos los dos al unísono, yo dentro de ella y ella conmigo dentro y aferrándome para que no saliera con las piernas. Al terminar de soltar mi última gota, nuestras vistas se cruzaron, sonreímos y dijimos juntos “Te amo”, luego nos besamos unos minutos más.

Salí de su interior y vi que unas gotas estaban escurriéndose, ella se paso la mano para limpiarse y se la llevó a la boca, me dijo “está deliciosa, si no tomara pastillas, seguramente me habrías embarazado con toda esta cantidad”. Se vistió, volvió a besarme y se retiró a su cuarto. Minutos después me llegó un mensaje al celular, era de ella, que decía más o menos así “Gracias por tan maravillosa noche, me encantó, no voy a olvidarla nunca, ojalá se repita. Quiero que sepas que no voy a dejar que tus nenes se vayan pronto de mi interior. Va a ser complicado mirarte mañana mientas estamos volviendo sin tener el impulso de besarte. Era estar follando con la madre de mi amigo. Espero que no quieras dejar de ser mi entrenador personal jajaja”. Le contesté que yo seguiría entrenándola en la ciudad si ella quiere.

Volvimos para nuestras casas, y eso se repitió una y otra vez. Follarme a esa mujer madura con culo grande y coño caliente, no tiene precio.

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