CARMIÑA

Ayer a la tarde iba conduciendo mi viejo Renault por una carretera de tierra. Vi a una minifaldera que caminaba por el lado de la carretera. Estaba haciendo autoestop. Paré a su lado, y le pregunté:
-¿Adonde vas?
La jovencita me miró y vi que era Carmiña, la hija de mi vecino Gerónimo, con el que me llevo a matar, Carmiña, me dijo:


-A casa, señor Enrique, pero si me coge y me lleva y se entera mi padre, le pega dos tiros.
-Sube. Te dejaré en la entrada de la aldea.
-Carmiña subió al coche. Al sentarse, con aquella minifalda, casi le vi las bragas. Aparté la vista, no fuese que despertase mi Pepito… Sin querer, mis ojos se posaron es sus redondas y generosas tetas… y en los pezones que se marcaban en su camiseta… Era obvio que no llevaba sujetador. Mi Pepito dejó de tomar la siesta… Metí la primera. Carmiña vio el bulto de hombre maduro en el pantalón, puso una mano encima, lo acarició, y me dijo:
-Métase por un camino de carro.
-¿Estás segura?
-Tan segura como que mi novio me acaba de dejar tirada y a medio follar.
Cogí el primer camino de carro que encontré. Detuve el coche entre unos pinos. Le eché mano a una manta que siempre llevo en el asiento trasero… Salimos fuera. Entre besos nos desnudamos. Carmiña se echó sobre la manta y me dijo:
-Deme a chupar ese polla.
Me la chupó… la metió entre las tetas. Aquello era estar en la Gloria… estar en la Gloria con la jovencita que más deseaban los hombres de la aldea…. Me picó la curiosidad y le pregunté:
-¿Le estabas haciendo esto a tu novio cuando se corrió, Carmiña?
-Sí.¡No se irá a correr!
-Tranquila.
Le comí la boca…. las tetas y bajé a su chochito. Estaba delicioso… Sus rosados labios los encontré bañados de flujo… Acababa de empezar y ya ella acabó… Se corrió haciendo un arco y deshaciéndose en gemidos. Al terminar de correrse, pase mi legua y tragué el flujo que aún quedaba en su chochitp, después me eché a su lado. Se notaba que nunca se la comieran antes. Su cara era de felicidad absoluta. Aún tirando de la respiración, Carmiña, subió encima de mí… Fue metiendo mi polla en su estrecho chochito… La dejé que me follara hasta que que vi que no podía más y le dije:
-Quítala que me voy a correr, Carmiña… Carmiña, en vez de quitarla la metió hasta el fondo… No pudo evitarlo porque sintió que le venía… Acabamos corriéndonos juntos… Cuando acabó, sin importarle lo que pudiera pasar, me beso. sin lengua, y me dijo:
-Me hacía falta. ¿Lo repetiremos?
-Cuando quieras, Carmiña, cuando quieras.
Como le había dicho. la dejé en la entrada de la aldea.

coches jovencitas

Deja un comentario