Mi fracaso amoroso, mi deseo silencioso.

Me gusta salir al campo, como hoy, un domingo cualquiera en un lugar de campo cualquiera. A mediodía, sentir la hierba fresca, el sol que me da en la cara, y paseando a mi perrita sola y pensativa.
El erotismo de los relatos me estimula todo mi cuerpo, me estremece. Hace tiempo me estremecía un chico el cual y por cuestiones suyas, muy tímido, nunca llegamos a nada. Ese movimiento sensual, sexual y deseo que yo notaba con él, nunca lo sentí con nadie. Y con esa sensación me quedo. Con la apetencia y avidez de poder haber hecho algo, y no haberlo conseguido. Y ahora tocándome mis tetas al aire libre, magreándomelas siento algo parecido.
Un sentir especial de recuerdo, que al tenerlo presente todavía, me estremezco. Mis pezones son extremadamente sensibles. Estimulados con el simple pasar las hojas de un libro, la rugosidad de cada hoja, ese ligero sonido, puede estimular mis agradecidos sonrosados pezones.
Una chica más, que se excita con algo que no pasó, que creo que es la causa infinita que se repetirá, y que tiene que ser así. Algo que no sucedió y que siempre existirá, paradójico pero real, por una perpetua excitación. Mi fracaso amoroso es mi deseo silencioso.

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