Seré una farmacéutica inocente o una escort picarona

Hoy es martes y no tenía ganas de ir a la facultad. En mi cuarto y con la puerta cerrada me distraigo, me hago fotos y me reconozco. Me veo en fotos y me caliento: rubita, con gafas, con bragas o sin ellas, siempre dispuesta a un comentario gentil. Unas palabras sobre mí, sobre mi inocente cuerpo juvenil.

Ahora curso segundo año del Grado en Farmacia, y en Valencia, la tierra de las Fallas. Y de las follas. De las Follas Secas como diría la escritora gallega, Hermenegilda Frontispicio. La literatura también me encanta, en mi habitación guardo libros de ensayos y poesía de hace mucho tiempo. Mis papis se empeñaron en que estudiara Farmacia y aquí estoy. No sé si seré una buena farmacéutica. Lo cierto es que a veces me imagino con una bata blanca y atendiendo a los clientes, de esa forma tan acurada, esmerada y respetuosa que ellas lo hacen. Y no sé si pegaré, si me adaptaré a ese digno oficio del medicamento.

Soy rubia indecisa en mi cuarto sexo a diario

Mi habitación es mi mundo, mi cueva, mi secreto, mi magia, mi calor y mi ardor; mi habitación es mi consolador. Sí, es así como lo siento, porque me consuela cada vez que entro y cierro el pestillo. Hace tiempo ya le dije a mi papi:

-Pon un pestillo, que ya no soy una niña y tú ya eres un hombre, aparte de ser mi papá.
-Sí, hija mía, tienes toda la razón.

Mi padre, Antuán, siempre ha sido muy respetuoso conmigo, al ser la segunda hija y vivir todavía con ellos, lo tiene que ser para cuidarme bien. Mi hermana, la única que tengo, Sonia, ya se fue a vivir con su novio. Ella es mayor que yo, tiene 27 y ya desde muy jovencita salía con Raúl, su novio y ahora su pareja. Conoció el sexo a muy temprana edad. Y ahora ya lo está viviendo con plenitud. Lo hace, según ella me dijo, dos veces al día. Raúl al parecer es muy sexual, tanto como ella. Viven juntos. Y yo, aquí, con mis padres todavía a mis 19 años. Rubia y con 19 años, y más caliente que el cigarro de un vaquero.

Ser escort o farmacéutica una duda razonable

En definitiva, mi habitación, es mi mundo. Aquí duermo cada día con mis novios preferidos: los ositos inofensivos. Ahora están de moda los chicos malotes y todo eso, a mí me gustan los blandengues, inofensivos y hasta temerosos, los que a la mínima tienen que ir a la farmacia para que les recete un ibuprofeno o un gelocatil. Por eso estudio Farmacia. Para que llegue un perdido hombre, ya sea mayor o pequeño, y me diga:
-No me encuentro muy bien, ¿tienes algo para este malestar?

Entonces yo le pueda aconsejar, ir a la trastienda, coger y agarrar la pastilla «ad hoc», apropiada y adecuada para su dolencia y salir de nuevo al mostrador, con la solución en la mano. Y si el chico está bien, quién sabe si le tendré que poner un supositorio. O la chica, porque últimamente, ellas me miran y yo ya no sé que hacer. Además me encanta el porno, veo vídeos muy calientes de chicas por Fakings, el porno casero, Pornohub, y me enciendo que es una cosa tremenda. Más que el mechero de un parado de larga duración. Bueno, esto fue todo, les dejo en mi habitación, con mis libros, mis cremas, mis ositos, y con mi código secreto indescifrable. No sé si al final seré farmacéutica o una escort natural y casera, dada mi pasión por todo lo verde. Estáis invitados a las Fallas de Valencia.

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