Mi fantasía

Este es el primer relato que escribo.
Simplemente es una fantasía que tengo: compartir a mi esposa. Ella es muy bonita, pro tímida y sumamente conservadora. Es cristiana y por eso creo que no cederá a mi fantasía…
Lo único que he logrado es que me envíe o se deje tomar fotos desnuda. Su cuerpo es…bueno, ya lo podrán apreciar en las fotos que adjunto. Es hermosa. Tienes unos senos preciosos con unos pezones rosados que se ponen duros y se expanden cuando, a veces, se deja besar.
Ha hecho ejercicio durante toda su vida, así que tiene un cuerpo firme y tonificado. Algunos excesos de grasa aquí y allá; lo inevitable cuando se tienen 47 años.
El caso es que fantaseo con subir algunas fotos a una página y allí los hombres escriben su admiración por su belleza y por su cuerpo. Obviamente, hay de todo tipo de comentarios.
Mi esposa no sabe de esto; pero un día dejo abierto el portátil en la página y ella curiosea y se detiene a ver los cientos de mensajes y comentarios que han hecho. De repente, un comentario con una foto de un pene erecto le llama la atención. Él le escribe algo sobre sus senos (en la página dije que somos pareja):
“Hola, tienes una esposa con unas tetas espectaculares. Cómo me gustaría correrme en ellas. Me pusieron dura la polla en este mismo instante.”
Mi esposa quiere cerrar el computador y no ver más, pero el miembro de este tipo es grande…
Ella tímidamente responde el mensaje privado:
“Es usted muy directo con sus palabras. Es mejor que me vaya.” Pasa un momento que parece eterno y ella no cierra la pantalla. Está mirando ese pene erecto.
“Disculpe si le he ofendido. No era mi intención. Es que su esposa es muy bella y está como quiere”.
Ella siente algo de rabia por ser tratada como un “pedazo de carne” y le responde:
“Usted está hablando con la esposa. Sea más respetuoso.”
“Perdón señora. No quise ofenderla. Pero realmente me llamó la atención. De hecho, me gusta mucho.”
El disgusto inicial se diluye y da paso a una charla. Esa charla lleva a otra y a otra y a otra. Simplemente mi esposa decide verse con el sujeto a escondidas mía. Ya siente algo serio por él.
El día que se encuentran, van a tomar algo, mientras yo trabajo, a cine (y allí él le planta el primer beso, según me contó ella luego). Y se la lleva a un motel. Él le tiene un regalo: una tanga negra con 3 perlas. Dice que es por cada agujero que le va a llenar con su pene, su vagina, su boca y su ano.
Ella se la prueba. Toman fotos de todos. Las que luego me muestra ella para mi deleite, celos y rabia a la vez. Le queda perfecta.
Ella le había impuesto la condición del uso del condón. Y en una foto se ve que la cumplen. Ella, despojada de sus tabúes, se deja llevar e, incluso, le ayuda a meter su verga dentro de su concha.
Lo hacen por más de 2 horas. Le chupa el pene, cosa que conmigo ni había hecho. Él la llena con su gran falo erecto. Gozando de esa mujer hermosa, que es mi esposa.
En su calentura, ella le dice que se la meta otra vez, pero ya se le acabaron los condones, dice él. Hecha ya una golfa, agarra ese pene y lo dirige a la entrada de su vagina húmeda. Él no cabe de gozo, siente las paredes vaginales de ella calientes y mojadas. Ella chorrea su éxtasis en el pene de él. Lo cabalga como una hembra en celo.
“¡Dámela, dámela…ahhh, quiero tu leche dentro de mí!”
“Mhgg, mhgg, me vas a hacer venir mujer…te clavas en mi verga como una perra en celo…”
“¡Síii, eso soy una perra en celo…quiero tus chorros de semen adentro…ahhh, ahhh, que rica verga tenías…que delicia sentirla…dura como una espada…ahhh”

Los dos se vienen, primero ella y luego él. Se le vino adentro…
Ella me cuenta todo cuando llega.
Yo se los cuento ahora a ustedes.

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