Mi mujer tetona en playa nudista

Tetonas, o mejor dicho tetones playa nudista de mi mujer Sole. Porque con las tetas grandes en la playa era el espectáculo de todos, todos la miraban, cuando fue al agua. Jóvenes, hombres maduros, de mediana edad todos la echaban un vistazo cuando se acercaba a la orilla a remojarse su sagrado coño y su culo gordo. Yo la miraba desde la toalla, y lo cierto es que me ponía cachondo primero verla a ella, y después ver el entusiasmo que despertaba en los bañistas.
Aquella tarde la miré y me excité tanto que cuando vino de darse su bañito, le dije que quería ir al baño con ella aunque fuera por un momento, y ella asintió.

Nos secamos y nos acercamos al chiringuito que había cerca de nosotros con esos tetones playa nudista para pedir algo. Y cuando nadie nos miraba nos metimos los dos dentro. Ella estaba solo con el bikini, ya que se lo había puesto para ir al baño. Se lo quité nada más entrar, esos dos tetones cayeron por su propio peso. Menudas tetas grandes de mi mujer, empecé a tocarlas,a chuparlas, me estaba excitando mucho. Le dije si no se daba cuenta de cómo la miran cuando va al agua. Me dijo, que claro que sí, que le gusta que la miren, le gustaba poner calientes y cachondos a todos los tíos.
Le di media vuelta y le bajé el bañador de abajo, pude notar su culo gordo, caliente del sol, lo toqué y me dijo que qué quería hacer.
Automáticamente le dije que me la quería, follar.

-Sole, no aguanto más, quiero follarte.
-A qué esperas -me dijo.

Tetones playa nudista con mi mujer en lavabo

Me retó sin decir ni palabra, en ese momento yo ya estaba empalmado, tal cual estábamos me bajé el bañador y busqué con la punta de mi polla su agujero. En primer momento solo logré encontrar su raja, su coño. No rehusé a penetrarla por aquí, porque estaba muy mojado y eso me facilitó poder meterla con facilidad.
No té su vagina caliente con la punta de mi polla, y se la metí. Ella suspiró, y se la volví a meter y notaba esos tetones moverse en la playa nudista. Notaba mi gusto hasta los huevos, y ella también porque gemía. Sus tetas se aplastaban contra la pared del pequeño lavabo, su pelo inundaba mi nariz en mi ímpetu por follarla, su olor a mujer me comenzaba a atacar sin prejuicios.
La arremetí, las embestidas se hacían más fuertes y repetidas y mi calor corporal aumentaba.
-Dame más fuerte cabrón no noto nada con esa micropolla.

Me dijo ante mi sorpresa que puta la Sole, no solía hablar mal, pero estaría muy caliente así que di más fuerte aún. Así que la estaba follando duro en aquel pequeño lavabo de chiringuito de playa.
Mi gusto fue a tanto que cuando me quise dar cuenta me venía la corrida, a ella aún no, así que saqué la polla, y encima de su culo descargué, me corrí, pringando todas sus nalgas calientes.
Ella me dijo que ni se había corrido ni nada, volvimos a la playa, ella decepcionada con mi micropolla, quería más.

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