Fiesta de fin de Curso

Llegó el día de la graduación pensaba en mi primera vez gay, por eso fue difícil conciliar el sueño. Pero estaba decidido a que este sería mi último eslabón para ocuparme de mi vida Gay, ya la decisión estaba tomada, no me iba a negar más lo que mi carne pedía. Necesitaba hacer realidad todo con lo que he fantaseado y no pretendía esperar.

Parece mentira que a mi edad con todas las hormonas a flor de piel y todas las oportunidades puestas en bandeja de plata no hubiese cedido a la tentación de estar con otro hombre, pero realmente sentía temor, no existen muchas referencias sobre sexualidad gay.

Mi primera vez gay no fue con Eduardo, todo paso de la siguiente manera:

Luego de la ceremonia llegue a mi casa para arreglarme y ponerme presentable, empecé con una camiseta blanca con una franja azul que me resaltaba mis brazos, decidí estrenarme unos Brief blancos y un pantalón que resaltaba mi bulto y mi trasero, estaba listo para la fiesta de fin del año escolar, Eduardo pasó por mi, no podía creer lo que mis ojos admiraban, era todo lo que yo podía pedir de un hombre, me saludó y me abrazo, mi nariz se llenó de su olor, no quería soltarlo, aproveche para sentir ese paquete entre mis piernas que desde las duchas del colegio se notaba su gran tamaño.

Mi primera vez gay paseando con él

Caminamos hacia la casa de nuestra compañera y no podía evitar quedarme atrás para notar su cuerpo tan definido y su caminar de malo que realmente me volvía loco, hablamos de cosas banales, nunca he podido comprobar que Eduardo sea gay o que sienta atracción por los chicos, pero no se puede negar que existe química entre los dos, nuestra relación de amistad parecía una relación de pareja con todo lo que lleva esta a excepción de los besos y el sexo.

Cuando llegamos a la fiesta todo transcurría normal, lo típico de cualquier reunión de amigos, licor, baile, drogas y algunas parejas que parecían literalmente follando en la sala de la casa, somos un grupo de 5 amigos los que tenemos mayor camaradería, no faltaron los comentarios por las niñas del salon y es que realmente se esmeraron por estar lindas para ese dia. Con el transcurrir de la noche todos empezamos a sentirnos mareados producto del alcohol y unos cócteles que al juzgar por su apariencia debían estar compuestos por algún ingrediente adicional, sentí que esa noche iba a ser mi momento para declararmele a Eduardo.

Atracción fatal por la masculinidad ibérica

Empezamos a jugar a la ronda, donde cada persona es puesta en el circulo sola o con pareja y hacen su mejor baile apoyados por todos los que están alrededor, honestamente es algo que detesto ya que no tengo mucho ritmo cuando de bailar se trata, sin embargo había algo motivante, cuando alguien salía al centro del circulo otra persona sin importar si era hombre o mujer también era empujado para que lo acompañara en la coreografía. El momento de Eduardo llegó, mi mirada estaba clavada en su pantalón y sus movimientos.

Por eso, deseaba salir y sentir su cuerpo sudado acompañando el mio, no sabia como empujarme yo mismo hacía él, tampoco pretendía quedar en evidencia de mi inclinación sexual, pero pude sentir la mirada de Eduardo unos segundos que fueron eternos en mi mente, era como un llamado telepático o una fuerza que me tiraba hacia él, pero para mi sorpresa, en el momento de decisión final donde había tomado todo el valor de aceptar un pequeño empujón de una compañera, Dayana tomo mi lugar. Logre odiarla por un momento, sentía que me quitaba lo que era mío, pero bueno era hora de despertar, vivimos en un mundo donde lo común es lo heterosexual y además no tenía ningún compromiso con eduardo más que el que yo había creado en mi mente.

Movimientos masculinos sensuales para mis sentidos

Sus movimientos eran sensuales, la música se prestaba para bailar despacio y sexy por parte de los dos, ya la escena para mi no se notaba divertida, cada movimiento que daban sentía una pequeña punzada en el corazón, era una combinación entre rabia y excitación, podía imaginarme perfectamente en la posición de Dayana sintiendo sus grandes manos en mi cintura, rozando su sexo con mi trasero, sintiendo como puede crecer entre la mitad de mis nalgas.

Hasta que por fin su turno pasó y llegó el mío, sentía una necesidad profunda de hacer sentir celos a Eduardo, aunque ní se si por su mente podría pasar ese sentimiento, pero qué más da; hice mi mejor esfuerzo, una de las niñas del grupo bailó conmigo pero al final me acerque en forma de broma a Alberto y simule un pequeño toqueteo para intentar poner mi plan a funcionar. El de llevar a cabo mi primera vez gay o al menos observar mi reacción ante un hombre.

Logre un efecto diferente, no fue el esperado, Eduardo siguió como si nada en la fiesta, pero empecé a sentir algunos acercamientos por parte de Alberto, él no estaba nada mal, me hablaba borracho o drogado y se me acercaba de más, poniendo sus manos en mi cintura y dándome una caricia suave. Ya en plena madrugada observe como Eduardo se besaba con Dayana.

Buscando en él mi primera vez gay

Esto para mi fue una sorpresa, era la primera vez que veía algo así de su parte en vivo y en directo, me cegué de la rabia y emprendí camino a mi casa, mi mente volaba. Pensaba en mi primera vez gay, lo satisfactoria que podía llegar a ser. Y mis lágrimas caían por mis mejillas, me sentía traicionado, estaba por llegar cuando Alberto me alcanzó, me abrazó y me propuso dar un paseo por el parque mientras fumábamos algo de yerba, no quería llegar a mi casa y acepte.

Espero Contarles en que termino todo esa noche.

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