Esperando mensaje

Tapada con una manta, sentada cerca del hombre que no consiguió nunca excitarla, esperaba que su deseo despertase. Por fin llegó ese mensaje que haría humedecer sus braguitas…..era un simple «Hola».

Su cuerpo se estremeció al leerlo. Su imaginación se disparó porque ya sabía que lo que estaba por llegar, lo deseaba, lo estaba esperando durante toda la mañana…. pero no llegó hasta la hora de sentarse después de un día cotidiano y aburrido junto a su marido, el hombre soso y sin ganas ni de mirarla. No sabía por qué ocurrió pero estaba claro que había dejado de desearla. Y ella también dejó de sentir atracción y deseo, quedando sumida en un letargo hasta que apareció él. por casualidad lo descubrió y sin conocerle comenzó a intercambiar mensajes formales pero poco a poco descubrió que era alguien especial, alguien que ve la esencia se su sensualidad, los detalles que la hacían atractiva y muy deseable.

Como una adolescente, esperaba cada momento el mensaje que despertaba su cuerpo, sus ganas, lo que le daba vida en esos momentos de su vida en que todo era monótono.

Respondió con el mismo saludo «Hola».

El siguiente mensaje que recibió fue «Tengo ganas de lamer cada suspiro tuyo», el cual hizo que se excitase más de lo que ya estaba.

Su mano se metió entre sus piernas, sus braguitas mientras esperaba otro mensaje. » Dime que estas preparada para mi», respondió con un simple » Si», y se le escapo un suspiro, lo que hizo que su pareja y culpable de monotonía que estaba cerca de ella la mirase.

No le importó, siguió acariciándose bajo la manta, sintiendo como sus dedos le daban placer mientras imaginaba que eran los dedos de su amante virtual.

Cerró los ojos, imagino que en su cuello sentía sus labios, que sus dedos aceleraban el ritmo de sus caricias….. en su mente ella se dejaba llevar, en su cuerpo su respiración se aceleraba, notando que no tardaría en que un gran orgasmo embarcarse su cuerpo.

«Abre las piernas, mi boca quiere tu esencia» fue el siguiente mensaje. Al leerlo gimió mas fuerte, lo cual hizo que la volviese a mirar con el ceño fruncido. » Es todo tuyo», le respondió.

Sus dedos se humedecieron mas aún. Era la antesala del orgasmo esperado.

Mientas su cuerpo recibía el placer esperado miraba al hombre que nunca consiguió llevarla al éxtasis que acababa de sentir, sentia un morbo inexplicable….