El diario secreto parte 2: Decisión

Por más vueltas que le daba al asunto solo se me ocurrió una solución, tenía que hacer que Marco se sintiera querido y apreciado. ¡El me deseaba! ¡Mientras no crucemos la línea, creo que puedo hacerlo!
Nuestra cena no fue diferente a las que estaba a acostumbrada a tener, una mesa demasiado grande, todos callados en nuestros asuntos. Papa con su celular asiendo sus “negocios” legítimos. Mama con una obvia resaca y de vez en cuando dándole miradas fulminantes a Marco. María no se encontraba en la casa (como de costumbre), Marco comía en silencio, intentando no hacer contacto visual con nuestra madre. Y por último yo me limitaba a comer mi ensalada para controlar mi peso. Terminada la cena, nuestros padres abandonaron la casa y la mayoría de los sirvientes terminaron su turno laboral; por lo que me quede prácticamente sola con Marco.
–¡Sofía. ¡Tengo algo que contarte! –¿Tienes un momento?
–¿Puede ser mañana? –Hoy fue un día muy largo (sabía lo que quería decirme)
–Claro… Por supuesto. No hay problema. –¡Que duermas bien!
Ya en mi cuarto me puse el camisón blanco transparente, que había comprado en la tienda de lencería. Me quedaba perfecto (pase casi cuatro horas eligiéndolo). El camisón, dejaba observar de forma medianamente transparente, mi sostén blanco, mis bragas blancas con moñito rojo y tapaba por la mitad mis medias blancas (lencería también) y por ultimo llevaba zapatos de tacón blanco. Mi único inconveniente era mi sostén, que apenas podría contener mis pechos, por lo que esperaba que eso no lo asustara (que inocente era en esa época) Pero por lo demás, me veía igual que una modelo que usa estas cosas, o quizás como una de esas estrellas porno.
Cuando llegue a la puerta de su habitación, note que todos mis instintos me decían que me fuera. Armándome de valor por fin toco la puerta.
–¿Quién es?
–Mar… Ejem. ¡Soy yo, Sofía! ¡Puedo entrar!
–Seguro. ¡Pasa! La puerta está abierta.
Cuando entro al cuarto su cara fue todo un poema. Por nada creo que casi le doy un infarto. ¿Es extraño que me haya hecho un poco feliz?
–¿¡SOFÍA?! ¿¡QUE DEMONIOS?!
–¡SILENCIO! ¡Por favor, no digas nada! –¡Me muero de vergüenza!
Apago la luz del cuarto y me acerco lentamente hacia Marco (con el corazón a 10.000 revoluciones debo añadir). Luego con un dedo tapo su boca y lo empujo suavemente hacia su cama (espero no haberlo lastimado)
La única luz en el cuarto era la de la luna que se filtraba por la ventana, dejándonos ver de forma tenue al otro. Por mi parte yo veía a un chico de 16 años, de cabello rubio, ojos verde mar, con la mitad de su rostro lleno de vendas, junto con sus brazos.
–¡No digas nada! –¡Quédate quieto por lo que más quieras!
Ignoro si fue por la sorpresa, pero Marco no se resistió en lo absoluto, por lo que procedí a quitarle esos horribles pantalones marrones y esa rara camisa a rayas.
Incluso de pequeños nunca supe cómo se veía debajo de su ropa, ya que nunca quería bañarse con nosotras (ahora sé que bañarse no es una de sus actividades favoritas). Las quemaduras no se limitaban a parte de su rostro o sus brazos, casi todo su costado izquierdo se encontraba de color rojizo.
Fuera de los videos porno o material hentai que mire para prepararme, para cuando llegara este momento, tenía cero experiencias (esperaba hacerlo bien)
Procedo a dejar al descubierto a su pequeño amigo, el que ya estaba duro como una piedra. Su pene no era tan grande como el de los videos, pero eso no me era importante.
–¡Sofía! –¡No es tarde para detener esto!
–Eso dices. ¡Pero este amiguito dice lo contrario!
Dicho eso proceso a hacerle una paja a su cosa palpitante.
–¿Qué se siente que tu sexy hermana mayor la cual es deseada por todo el colegio te esté haciendo esto? (debería dejar de ver tanto hentai)
–Hermana, te lo ruego detén esto.
Sin hacerle caso proceso a quitarme el sostén (gracias al cielo) y comienzo a hacerle una rusa, lubricando su cosa con mi saliva.
–¡Ya deja de mentirte, hermanito! –¡Se bien que lo deseas tanto como yo!
Comienzo a chupárselo mientras su pedazo se encontraba entre mis enormes pechos. Lo que hace que finalmente acabe en el interior de mi boca. Su sabor no fue nada de lo que yo esperaba, era espeso, salado y muy concentrado (no sé porque las chicas de esos videos les gusta tanto). Pero de igual manera aguanto una arcada y me lo trago todo; luego miro a Marco mostrándole mi boca casi vacía de su semilla (moviendo mi lengua de arriba abajo)
Marco se encontraba agitado, con el rostro lleno de éxtasis y confusión.
–¡Oye, no es justo que solo tú lo disfrutes!
Me quito lentamente las bragas y me acuesto a un lado de la cama abriendo las piernas de par en par.
–Si no quieres hacerlo, ¡lo entiendo! –¡Me iré y fingiremos que esto nunca sucedió! –¡La decisión es toda tuya!
Me observa un momento con ojos llorosos, para luego abalanzarse sobre mí para lamer mis tetas y frotarlas junto con mi parte inferior. Después baja su cabeza y chupa mi clítoris con mucha rudeza (alguien también estuvo viendo videos prohibidos)
– ¡Se siente muy rico! –Sigue. –¡Mas fuerte!
–Sofía, ¡sabes muy bien! –No puedo dejar de saborearte.
–¡IDIOTA! No te dije que no hablaras. No es el momento para decir esas cosas (no pude evitar sonrojarme, suerte que estaba oscuro)
De un momento a otro expulsó mis líquidos, mientras mi hermanito se los traga dodo (fue mucho mejor que masturbarme sola)
–Bueno, ya se hace tarde, deberíamos dormir.
Sin previo aviso, me tumba de nuevo sobre la cama y me enseña su nuevamente erecto pene. No podía creer que otra vez estuviera duro.
–¿Puedo meterlo?
Lo decía mientras frotaba su cosa en mi húmeda vagina. Lo cierto es que no quería pasarme de la raya, solo pensaba hacerle una mamada y ya. Pero habiendo llegado hasta este punto, me preguntaba, ¿qué pasaría si digiera que no? ¿Mi rechazo nos dejaría en el punto de partida? Es un día seguro, pero tampoco tenía condones. ¡Me olvide de todo! De mis familiares, el infiel de mi novio, los hipócritas de mis “amigos” y para bien o para mal deje que mis emociones tomaran el control.
Acaricio suavemente el lado de su rostro, que no se encuentra lastimado.
–¡Puedes meterlo! –¡Pero se gentil! –¡Es mi primera vez!
Marco intento penetrarme un par de veces, pero no le atinaba, o su cosa resbalaba (tengo que admitir que eso me pareció adorable).
–Carajo, carajo, carajo… (De nuevo acaricio su mejilla)
–Tranquilo. –¡No me voy a ningún lado! –¡Puedes hacerlo!
Eso tuvo un efecto tranquilizador en Marco y después de un rato finalmente me penetro. Lo que dicen de la primera vez era cierto, dolía como el demonio. Pero con el paso del tiempo empezó a sentirse muy rico.
Luego Marco dejo de cogerme de misionero, y empezó a hacerlo de perrito; llegando aún más profundo. Me sujetaba del cabello mientras de vez en cuando me daba una que otra nalgada en mi perfecto trasero descubierto.
Nuestros cuerpos sudaban con gran intensidad, mientras realizábamos el acto del amor.
–Sofía, no puedo creer que esto sea real. –¿Esto es un sueño?
–¡NO INPORTA! (intentando no gemir muy fuerte) –Solo cállate y cógeme. –Sí, sí, sí, sí… ¡HASTA EL FONDO!
–¡Ya no lo soporto más, Sofía! –¡Voy a acabar! Otra vez. –¡¡¡AAAAA!!!
Dicho eso, ambos lo hicimos casi al mismo tiempo. Pero no nos detuvimos ahí; descansando y haciéndolo durante horas, perdí la noción del tiempo. Pero cuando, ya no pudimos más, mire el reloj del cuarto (las cinco de la madrugada)
–La concha de su…. –¡En cuatro horas tenemos que estar en el colegio!
Marco me abrazo de improviso.
–¡Por favor, quédate un rato más!
Sus palabras con honestidad me derritieron el corazón, pero no debía olvidar que me llevo a hacer todo esto. Así que tomo las sabanas de su cama todavía manchadas con la sangre de mi himen y me cubro con ellas.
–Entonces, tu… (sello sus labios con un mi dedo índice mientras sostengo la sabana con la otra mano)
–¡Escúchame, por favor! –No me malentiendas. No fue la lastima la que me hizo hacerlo. –¡Quería que vieras lo importante que eres para mí! –Pero, solo puedo verte como mi hermano pequeño. –No podemos ser nada más, como bien sabrás. –Sé que algún día encontraras una chica, que vea al buen hombre que yo sé que sos. –¡Júrame por esta noche, que, si tienes problemas de cualquier tipo, hables conmigo primero!
El me mira un segundo en silencio antes de pronunciar palabra alguna.
–¡Te lo prometo hermana! –¡Juro que siempre estaré para ti, sin importar nada!
Antes de irme le doy un húmedo beso en los labios, que no salió muy bien (le mordí el labio por accidente)
–Jajaja. Me disculpo, nunca antes había besado a nadie. –No te preocupes, mañana dejare tus sabanas en el servicio de limpieza. –Aunque tenderé que inventar una buena excusa, ja jajá. –¡Intenta descansar un poco!
Antes de irme Marco, quería decir algo más, pero se lo guarda para sí mismo. Caminando por los pasillos veo que el cuarto de María, tenía las luces encendidas. Probablemente recién habría llegado, aunque se encontrara tan agotada que probablemente ya esté dormida.
Ahora en mi cuarto preparo todo para darme una ducha rápida, cuando noto que la semilla de marco continuaba goteando de mi entrepierna. Increíble, y eso que dije que no iba a pasarme de la raya. Terminado mi baño, me acuesto en la cama esperando descansar, aunque sea un par de horas.
–¡Que gracioso! (Ablando sola) –Como si realmente pudiera hacerlo. Jajaja.
La risa se transforma en un océano de lágrimas y sollozos.
–¿Por qué carajos me siento así?