La importancia de los consejos para buscar pareja y trucos para ligar

Carolina por fin había descubierto los trucos para ligar. Y no fue nada fácil. Rosita, su mejor amiga de la infancia se los había proporcionado. Y ahí supo apreciar la importancia de los consejos para ligar y de que alguien te ayude en la dificultad. Cansada de tanto rechazo y plantones en sus citas esporádicas, decidió que la mejor manera de solucionarlos era establecer un orden en toda aquella vida agitada y descontrolada. Porque el que no sabe lo que quiere, no puede ser feliz.

Vivía en un pueblo con muy pocos habitantes de la provincia de Ciudad Real, un pueblo entre Almagro y Puertollano, de cuyo nombre no puedo ni quiero acordarme, era soltera, solterona a decir verdad. Con sus cuarenta años cumplidos era la envida de muchas, y el amor de muchos. Morena, picarona, seductora e incluso invasiva, se comía a los hombres con un simple mirada.
Pero precisamente era esta fuerza natural que la embargaba y dominaba de arriba a abajo, lo que asustaba a los machos provinciales.

Rosita y sus consejos para buscar pareja y trucos para ligar

-Estoy cansada de acudir a citas, y ninguna es productiva, ni exitosa. No sé qué pensar, ¿seré yo, o ellos?- Carolina, apoyada en el pollete de la ventana, de su casita blanca en la Mancha, donde tantas veces Don Quijote hizo de las suyas; ahora ella, divagaba y vagabundeaba entre la idea de culpabilidad o la mala fortuna de su soltería infinita. El blanco de las paredes graníticas de las casitas quijotescas, contrastaba con el negro del tanga que portaba la moza; un tanga que le sobraba por todos los sitios, es decir, que le faltaba ropa para poder cubrir sus espectaculares nalgas. Una mujer impresionante, mirando por la ventana a pecho descubierto.

-Quiero tener pareja, pero no sé como, ni cuándo, ni por qué, tendré que pensar en algo para solucionarlo- pensaba y pensaba, mientras miraba por la ventana, en una altura de un piso, ella no sabía qué hacer.

Carolina tenía una amiga de la infancia, Rosita, la cual desde la tierna juventud, ya tenía buena relación con todos los mozos de la zona, vamos, que era sueltecilla de amarres; toda una experta en el arte amatorio descontrolado. Y sería ella, Rosa la casada, quién situaría en la senda del amor y la buena voluntad a su amiga de los albores de la niñez.

– Hola Rosi, acudo a ti, y hace tiempo que no nos vemos, pero tengo una duda muy grande, muy grande que hasta me nubla la vista, ¿por qué no ligo con los mozos del pueblo?. He pensado, que tú, al tener tanta experiencia con ellos, me podrías ayudar en algo, ¿es así?- y se calló, esperando la respuesta y sabiendo que era mucho el tiempo que había transcurrido sin verse, no sabría cómo se tomaría su amiga, tal encuentro.

Había acudido a casa de Rosi, casada felizmente con Antonio, un herrero del pueblo cercano, que se había quedado prendado de los generosos manjares de la promiscua manchega, y llevaban felizmente casados más de un lustro.

Buscar pareja ya no fue difícil para la maciza solterona

-Mira Carolina, nos conocemos hace tiempo, ya ni me acuerdo de la última vez que nos vimos, te asustaba tener relación conmigo porque era la más suelta del pueblo, más ligera que la mantequilla, y más suelta que el ojo de «Triki el monstruo de las galletas»; y no querías tener mala reputación por el hecho de estar a mi lado, es eso cierto, ¿verdad?

-Sí, es así- afirmó con rotundidad y asintió sin ninguna duda, con la mirada baja, nuestra amiga morena solterona.
-Bien, te voy a ayudar, por el cariño que nos tenemos de hace décadas, pero que no sirva de precedente, ahora estoy muy bien con Antonio y no quiero despistarme en mi matrimonio. Y por lo que respecta a tu inquietud, te diré que en menos que canta un gallo, tendrás pareja, como Dios manda. Lo que pasa contigo, mi querida Carolina profana es que, a pesar de tener ese cuerpazo que no te lo mereces y esa boca que más de uno querría probar, tu actitud arrebatadora y ansiosa puede contigo y con los hombres. Te los comes antes de hora, y lo que cuenta para una mujer es la seducción y la espera. Los trucos y las tretas. Las tetas para más tarde, que es lo único que tú antepones, tus melones, y así no vas bien.

En ese instante, Carolina, escuchando a su amiga de la infancia Rosita, pudo comprender qué le estaba pasando, qué ocurría con ella y sus fracasos con los hombres. Su ansia descontrolada, su ansia viva podía con ella. Realmente era toda una mujerona, pero de qué le servía si con su actitud espantaba y asustaba a cualquier hombre.
Nuestra morenaza amiga, salió de casa de Rosi, le dio las gracias y comenzó a usar todas las argucias, astucias y artimañas que una mujer sabe utilizar, y se dejó de tanta teta por mostrar. Y desde aquel día, comenzó a tener citas en cada una de las páginas web más famosas y de rabiosa actualidad; Carolina, la solterona manchega, se convirtió de este modo, en la mujer del mes en cada uno de los portales de citas de España, recibiendo flechazos, besos virtuales y citas reales como ninguna otra mujer. Actualmente ya tiene cita para el día de su boda.

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