Solo me dejó hacer una foto

Solo me dejó hacer una foto. Ella, mi mujer llamó como es de costumbre a su amigo, y follador.
Mi mujer de 47 años aún está de buen ver, morena, de vestimenta pija pero sin llegar a llamar demasiado la atención, trabaja haciendo nóminas en un departamento de recursos humanos, es como la jefa ya de su departamento. Lleva muchos años.


De vestimenta en invierno con sus chaquetas hasta la cintura, bien vestida, pero cuando llega a casa es todo un torbellino. A mi prácticamente no me deja ni follarla, ella disfruta más con su amigo que conmigo.
Aquella tarde llegó como siempre sobre las ocho como mucho.
-Vete a tu habitación ahora, me voy a duchar que ya he quedado con él que va a venir en un cuarto de hora.

Cuando me decía él, era su amigo, ya no era nuevo para mí, ya que venía que sé yo una vez cada tres semanas o así. Cuando mi mujer estaba caliente.
Ella me ordenaba y ese día, ya también era costumbre yo no decía mucho, es más, no decía nada. Mientras yo me metía en mi habitación, la nuestra de matrimonio, ella se despojó en otra habitación que tenemos de todo lo que llevaba del día laboral.
Yo prácticamente ni miraba pero tenía curiosidad, a pesar de no ser la primera vez, de todos sus movimientos. Esta tarde venía convencida a ponerme bien los cuernos.
Yo la oía cómo se duchaba, caía el agua, y yo lo oía todo, se estaba duchando para estar bien limpia, pero no para mí. Yo opté por sentarme en la cama. De pronto, ya paró el agua y apareció ella desnuda con sus tetas flácidas de pezones marrones fuertes, vencidas por la edad y el tiempo. Pero en ningún caso, mustias o marchitadas de los años, ya que apreciaba la dureza de los pezones, que seguían en forma. Estaban gordos.

– He quedado con él, tengo ganas hoy de follar cornudo
– Sí?
-Sí, y hoy vas a ver cómo me folla mi macho, lo vas a ver porque vas a estar aquí presente. A ver ven aquí, cornudo

Me acerqué y no sabía lo que ella iba a hacer

– Bájate la cremallera y sácatela

Hice lo que me dijo.

-Ven, estás excitado, guarro y eso?- me dijo ella
-sí , no lo sé.

Me empezó a masturbar con el pene fuera de mi pantalón, me miraba

-con esto, sabes, lo que puedes hacerme?
– poca cosa?-dije
-poca cosa no, nada

Me miraba desafiante mientras me masturbaba
Me excitaba verla así.

-solo vale para tenerla así, metida en tus calzoncillos, y encima te estás mojando cornudo.
-Si es cierto- la dije reconociéndolo, porque era verdad lo que me decía.

-Anda guárdatela.

Y así que me la volví a meter, toda mojada y pringosa.
Llamaron a la puerta era él. Entraba todo decidido a follársela, no era la primera vez, así que venía confiado.
En un momento estaban los dos en la habitación y ahí, al lado.

-Siéntate ahí cornudo- me dijo ella
Yo a ella sí, pero a él no me gustaba hacer lo que me dijera.

– Qué quieres putita mía, esto?- le dijo él delante de mí, mientras se la sacaba como yo había hecho hacía un momento, pero esta vez, asomaba una polla grande para ella.

-Vaya pollón, así me gusta, en forma, no como el cornudo que tenemos aquí- le dijo ella con admiración.

Le empezó a pajear como había hecho hacía unos minutos conmigo, pero esta vez estaba cogiendo una polla grande, que le sobraba por los dos lados.

-Ves, lo que es una polla, cornudo
-Sí- tuve que admitir.

– Ponte a cuatro patas puta que nos vea follar.

Se pusieron a follar sin más delante, los veía y me miraban.

– Ves, cornudo- me decían de forma intercalada uno y otro.

Mi mujer tiene un culo y nalgas morenas y carnosas, él estaba disfrutando como un loco y oía el chasquido de los embites. Y el olor que los dos desprendían follando.

Ella le dijo a él:

-Te gusta cariño?-
-Ponte encima, que te vas a tragar mi polla, tu coño la pide y mucho. Siéntate encima- la ordenó

– Sí cariño – le dijo a él

La empezó a follar, ella montada cabalgando ese pollón.
– Ven aquí marido cornudo, échanos una foto- me dijo él

Al final, tuve que obedecer, y ahí salió la foto. De los dos follando.