Hacía cinco minutos que se habían presentado lo dos. Pareja de cornudo y zorra, ella para mí, él para nadie. Solo para entregármela y yo saborearla.
Morena, media altura, vestido, coño caliente y con ganas de verga. La mía para ella.
El marido solo estaba para traérmela y hacernos algunas fotos. No pasaron ni cinco minutos cuando ella ya se me estaba restregando, venía caliente perdida, había gente alrededor así que nos fuimos a una zona más deshabitada. Estábamos en una zona de parque.
Le subí el vestido, menudo chichi tenía, como a mi me gustan, le dije al marido que se estuviera callado y que mirase. Él solo obedecía. Toda caliente la tía, me tocó la verga, bien gruesa y larga. Se me pone bien grande, aparte de colgarme en reposo, con chochos así se me descapulla rápido, se pone descomunal.
-Como a ti te gusta no?
Le dije a ella, que ni habló, se limitó a tocármela la zorra, me la buscaba con la mano, él miraba con más ganas que ella casi, pero a mí solo me van las mujeres, las zorras, y ellos miran con la envidia de ver cómo disfruta la mujer.
Se puso loca pajeándomela cuando ya nos fuimos solos. Disfrutó como una buena puta. Me la puso gordísima, mi tranca empezó a pedir chocho, me iba a reventar dentro del vaquero, así que saqué el rabo.
-Toma zorra, come, toda para ti
Ella tragaba, se arrodilló y empezó a mamarme todo el trancazo, ahora ya todo empalmado, se la metía en la boca hasta la mitad, pero ella disfrutaba como una buena mujer.
-Te gusta perra?
-Sí…agggmmmmmm
No paraba de comer, hasta que me vine en su cara, la corrí entera. Le dejé de leche hasta las orejas. Ni se limpió. Le dije.
– que te limpie él.
Les dejé ir. Guardé mi tranca para otra vez. Me llené de gusto de ver a esa pareja, directa a por mi nabo, se fueron agarrados sin más. Pueden comentar si les gusta la esposa caliente. Saludo a todos los que me lean.
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