Un dia inolvidable en mi cuarto

Para iniciar con el relato erotico les diré cómo soy físicamente: soy una chica de 19 años con 1.65 cm de estatura de constitución medio gruesita, pero no soy gorda. Tengo unas nalgas duras y redonditas unas piernas gruesas y tersas, tengo los senos mas o menos grandes,tetas grandes, (un detallito es que sé exhibirlos sin parecer puta), mi carita es medio redondita soy algo cachetoncita tengo ojos grandes y penetrantes unos labios carnosos y sexys y cabello negro liso y sedoso. No tan largo pero se ve bien y bueno tengo una bonita figura y se arreglarme bien cuando me lo propongo ….

El relato de una perra caliente en casa

Bueno este relato empieza hace ya un tiempo atrás yo conocí a un chico en una discoteca y al poco tiempo nos convertimos en novios. Ahí empezó toda una travesía. Mis padres son creyentes de dios y por ende siempre me andan recomendando que no tenga relaciones antes del matrimonio, (uff pero si supieran lo salvaje que soy en la cama, lo que llaman un putón desorejao, o la más puta de la clase, vamos, que mi coño es el volcán del Kilimanjaro). A lo que iba, resulta que al momento que salía con mi novio pasaban cosas en la calle como los típicos morreos largos, siempre sus besos fueron apasionados y me hacían mojar todita cuando volvía a casa; a él no se lo decía, pero tenía en casa que masturbarme como una colegiala.

Muchas veces me abrazaba por atrás y agarraba mis pechos grandes y los apretujaba y otras bajaba su mano a mi vagina; y esto hacia que me mojara, otras veces cuando nos besábamos me agarraba las nalgas y siempre que subíamos en algún ascensor, se pasaba el rato manoseándome.

Un día estábamos en mi cuarto mirando una pelicula y él empezó a meterme mano bajo la playera y el sujetador. Yo empezaba a excitarme como una perra caliente, de relatos porno, y luego me agarró del cuello con su boca y me empezó a besar. Nos besábamos apasionadamente y subió encima de mí, para quererme montar como a una perra. Y seguíamos besándonos y noté cómo sus manos empezaban a desvestirme y yo empezaba a hacer lo mismo. De todas formas, no estaba muy segura porque pensaba que en cualquier momento llegarían mis padres o mis hermanitas, así que lo detuve y me puse de pie, porque ya estaba mojando toditas mis bragas. Así que, muy a mi pesar, le hice entender que eso no estaba bien y menos en mi cuarto, él me agarro de la mano y me dijo que me tranquilizara y que eso era lo mas excitante que iba a hacer en su vida.

Su mirada me dijo que me iba a dar lo mío

Me dijo con mirada firme y segura que no pasaría nada, que no temiera a mis padres que iba a sentir cosas inimaginables cuando se bajara el pantalón y me enseñara el rabo que tenía entre las piernas. En ese momento, yo no supe que decir, porque puta sí que era yo, pero cuando me lo dijo con esa determinación mi coño se hizo un vaso de agua: solo quería rabo. Estuve a punto de salir de la habitación hacía cinco minutos, pero ahora ya no, ahora quería ver su polla gorda y dura de macho en celo a media mañana. Así que cuando él cerró la puerta me agarró de la cintura y me besó apasionadamente. Me besó el cuello y luego me sacó el sujetador y empezó a juguetear con mis pezones gordos y gruesos y yo solo gemía de placer y me dejé llevar tanto, que ahí mismo me dio un orgasmo en la puerta de mi cuarto, de lo perra caliente que me había puesto, el muy cabrón de mi amigo.

Él sintio como me mojé toda así que agarró mi mano e hizo que tocara su paquete que estaba hinchado y con mucha calor así que yo metí mi mano bajo su boxer y empecé a pajear ese pollón que me calentó como a una guarra de instituto buscando tíos. La masturbé y pajeé sin parar, al momento que mi chocho humedecía y notaba como el flujo caía por mis muslos gordos de gorda cachonda. Luego saqué la mano de su nabo y se lo empecé a chupar como es debido, lamiendo como si fuera un caramelo gordo y un chupa chups, pera una experta mamando, ya me lo habían dicho y se lo quería demostrar. Su nabo era tan grande tan grueso tan delicioso que me encantaba chuparlo y ver su cara de placer escuchando como gemía el muy cabrón y cerraba sus ojitos hermosos. Se corrió en mi boca su leche era muy espesa y con grumos deliciosos y no desperdicié ni una gota. Proteinas para la zorra de la chupona, que era yo misma.

Me agarró de la mano y me llevó hasta mi cama donde me volvió a besar y me hizo recostar de espalda para luego recorrer mi cuerpo a besos hasta que llegó a mi clítoris todo hinchado y gordo, y oleroso, y donde empezó a juguetear y a meterme el dedo por la vagina como si fuera su polla. Yo quería su polla de verdad.

Con su dedo en mi coño vi las estrellas

Con lo cual y en ese momento de meterme su dedo largo anular, me excité y me mojé mucho, cerré lo ojos y solo disfrutaba de aquel delicioso momento. Ya que de un momento a otro sentí que dejó de lamer mi sexo y sentí con la punta de su pene empezó a penetrar. La verdad era lo que más quería, notar ese trozo de polla en mi coño, lo pasaba lentamente como jugando con su punta y mis labios interiores, qué gusto me daba el cabronazo. Primero lentamente fue ingresando su dura y gruesa picha, y era algo delicioso cuando entró por completo ese paquete embravecido, y sentí como empujó y llegó hasta sus huevos a mi coño: me había introducido todo aquel pollón y yo sin rechistar. Empezó a acelerar el ritmo mientras yo me sujetaba de sus brazos y gemía y gemía de puro placer como una zorra salvaje, era todo un semental para una yegua en celo, con ganas de macho. Me besaba me penetraba duro, sin miramientos, sin tonterías, dándole a una mujer lo que necesita, que es caña de la buena. Luego cambiamos de posición yo me puse arriba de el y cabalgué como loca  que el llanero solitario a mi lado era un aficionado, me encantaba ver su cara de placer y me encantaba sentir su pene adentro de mi. Rompiéndome las paredes vaginales urinarias. Y me encantaba brincar sobre él como queriendo llegar al techo y sentir como nos complacíamos los dos amantes. Yo le marqué mis dientes, de loba enfermiza y sedienta de nabo, en su pecho sudado e imberbe y era tanto mi placer que le deje marcado unos 3 chupones calientes.

Él me pidio que me pusiera de cuatro, es decir a cuatro patas como una buena perra, y yo lo hice y cuando empezó a penetrarme. Sentía como su bolas endurecidas y rabiosas chocaban con mi caliente clítoris y eso me excitaba más. Me excito incluso ahora relatándolo, bueno…y me agarró de mi cintura y empezó a penetrar mas rápido y mas duro, lo cual provocó que me mojase cada vez mas y de pronto -¡splash!- sonó mi nalga al chocar fuertemente su mano eso me hizo gemir de puro placer, fue un azote para una potra dislocada, encendida y caliente. Y le dije que no parara de hacerlo. Así que no paró de hacerlo y me empezó a nalguear, a culearme, yo toda jodida y ardiente, y comenzó a decirme que si le gustaba eso. Así que cada vez que quiera portarme mal me daría mi merecido. Me puso perrísima, yo mala y con mi merecido, mi culo estaba rojo de placer, de dolor por las nalgadas y azotes, y por la calentura. Así un buen rato hasta que me dijo que se iba a correr y que me pusiera delante de él y yo obedecí. Y se vino y se corrío, como un caballo de carreras en mis pechos gordos y sumisos. Soltó un grito de placer que retumbó en toda la casa seguro que lo oirían todos, pero qué más daba, me había convertido a mí, en un zorra de verdad… yo estaba empapada de su leche cremosa y caleinte, me quedé recostada a su lado respirando lentamente y mirándolo como mi macho que es, y nos quedamos así un buen rato.

Y me hizo una perra caliente en mi propio cuarto

Hasta que sentí que alguien estaba entrando a mi casa me asusté y agarré mi ropa. Él hizo lo mismo y nos apresuramos a cambiarnos. De este modo la película que veíamos antes de la gran follada que me metió, la película estaba acabando y pusimos el volumen más fuerte y la retrocedimos. Tocaron a mi puerta y como si no hubiera pasado nada, yo estaba ya poniéndome el pantalón, con mi coño aún enguarrado, caliente y empapadol. Y mi novio ya estaba cambiado, era mi hermana:

-Loka estas ahí?-

-Si enseguida salgo-

-¿Esta mami en casa?- preguntó mi hermana

-No, cuando llegué no había nadie- nadie, solo yo follando como una cerda, pensé para mí.

En definitiva, se fue sin decir nada y yo solo miraba a mi novio y pensaba que soy una loca por haber hecho estas cosas en mi propia casa,  por ser una perra incorregible, pero qué le voy hacer. La realidad es que me gustó tanto, que desde aquel día repetimos cuando podemos, y bien sabe quien lo tenga que saber, que enloquezco cuando me sigue poniendo a cuatro patas y le doy lo que más quiere: mi coño de perra.

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