Tarde caliente con madre madura tetona

Eran las diez y media, yo volvía de estar con los amigos. A mi madre siempre la he tenido de referencia, y desde ese día mucho más. Un complejo de Edipo mal curado.
-Pasa, estarás cansado.
-Sí vengo de por ahí, de dar una vuelta-le dije.

Vi que estaba como siempre con su bata de estar por casa, atractiva y apetecible como siempre ha estado.
-Y qué, cómo vas con tu novia?

Me preguntó interesada.
-Bien normal, pero tampoco para tirar cohetes.
-Ja, ja, y eso?
-No lo sé, tampoco es que me motive mucho estar con ella.
En ese momento sin esperarlo sacó las dos tetazas que tiene.

Madre insatisfecha caliente

¿Esto te motiva?
Me me quedé parado ante dos tetas impresionantes, con eso rojo que encendía todo el salón y mis orejas de ratón.

-Sí, toda una motivación, puedo?
-Claro que sí, para algo soy tu madre.

No pude resistirme y empecé a tocar, eran dos tetas blandas, me estaba excitando porque la miraba y gustaba. Toqué los pezones sin ningún rubor, los mismos que había succionado de pequeño. Ella me llevó la mano, para abajo.

-Quieres tocar?
-Sí-le dije

Me llevó para su rajita, era demasiado, toda una raja bien caliente.

-Qué caliente está
-Claro qué pensabas.

Quieres más? me dijo así por las buenas. Y la empecé a sobar y sobar. Estaba en ropa de casa, ya sin bata. Sin el camisón rojo bordado. Con la rebeca oscura que le dije que se pusiera para sacarle las tetas. Mi fetiche orgásmico. Sacar las tetas de su sitio. Y luego ya. En pelotas para mí. No pude otra cosa que empinarme del todo con mi madre.

-Vamos para la habitación? – me dijo ella.
Sí vamos ahora mismo- Contesté.

Y la pude tener toda para mí. Con sus dos tetas mientras la follaba. Uf, demasiado.