Elena, esa jefa que me daba morbo, un día me dijo que entrara y cerrara la puerta. Y ahí comenzó uno de esos relatos bdsm, que ponen caliente a cualquiera.
Aquel día en que Elena me hizo sentirme hombre por primera vez había quedado atrás, ya había pasado una semana algún día que otro los roces se sucedieron en el despacho, pero no pasamos de ahí ninguno, eso sí es cierto hubo días que me ponía la polla de tal manera que pensaba que si volvía a rozarla me corría, también había días que notaba a Elena como se encendía al sentirme.