-Estaba aburrida, papa.
-Coño, hija, pero por lo menos cerraras la puerta.
Antonio, el padrastro de Elvira, acababa de ver a su hijastra, desnuda sobre la cama, masturbándose, pero lo que él no sabía era que había alguien más en la habitación.
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Antonio, el padrastro de Elvira, acababa de ver a su hijastra, desnuda sobre la cama, masturbándose, pero lo que él no sabía era que había alguien más en la habitación.
Lina, una jovencita de 19 años, rubia, delgadita, espigada y muy guapa, estaba en su despedida de soltera. Cuatro amiga cantaban: «Quien detiene palomas al vuelo… mujer contra mujer…» Lina sonreía a sus cuatro amigas lesbianas. Las otras quince les hacían la ola.
Ayer tarde llegué a mi piso de Barcelona y me encontré en el baño con una jovencita muy alta cubierta sólo con una toalla. Mi esposa estaba en Madrid, aunque volvía al día siguiente, por el ruido que había en las calles. Solo ella me tranquilizaba cuando me encendía, y encendido estaba. Me dije; «Puta … Leer más
Adriana, la chica de la limpieza estaba pasando un plumero a los a libros de una estantería de la oficina de mi padre. Era una morena, de 21 años colombiana, de bellas tetas y tremendo culo.
En su primer día de trabajo no iba a tener parada.
No se quien comprara aquel uniforme pero era tan corto que al estirarse y al agacharse dejaban ver sus bragas blancas.
Baldomero era un vagabundo, alto, de larga barba blanca. Aparentaba unos 80 años y andaba siempre limpio.Su primer día en aquel pueblo tentó su suerte llamando a la puerta de un chalé. Le abrió una joven morena, con trenzas, de grandes tetas, cintura estrecha y largas piernas.
Inés, estaba en la cama, en casa de su tía, una mujer de 50 años, de buen ver…
A Inés no le daba el sueño. Se metió la mano dentro de las bragas y se comenzó a tocar. Cinco minutos más tarde, la tía, en camisón, entró en la habitación y vio como a su sobrina se le movía la mano bajó la sábana. Inés, se percató de la presencia de su tía y paró de masturbarse. La tía se sentó en el borde de la cama y le preguntó, con mucha seriedad:
Greta cumplía 18 años. Era mi hijastra, pero ¡Dios, que polvazo tenía! Habíamos celebrado su cumpleaños en casa con sus amigos y amigas. Ya se fueran todos a sus casas. Mi esposa se había pasado con el champán y estaba durmiendo la mona. Yo me fuera a mi despacho a preparar unos papeles. Llega Greta y me dice:
-Me pica ahí abajo, papa. Creo que se me ha metido una pulga en el chochito.
Iba a cerrar el bar de copas. Yo estaba de morros con mi vieja y no quería ir a dormir a casa. Sentado en un taburete al lado de la barra, se me acercaron dos preciosidades, cogidas de la mano. Una era rubia y la otra morena. No creo que llegara a los 20 años. La rubia me dijo:
-¿Te gustaría mirar como lo hacemos mi amiga y yo?
-¿Es una broma?
-No. Nos gusta que nos miren cuando nos corremos.Te puedes hacer una paja, y sacudir la banana una vez o dos o las que te den la gana, pero, eso si, de tocarnos nada.