Toda una yegua para mí, una tetona insaciable que hacía lo que quería en la pista de baile, que se arrimaba a cualquier tío que se le acercara, así era ella.
Me excita su contoneo al andar delante de mí. Cuando se mira al espejo antes de salir por la noche, y comprueba las gordas tetas de las que está dotada. Es muy puta y perra, lo sabe y le gusta. Sus nalgas llevan un ritmo perverso, insinuante. Los tacones altos de las sandalias repican en el suelo de mármol. Las piernas enfundadas en las medias negras con dibujos que hacen más atractivas las corvas que se afinan en los tobillos.