Una vecinita muy presumida

vecinita presumida

Conocí en una ocasión, cuando estuve de alquiler en un piso de Buenos Aires a una mujer muy morbosa, una vecina, vecinita más bien, que en principio ni me miraba. Yo iba a trabajar como siempre, muy de mañana; muy pronto y en contadas ocasiones me la cruzaba en la escalera. Pero un día, casualmente, … Leer más

Una panadera muy golosa

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La panadera golosa Rosa, desde ese día sí que creí a Jose, mi colega, hasta entonces me parecía todo una fantasmada suya, cuando me decía que donde compraba el pan, había una tía con las tetas como carretas y toda caliente, que parecía que se lo quería follar, y vaya si fue cierto.

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Una madre muy pervertida

Buenas, me llamo Fernando, esta historia es la de una madre, la mía, entre todas, es la más caliente de las madres calientes, que no sé ni ahora mismo, cómo la he podido ver tan pervertida. La historia que aquí relato contiene desde follada humana, hasta animal. Sí, algo de relatos zoofilia, aunque suene raro. Los perros atraen a algunas hembras y al revés. Algo increíble, mi madre la que tantas veces me dio de mamar con sus grandes tetas de pequeño, ahora me la follo y no solo yo, nuestro perro Palo, también la monta. Pero esto no surge por las buenas, tiene su causa. Se me endurece solo de saber lo puta que es, en sus tetas gordas y colgantes, grandes, tetona, en lo madura que es ya, y por qué no decirlo, en como la follé y encima ni la dejé satisfecha. Hasta me pone cachondo cuando pedía más y yo no pude del todo complacerla. Menos mal que ahí estaba el mejor amigo del hombre.

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