Soy Un Pervertido y Degenerado, Pague Por Hacer Realidad Mi Fantasía

Soy Miguel, tengo cuarenta años; soy adicto a las películas de BDSM y una de mis fantasías ha sido ver que mi madre sea la la protagonista de una de estas. Muchas veces me he pajeado viendo este genero de película pensando que a la que someten es mi madre. Siempre pensé que todo eso quedaría en un sueño.

 

Resulta que hace un par de meses entre a un bar a tomarme unas cervezas; estando a gusto escuchando música y bebiendo, se acercaron dos tipos y me dijeron si podían sentarse en mi mesa. Se presentaron y me dijeron cada uno yo soy Carlos y el otro Rafael de la misma manera le di mi nombre; pidieron su bebida y me invitaron otra, así seguimos y ya en confianza platicamos nuestras fantasías.

Fui el último en platicar mi fantasía y ambos me dijeron, Sr. Miguel no se preocupe esta hablando con las personas indicadas para hacer realidad sus fantasía. Somos policías y en la delegación tenemos todo lo necesario. Pero todo eso le va a costar dinero.

Acordamos el precio y nos pusimos de acuerdo en que fecha se haría. Sería el siguiente fin de semana ya que Carlos y Rafael les tocaba guardia y además sería un fin de semana largo ya que Lunes era festivo.

Antes de retirarse me pidieron los datos de mi madre. Les di dirección y les mostré una foto reciente. Me dijeron amigo Miguel, cuantos años tiene su madre y como se llama? les respondí que sesenta años y su nombre era Margarita Pérez y sorprendidos comentaron. Para su edad su madre se ve muy deseable, de seguro su padre le da unos buenos vergasos cada noche. Les respondí que era divorciada y les confirme que era muy deseable, además que era muy cachonda ya que le gustaba vestir provocativa tanto con su ropa exterior como en la íntima.

Se retiraron y se despidieron, pero antes me pidieron de favor que les llevara dos de sus prendas intimas sucias, llenas de sus fluidos vaginales. Yo no entendí para que pero se las lleve.

Eso me dijeron que una persona iba a tomar vídeo de todo y que yo podía estar presente, pero siempre debía llevar un pasamontañas y no hablar.

Se llego el Sábado y por fin salió mi para hacer sus compras. Antes de que abordara su auto, Carlos y Rafael se acercaron preguntando, ustedes la Sra. Margarita a lo que mi madre respondió que si. Con lujo de violencia la esposaron con las manos atrás y le dijeron que estaba detenida. Mi madre Margarita les pregunto porque y de mala gana le respondieron que por puta y la llevaron a la delegación.

En la delegación le dijeron; Sra. Margarita fuera la falda y la blusa, mi madre no lo hacía, así que molestos le dijeron, o se las quita o se las quitamos. Inmediatamente lo hizo.

Que sorpresa nos llevamos; mi madre usaba un conjunto de sujetador y tanga de encaje rojo, un liguero de encaje rojo con una medias transparentes que resaltaban sus piernas del mismo tono y unos zapatos de aguja.

Enseguida le ordenaron; Sra. Margarita quítese todas sus prendas, por la buena o por la mala usted decide. Con mucha pena mi madre quedo totalmente desnuda inmediatamente la llevaron al área de los hombres.

Carlos les dijo a los veinte reos detenidos; aquí les traigo carne madura pare que la disfruten y pobre el que no lo haga, porque le voy a cortar la bolas y la verga y la señora se las va a tragar.

En cuanto entro a la celda mi madre fue manoseada de todo su cuerpo. Empezaron a darle verga en la boca, ano y panocha. Le dieron doble penetración tanto en su ojo de culo como su panocha. Mordían y chupaban sus tetas, pezones, nalgas y clítoris. Mi madre llorando les rogaba que ya no más, sobre todo cuando se abalanzaban sobre su ojo de culo. Les soy franco ese agujero a su edad lo conservaba virgen ya que mi padre nunca le desvirgo ese agujero, mi madre siempre se lo negó. Todos los reos la gozaron hasta descargar su leche de macho en todo el cuerpo y orificios de mi madre.

La llevaron al área de mujeres y como en la anterior quince tipas se abalanzaron sobre mi madre Mordiendo y mamando sus nalgas, tetas, pezones, panocha y clítoris, mi madre les suplicaba que no más. Las tipas ignoraron sus suplicas, continuaron y le provocaron varios orgasmos.

No satisfechas de gozar los genitales de mi madre, la obligaron a mamar y chupar los genitales de las reas. Mi madre le asqueaba eso pero al final también termino tragando fluidos de mujer.

No satisfechas del todo; dos de las reas tomaron a mi madre de los brazos y otras dos de las piernas se las abrieron. Dos de las reclusas comenzaron a darle dedo a la vagina de mi madre Luego otro, la mano completa, hasta que se la metieron hasta el codo y empezaron el mete y saca. las otras se turnaban y mordían y mamaban las tetas, pezones, ojo de culo, nalgas, labios vaginales y clítoris de mi madre, así como también le daban a probar de su sexo. Mi madre Margarita se retorcía tanto del dolor como del placer. Le provocaron varios orgasmos y aprovechando estaba bien lubricada varias de las reclusas comenzaron a meterle el pie a la panocha. Mi madre les pedía que no. Aunque creo que realmente gozaba. Lo digo porque al verla estaba empapada de sus fluidos vaginales.

La sacaron de las celdas de las mujeres y la llevaron a un cuarto, allí había una especie de tabla inclinada a 45 grados. Ataron a mi madre de sus manos por la parte de arriba y sus pies por la parte de atrás del soporte de la tabla, quedando expuesta toda su panocha. Carlos se acerco y empezó a poner erectos los pezones de mi madre; cuando estuvieron bien parados les puso una copa de succión con una bala vibradora, mientras Rafael colocaba varios pedazos de cinta plateada en la gran pelambrera púbica de mi madre. Mi madre sabiendo lo que iba a pasar le decía. Muchacho por tu madre no hagas eso me va a doler mucho, además a mi no me gusta estar sin vello púbico.

Haciendo caso omiso a las suplicas de mi madre; Carlos encendió las balas vibradoras de los pezones de mi madre y comenzaron a ponerse erectos y Rafael tiro de las cintas causando que mi madre gritara y se retorciera de dolor dejando su panocha con unos cuanto vellos pubicos.

Carlos se acerco y puso crema de afeitar en toda la panocha de mi madre y con un rastrillo, con mucho cuidado dejo la toda calva de esa zona. Mi madre que sólo lloraba.

Le pusieron vestuario de malla a mi madre que cubría todo su cuerpo; la ataron de pies y manos a una tabla y le empezaron a introducir gusanos. Estos bichos recorrían todo sus cuerpo y aprovechando que varios se habían concentrado en el pubis de mi madre le dijeron. Señora Margarita ya no llore porque le quitamos su pelambrera, ahora ya la tiene de regreso mi madre lloraba y rogaba que ya no más

Pasado todo esto le dijeron a mi madre que tomara un baño y que cuando saliera su ropa estaría lista para ponérsela. Efectivamente así paso; mi madre se vistió y sin esposas o ataduras la llevaron a un salón donde le dieron de cenar y beber.

Después de eso la encerraron en una celda sólo para ella. Querían que estuviera al cien para que disfrutara el martirio que tenían planeado para ella.

Se llego el siguiente día, llevaron a mi madre a un cuarto donde la ataron con las manos arriba y sus piernas abiertas al suelo. Mi madre no sabía que le esperaba con lagrimas en sus ojos les decía a Carlos y Rafael. Muchachos por favor no me hagan daño si quieren dinero se los puedo dar, en forma burlona le dijeron. Mire señora Margarita esto no es por dinero, es para gozar de usted y ya deje de decir tonterías maldita puta.

Con una navaja cortaron la blusa y falda de mi madre; dejando a la señora con su lencería sexy. Cortaron el sujetador de encaje rojo de mi madre alrededor de sus pezones y sacaron estos por ese agujero les pusieron unas trampas ratoneras que prensaron los pezones haciendo llorar y gemir de dolor a mi madre, a pesar de eso no se compadecieron. Luego ataron la tanga de mi madre por la parte de atrás y el frente pasaron la soga de cada extremo por unas poleas en el techo y ataron un gancho a cada extremo. Cabe señalar que la soga no tocaba el suelo. Mi madre Margarita no sabía que era lo siguiente y les rogaba que ya la dejaran ir.

Poco a poco comenzaron a poner peso a cada gancho y la tanga de mi madre comenzó a introducirse entre los pliegues de sus nalgas y labios vaginales. Como era aun leve no decía nada. Pero comenzaron a poner carga más pesada y le empezaba a lastimar. Ella le pidió que ya no más. Fue en vano le pusieron tanto peso que su tanga se metió literalmente entre sus nalgas rosando su ojo de culo y metida entre sus labios vaginales martirizando su clítoris, llego un momento que esta prenda no resistió y termino por romperse. Las tiras que estaban introducidas es estas partes terminaron dando la sensación de que le quemaban haciendo que la Señora Margarita gritara de dolor.

Pasado esto la siguiente etapa; aun con el sujetador mostrando sus dos pezones y ya sin las trampas ratoneras. Le pusieron a cada uno de ellos una pinza con pesos, eso pezones se estiraron causando que tuviera mucho dolor y que gritara pero Carlos y Rafael ni en cuenta. Ataron sus manos por la espalda y en sus pies pusieron una barra dejando las piernas separadas. Ataron un extremo de una cuerda con nudos a un poste lo pasaron entre sus piernas y estiraron hasta que esta se hundió en los pliegues de sus nalgas y labios vaginales rosando también su clítoris y ataron el otro extremo a otro poste. Pusieron unas pinzas con peso en sus labios vaginales los que se estiraron y con mayor razón la cuerda se hundió más en sus partes íntimas.

Empezaron a darle azotes a las nalgas de mi madre Margarita; comenzó a caminar y aullaba de dolor cada que atravesaba un nudo y así la tuvieron hasta que completo un tramo de cinco metros. Llorando toda adolorida les pidió que la dejaran, con risas sólo le dijeron. Sra. Margarita descanse esto es sólo el principio.

Pasado un rato para que mi madre recuperara el aliento, la condujeron a un consultorio médico. Allí sentaron a mi madre Margarita en una silla de ginecología; ataron su manos por la parte de atrás de la silla, colocaron sus piernas en los apoyos para estas e igual se las ataron, quedando totalmente abierta.

Carlos tomo una copa de succión delgada y la coloco en el clítoris
; con un espéculo le abrió la vagina y Rafael le acerco un recipiente con cucarachas de criadero y se las introdujo en la vagina, después le puso anestesia en los labios vaginales y los suturo. Mi madre se retorcía al sentir esos bichos en el interior de su panocha y pedía que se los sacaran. Rafael tomo un par de ligas y las coloco en cada teta de mi madre quedando estas hechas una bola. Luego que le estiraron el clítoris con la copa de sución se lo ataron con un hilo al techo para que se mantuviera erecto. Estando así le untaron miel en todas las tetas y sobre todo en los pezones; luego hicieron lo mismo en su ano y nalgas y por último en su pubis y clítoris, así como en sus pezones le pusieron mayor cantidad. Mi madre asustada y sin saber que le esperaba les rogaba que ya la dejaran y no le hicieran daño. Carlos y Rafael tomaron cada uno un recipiente con hormigas y abejas y la pusieron en todas las áreas que tenían miel. Estos bichos comenzaron su tarea de recolectar ese néctar.

Mi madre Margarita estaba toda quieta; sin moverse por el temor de ser mordida o picada por alguna de las alimañas. Nosotros podíamos escuchar levemente como las cucarachas se movían en el interior de la vagina de mi madre,parecía que tenía un vibrador en el interior. Al rato captamos como la señora Margarita tenia algunos espasmos. Nos dimos cuenta que estaba teniendo varios orgasmos provocados por los bichos, lo pudimos confirmar al ver como se ponían erectos cada vez más sus pezones y clítoris.

Después de verla sufrir por un rato; le quitaron todos los bichos, quitaron las ligas de las tetas y retiraron las suturas de los labios vaginales, sacando las cucarachas. La desataron permitiendo que se sobara todas sus partes lastimadas.

Pasado un rato la regresaron al cuarto de tortura. La ataron boca abajo, con las piernas abiertas y las manos por la espalda. Pusieron pinzas en cada labio vaginal y los jalaron a los lados quedando atados del techo y su panocha abierta. Metieron un espéculo en su ano abriendo este para introducirle semillas de chiles picantes y hecho eso se lo retiraron. Volvieron a poner las ligas en sus tetas y después de esto en un par de copas de succión; pusieron ortigas y las colocaron en ese par de tetas para succionarlas, así hicieron lo mismo en el clítoris y dentro de su vagina metieron algunas hojas. Mi madre Margarita comenzó a gritar y llorar por el ardor y picazón que le causaba las ortigas y las semillas de chile en su ano. Le bajaba el cielo y las estrellas a Carlos y Rafael pero ellos hacían caso omiso a sus suplicas.

Paso ese de día de calvario para mi madre la Señora Margarita, pero aún venía lo peor. Este relato continua.

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