Sexóloga española, viciosa como ella sola

Adela es una viciosa de cuidado, a pesar de conocer todos los entresijos, vericuetos, atajos y senderos del sexo, no descansa ni en casa.
Sexóloga de profesión y viciosa por vocación. Lo único que le faltaba era la aparición de los móviles, de las autofotos o selfies, para así, dar rienda a su morbo empedernido. Conoce todo sobre el sexo que se pueda conocer, por dos razones: por ser mujer y por ser sexóloga. Su sexto sentido le hace ver donde el hombre no ve, y su estudio y carrera en sexología, ha hecho de ella, una experta en sexo.
Rubia, despampanante, natural, algo discreto para ella, alta, estilizada y con buenas formas, y un tanga que se lo cambia según la ocasión. En su despacho del Paseo de la Castellana de Madrid, en el número x y en uno de los lujosos pisos de una de las muchas fincas que allí se encuentran, Adela, pasa su consulta.
Dicen que tiene que haber profesionalidad del doctor, y separar su más íntima personalidad y deseo personal, de su profesión laboral. Pero Adela no es así. En la consulta, aprovecha la ocasión, a palomos y pacientes que llegan con menos defensas que un equipo de regional, y ella se aprovecha.

Sexóloga española, una madurita profesional

No es el primer paciente al que ella ha curado con una simple friega de pene, haciendo algo más, que haría una sexóloga normal. El código deontológico de la sexología se lo pasa por donde quiere, y va más allá de la profesionalidad y de sus valores entendidos como morales.
Le gusta incitar y provocar, bajarse la bata blanca si es necesario, para curar a hombres solos que acuden por problemas de eyaculación precoz, impotencia o simplemente anomalías sexuales. Ella se baja la bata, enseña su tanga, sus nalgas, se impone al paciente y lo estimula. También acuden parejas con problemas sexuales los cuales ella, Adela, los sabe tratar muy bien. Bien golfa en su consulta, no hay enfermo convaleciente que se le escape.

-¿Me había dicho impotencia sexual?
-Eso es, no sé que me pasa pero con mi mujer no puedo hacer nada.
-No pasa nada, ha llegado a la consulta de sexóloga ideal, túmbese. Bájase los pantalones. Le curaré esa impotencia.

Adela con la facilidad que le caracteriza, se pone cerca del paciente, y puede apreciar cómo es cierto, la impotencia es visible. Pero ella no renuncia a poder arreglar el desacierto, y comienza a masajear. Rubia exuberante, se saca sus tetas algo caídas pero carnosas.

Tratamiento sexual directo en la consulta

-Tóqueme.
-Sí, así…me gustan…puedo más?-dice el paciente
-Claro que sí, para eso está, para tocar, toque….así…..muy bien… mmmmm

Adela se caliente a medida que cura, ella es más sexual que el enfermo.

-Siga, no pare- mientras tanto, la doctora sobetea el pene flácido e inútil del convaleciente, lo masajea y lo recorre con descaro, con sus dedos experimentados. Navega por los testículos los cuales los nota duros, algo más estimulados que el pene, así que avanza para la zona del ano, y sin aviso profundiza. No usa guantes, e introduce el anular, para sorpresa del paciente, por su virgen ano. Y lo comienza a penetrar sin más.

-Nota estimulación, cierto?
-Sí…
Ella sigue entrando y saliendo del ano con su largo dedo, y con la otra mano magrea los testículos, él, acostado ofrece sus partes para que lo despierte. Ella decide emprender una follada anal, con su dedo anular. Lo empieza a penetrar y embestir con el dedo, nota que los testículos engordan y se encogen al mismo tiempo, y no para de penetrarlo. Desde esa posición aprecia un pequeño cambio en el pene del sufridor, lo cual hace que se dirija a la punta con su mano, y lo comience a masturbar. Una masturbación de pene al mismo tiempo que penetrada por el culo.

-Qué, mejor verdad- pregunta ella. Pero no hay respuesta, el paciente, solo siente.

Impotencia sexual que Adela trata de curar

Ella ve que el pene endurece por segundos, su dedo lubrica y entra con facilidad, y es el momento de seguir y no parar. Penetra y penetra analmente y pajea y nota el pene más duro. El capullo del enfermo se engorda, es grande y el tronco de la polla ha adquirido una forma espectacular, nada que ver con el principio. Su mano agarra todo el tallo, quedando libre toda la punta engordada. Sube y baja y es una polla perfectamente endurecida y bien erecta. Una erección al compás de su follada anal.

-Es espectacular!- dice ella, que ni se lo cree.

Sigue, sigue, el capullo brilla y lubrica con el semen que ya aparece, preseminal, y el culo lubricado por el sudor y saliva que ella había proporcionado, parece el coño de una mujer follada.

-Está preparado para correrse?- pero no recibe respuesta.

Ella sigue masturbando la polla grande y follando el ano lubricado. El último estirón y tirón de pene, junto con el dedo hasta el fondo de la cavidad anal, provoca una explosión sin igual:

-Agggggggggggg
-Siga no se corta, córrete ahora,…..-dice ella pringándose la mano de una lefada y corrida descomunal.

Así, así, así me gusta, dice ella que ha curado esa impotencia, y ha creado un nuevo amante de la follada anal.

-Gracias- dice él, que ahora sí habla, mientras sale por la puerta, sin haber pagado, porque ella, hoy lo ha hecho porque le ha dado la gana. Y el código moral y deontológico de sexóloga se lo ha pasado por sus grandes tetas calientes.