Este relato dedicado a mi mujer, más guarra de lo que pensaba, no va y me dice que ha pillado a nuestro hijo másturbándose?, lo bueno de todo, no es eso, es que hasta le gustó verle y más aún, hasta que le masturbó ella no paró. Os dejaré un vídeo para que veáis lo que puede llegar a hacer una mamá si se lo propone
Ahora ya paso a relatar lo que la guarra de mi mujer hace en familia
Relato sumamente tórrido el de mi mujer, bastante pervertida que deseaba a nuestro hijo más que a mí, ella le llamaba niño pero no era tan niño…
– ¿Cariño? – dice mi mujer sacando mi polla de la boca.
– ¿Si? – le respondo con tres dedos de mi mano metidos en su encharcado coño.
– He pillado al niño masturbándose.
– ¡Joder María! El niño ya tiene 18 años – le digo mientras miro su enorme y turgente culo recostado a mi lado.
– Bueno… Ya sabes tonto.
– ¿Y que? ¿La tiene grande como papa?
– Puessss… La tiene más gorda y grande que tú – me dice acelarando la masturbación de mi polla.
– Serás cerda. ¿Y eso te ha puesto cachonda, seguro? – le digo revolviendo su enorme coño – Si te ha puesto cachonda ver la enorme polla de tu hijo, trágate mi polla. Cuando más te la tragues, más entenderé que te ha puesto cachonda.
Así que de inmediato acerca sus gordos labios de chupapollas a mi glande y se traga mi polla de golpe hasta los huevos. No hay más polla para tragar pero ella empuja igual con fuerza.
– ¡Jodeeeeeeeeer guarra! Vale, te ha puesto cachonda. Ahora a ver. Si te pone cachonda imaginar que tu hijo te mete ese enorme rabo en tu coño, mantén la polla así hasta el fondo. Cuanto más la mantengas más entenderé que te gusta la idea – le digo mientras noto como se encharca su coño.
No saca la polla ni un milímetro y el tiempo pasa. La miro y veo como resbala la saliva de su boca sobre mis huevos. Los ojos llorosos y apenas puede respirar pero no saca la polla.
– Vale putona, creo que es hora de hablar con el chico. Esta tarde le cuento la nueva etapa.
– Arf… Garg… Si… Gracias cariño, creo que es el momento – dice tras sacar la polla de la boca.
– ¡Hijo! Tenemos que hablar.
– Buf… Acabo de llegar de clase y el plasta de papa ya va a darme un sermón. ¡Joder! A ver si no se enrolla, tengo tal calentón por culpa de las zorras del insti, que si no me hago una paja ya reviento.
– Verás, mama me ha contado que te ha pillado masturbándote y verás… hemos pensado que ya eres lo suficientemente mayor.
– ¿Qué?
– Si, verás. Mama y yo somos unas personas muy sexuales y bueno… contigo en casa nos hemos reprimido, pero creemos que ya eres mayor y podemos reanudar nuestras anteriores costumbres.
– Eh… Papa no te pillo.
– Joder hijo. Mira… Tu madre es un auténtica zorra insaciable y a mi me encanta que lo sea. De ahora en adelante estará por casa como a ella realmente le gusta y… a mi me encanta. Y es posible que nos encuentres de improviso en alguna habitación follando. ¿Lo entiendes?
– Pueees… Si… ¿Has dicho que mama es una zorra insaciable?
– Si. Es exhibicionista, ninfómana y una auténtica guarra – dice mirándome con una sonrisa.
– Valeeee…- respondo auténticamente alucinado.
– Bien. Solucionado entonces. ¡María! El niño está conforme. Me marcho al trabajo – le grita a mama.
– ¡Vale amor! Que tengas un buen dia – responde mama desde la cocina.
En total estado de shock veo como papa se marcha y no se el tiempo que pasa hasta que reacciono. Mama es exhibicionista, ninfómana y una auténtica guarra. Vaya tela. Empiezo a moverme y entro en la cocina. Me quedo alelado con la boca abierta. Una mujer de larga melena morena hasta el nacimiento de unas portentosa nalgas. está de espaldas a mí haciendo algo en la encimera de la cocina. Un enorme culo de anchísimas caderas se muestra desnudo ante mí. Unas larguísimas piernas enfundadas en unas super sexys medias y zapatos de tacón que levantan el portentoso culo.
– ¿Mama?
Y la mujer se gira y me sonrie – Ah… Hola hijo, pasa estoy preparando algo de merendar – dice volviendo a su tarea.
¡Diooooos! ¡Mama está buenísimaaaa! Joder, que pasada – pienso mientras me siento con la polla empalmada a tope.
– Bueno cariño. Papa ya te ha hablado de esto ¿verdad? – dice mientras percibo como empuja un poco el culo haciéndolo más grande a mi vista.
– Eeeeh… Si mama. Bueno… En realidad me ha dicho que sois muy sexuales y que tu… bueno… que tú eras una especie de guarra ninfómana – le digo acariciándome el paquete por encima del pantalón.
En ese momento se da la vuelta sonriendo y a mí casi me da un infarto. Se encara hacia mí y mis ojos vuelan a sus pechos. No hay palabras que los puedan describir con justicia. Gigantescos, gordos, pesados, turgentes, descomunales, erguidos, una oda al sexo. Jodeeeeeerrrrr… Bajo la vista y el resto es demencial. El vientre liso como una tabla llega a un pubis depilado de gordos labios vaginales. Debajo del pubis los muslos dibujan un triángulo perfecto y se tornean en unas caderas anchísimas. Es una epifania sexual. Una llamada al apareamiento.Voy a romper la bragueta de un momento a otro.
– ¿A si que te ha dicho eso? Pues que sepas… Que es cierto. Me encanta exhibirme y sentirme una guarra – dice mientras con una mano se coge una teta y con la otra se acaricia el coño.
Mi cara de asombro debe de ser total. Y mi polla no ha estado nunca tan empalmada.
Aquí os dejo como se le ponía el culo a la mamá cuando el hijo la tocaba
– ¿Tienes algo que decir cariño? – me dice mientras veo como empiezan a resbalar fluidos de sus labios vaginales.
– Pues… Que esto es increible y… que estas bellísima y…
– Hijo – me interrumpe – ¿Te importaría mucho dejar de lado eso de bella, adorable y demás… y decir lo que realmente piensa tu cabeza? – dice masturbándose a tope.
– Eeeeeh… Vaya… Pueees… – mi cerebro se libera – Joder mama, estás buenísima. Tienes unas tetonas enormes alucinantes, y unas caderas y un coño y… estás buenísima guarra.
– Siiiiiiiiiii…. Arrrrrrrrrrggg… Eso es. Así piensa un auténtico macho. Serás cerdo. Ummmmmm… – dice relamiéndose.
Se acerca a mí y pone la mano sobre mi bragueta.
– Y esto está abultado a tope. ¿Por qué no liberas esa polla y te masturbas? Yo ya lo estoy haciendo – dice inclinada hacía mí con esas gigantescas tetas a un milimetro de mi cara.
– Si mama. Gracias.
Se separa y vuelve a la encimera, se da la vuelta y sigue con lo que estaba haciendo. Al momento saco mi polla y me empiezo a masturbar mirando ese culazo. Ella se gira, me ve masturbarme y sonrie. Empuja el enorme culo. Aaaaaaaaaah… Será zorra. Lo pone enorme para calentarme más.
– ¿Hijo?
– ¿Si mama?
– ¿Qué es lo que más te gusta de mi cuerpo?
– Pueeess… Tus tetonas mama – le digo pelándomela a tope.
– ¿Te gustaria tocarlas?
– Oooooh… Si mama.
– Hijo, te agradeceria que cuando estemos en estas situaciones te expreses como si en vez de tu madre fuera una guarra para follar.
– Eeeeh… Si mama, digo, si zorra, putona, guarrona, cerda.
– Arrrrrrrggg… Asiiiiii… Cerdoooooooo… Insultameeeeeeee… – dice mientras se vuelve a dar la vuelta.
Se acerca a mí y se inclina poniendo las tetas a mi alcance.
– Dale niño. Sóbale las tetas a tu madre – dice mientras veo como se mete tres dedos por el coño.
Suelto mi polla y a dos manos agarro esos enormes melones. Aaaaaaaaaaaah… ¡Que gordos! Enormes, turgentes, pesadísimos.
– ¡Niño! No dejes de masturbarte. De que sirve sobar las tetas de una puta si no te das placer – dice relamiéndose con una cara de guarra alucinante.
– Si mama, digo, si puerca. Menudas tetas enormes tienes cacho guarra – le digo fuera de mí, mientras me vuelvo a masturbar con fuerza.
– Asiiiiiiii… Puto crioooooo… Soba a tu puta madreeeeee… Cerdoooooo… Arrrrrrrrrrrggg… meeeeee… corroooooo… Arrrrrrrrrrrggg… – grita mientras se convulsiona en un violento orgasmo.
– Mamaaaaaa… digo, putaaaaaaa… me voy a correeeeeeeeeer… zorra…. Aaaaaaaaaaaaah… – grito a mi vez soltando chorros de semen enormes.
Ella se corre como si se meara con los ojos en blanco y la lengua fuera entre convulsiones. Yo me corro como nunca en mi vida, soltando enormes chorros de semen con una potencia que riega literalmente a mi madre. El semen le salpica las tetas, la cara y el pelo. Sale tanto que parece duchada en leche. Es alucinante. Nunca he visto nada más sexy. Parecía que meaba la muy puta.
Y tras un intervalo que se me antoja interminable, terminamos de corrernos ella se me queda mirando con la cara empapada en espesos cuajos de semen.
– Bueno hijo… Creo que nos vamos a entender de maravilla – dice sonriendo a través de la mascarilla de leche.
– Si mama. Creo que si – le respondo sonriendo a mi vez.
Algo increíble pero cierto…
Etiquetas: Relatos incesto, sexo filial