Primer deseo bajo el agua

El ambiente era sofocante y a la vez extasiante. Era la primera vez que salía a una fiesta en piscina. Acampamos en el balneario, iba con unos amigos pero era la única que no tenía pareja.

Encontré a ese chico por casualidad mientras nadaba, me pareció atractivo y con unas copas de más escribir estos relatos sexo me excita mucho la verdad, me animé a ser lo contrario de lo que siempre había sido, me acerqué a él y le hablé.
Conversamos un rato sobre música y después todo subió de tono…
El agua en la piscina era tibia. Me olvidé que había personas ahí (aunque la mayoría estaba compartiendo fluidos corporales).
Nos acercamos para hablar pero solo veía mis labios y yo los suyos.
-¿cómo te llamas?
-¿A caso eso importa? -Y esas palabras se convirtieron en látigo, que con impulso inmediato tomó mi cabello e hizo mi cabeza hacia atrás y me besó. Fue un beso como nunca antes había tenido, su lengua entraba en mi boca y la exploraba, jugaba e incitaba la mía a hacerlo.
-No sé besar -Confesé.
-No es difícil, déjate llevar e imita lo que yo haga. -Esta vez tomó mi cintura con una mano y con la otra acariciaba mis piernas.
Sus besos eran seductores, asfixiantes, calientes, sumamente calientes.
El alcohol había hecho lo suyo, mi juicio se estaba desvaneciendo, lo que prometí no hacer, lo hacía.
Bajo el agua tocaba mis nalgas, las acariciaba; después tocó mis pechos, oh benditas caricias, era imposible no reflejar el placer que me provocaba con suspiros y gestos.
Sus dedos avanzaron sutilmente a mi vagina, tocaron mi clítoris en círculos, hacia arriba y abajo. Di un pequeño salto ante la nueva y satisfactoria experiencia, cerré los ojos y disfruté el momento. Después metió uno de sus dedos.
-Espera… -Le dije recuperando un poco el juicio.
-¿qué pasa? -Contestó un tanto divertido y con un extraño brillo en los ojos.
-Nunca he hecho esto. -Respondí apenada.
-Lo sé, me he dado cuenta de eso. Estas muy estrecha, pero descuida, seré delicado y lo haremos con protección.
No puse objeciones, estaba realmente prendida.
Con su dedo aún adentro, lo movió hacia adentro y hacia afuera. Primero con un ritmo lento, pausado, después más rápido. Dejé escapar un gemido y volví a cerrar los ojos, cuando los abrí él me miraba con cara de satisfacción y con una sonrisa juguetona.
-¿Te gustó?
-Sí, mucho.
-Y eso no es todo, espera a ver lo que puedo hacerte. -Salió de la piscina y me tendió la mano para salir también. Fuimos a su tienda de campaña. Hacía frío así que nos echamos una cobija encima.
-Me encantaron las muecas que hacías, me prendiste mucho. -Y recostados de lado tomó una de mis piernas y la puso sobre la suya, pude sentir su erección que crecía por nuestra proximidad. -supongo que nunca has visto a un hombre desnudo. -Moví la cabeza de un lado a otro mirando hacia abajo.
-Mírame – Se puso en pie y llevó mi mano sobre su pecho, su abdomen. -Quítame el boxer. -obedecí con manos temblorosas.

Debo admitir que aquello fue un gran descubrimiento, mi asombro fue tal que sonrió al ver mi expresión.

-¿Te gusta?
-… No sé que responder, jamás había visto uno en persona. -Contesté con las manos en la cara y roja de vergüenza.
-Tócalo, él será tu nuevo amigo. -Dijo con una sonrisa picarona y llevó mis manos a su pene. Hizo la cabeza para atrás y suspiró.
Sus manos movían las mías, arriba, abajo.
Me recostó y sobre mí me besaba apasionadamente, correspondía a sus lujuriosos deseos. Bajó su mano e instintivamente abrí las piernas, dejé que sus dedos me exploraran, me enseñaran lo que no conocía de mí misma. Rodeó mis pezones con sus dedos, después besó mi cuello, mi pecho, lamió y jugueteó con mis, ahora, muy sensibles pezones. Su lengua seguía bajando… a mi abdomen, a mi pelvis.
-Separa más las piernas.
Besó los labios mayores de mi vagina, los relatos de sexo que siempre imaginé e hice un respingo ante la sensación… los menores.
-Ahhh… -El placer me invadía.
-Estás mojadísima. -Continuó con el clítoris, lo chupó, lo mordió levemente, metió su lengua dentro de mí.
-Espera, no quiero que te vengas así. -Sacó un empaqué de plástico y lo abrió, se colocó el condón y miró mi cara jadeante.
Me besó nuevamente mientras ponía en la entrada de mi vagina su pene. Se movió un poco y sentí un dolor suave. Lo metió un poco más y di un gemido un poco de dolor, otro de placer.
-Voy a meterlo completo. -Y se deslizó lentamente dentro de mí.
-¡Ahhh…! -Sentí un dolor agudo pero no tan fuerte.
Él cerró sus ojos y apretó las mandivulas.
-¿Estas bien? -Me dijo
-Sí
-Voy a moverme
Sus caderas se movieron a un ritmo lento, el dolor disminuyó y yo comencé a mover las mías. Lo tomé del cuello y lo tumbé para después montarme en él.
-Me encantan las chicas tímidas que en la cama pierden el control.
-Si vamos a hacer algo, que valga la pena. -Me acerqué a darle un beso y me moví sobre él… Volvió a cerrar los ojos y gimió. Levantaba su pelvis contra la mía.
-¡Ahhh…! -Ambos comenzamos a gemir cada vez más fuerte.
-Esto es delicioso -dije mientras él se sentaba.
Tomó mis caderas y las movía para hacer más rítmico el movimiento.
Nos besamos, un beso mojado, lleno de pasión y lujuria reprimida.
-¡Más! ¡Ahhh..! –
Con perfecta sincronización ambos llegamos al orgasmo.

No lo he vuelto a ver y no lo he hecho de nuevo. (Relatos eroticos sexo)

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