Ser un follabuelas nunca es que haya sido un título honorífico, pero no por ello tiene que ser lamentable. Es algo como una relación común, mutua, mutualismo. Una relación bilateral, yo la meto en un coño caliente y la abuela ve una polla, cosa que hace mucho no observa.
Y no solo la ve, sino que la prueba. Eso es que lo se podría definir un follabuelas sin más.
Ella viuda, rellenita, pasados los 60 años pero apetecible, de tetas grandes, le dije «por qué no te hago una foto y así para la próxima vez, ya sé a lo que atenerme?»
Le pregunté ya dentro del coche, me dijo:
– claro que sí, vas a tener que atenerte a estas dos cacerolas de leche maternal para merender. Qué? Te gustan mis cazos de mesa de pueblo con dulces del Monasterio de Silos?
-Dicho así parece que me vaya a follar a una monja, dilo un poco más mundano, y te daré más salami la próxima vez que nos veamos
-Qué es salami?- me preguntó la desfasada abuela, normal, que no lo sepa.
– Salami es una cosa que yo te daré.
– ah, bien- se conformó con mi respuesta- pues entonces te lo diré de otra forma, lo de mis tetas, te gusta ordeñar a una abuela vieja caliente?
– No pude aguantar más, esa afirmación había superado la mía, ordeñar?, Ahora mismo.
En ese momento le agarré con mi mano, una de las tetazas y exprimí, estrujé todo lo que pude, y salió un chorretón de leche, para mi asombro, una vieja tetona echando leche, se me empinó nada más verlo, le pregunté:
– te gusta? lo que te hago
-me encanta, soy una vieja muy caliente, desde que estoy viuda, aún más cachonda. Me encantan los jovencitos y exprimirlos como me has hecho con mis tetas, guarro. Pero aún doy leche a mamoncetes como tú, y ahora la leche, me la vas a dar tú? A qué sí?
Seguirá…(pueden comentar para seguir)