El otro día estaba en casa, mi mamá en bata, sí, como la de la foto, tetona y muy bien hecha. Estaba leyendo estos relatos porno que cada día me ponen más cachondo.
¿Cómo alguien puede mirar a su madre como si fuera otra mujer de la calle, y con deseo sexual?
La verdad, no lo pensé hasta que lo leí. Y al leerlo levanté la cabeza de mi tablet, y la vi a ella entrar como siempre por la puerta después de comprar. Se dirige a la cocina y deja la compra a toda prisa. Va al lavabo para miccionar, después del largo y duro día de compra. Acto seguido, se pone cómoda, a todo esto yo ya pensando más de lo debido. Cuando sale de su habitación, yo todavía sentado en el sofá del comedor, la miro sigilosamente por el rabillo del ojo. Sí, he dicho rabillo del ojo, no rabo de abajo. La miro y la remiro, lo cierto es que tiene más tetas de lo que pensaba viéndola ahora. Va para la cocina a sacar las cosas de las bolsas, ya está cómoda y en bata, y debajo me parece que no lleva ni sostén, porque la vista de los pechos los hace muy reales. Es decir, abultan muy ligeramente. Yo ya estoy caliente de toda la situación.
Si desean que contínue, porque no sé si les gusta o no, lo haré. Les dejo unas fotos, eso sí, que me inspiran para escribir.