LOS DOMINIOS FEMENINOS III.

El despertar.

Estaba descentrado, desconcertado y la mente en blanco, ignoraba que día de la semana era, y ese vuelo era nocturno, por tanto debía de ser domingo, miré el móvil, eran las 17:56 del domingo, y estaba hecho unos zorros. Cenicienta era mucha Cenicienta, miré el perchero, veía soborno por parte de la madre, no pensaba tocarle, eso enturbiaría nuestra relación y ella lo sabía, lo dejó claro en su nota, además estábamos cerca diariamente.

Mi ropa estaba en una percha, pulcramente colocada, incluso la camisa lavada y planchada, miré la alfombre, y yo ahí tirado perdido en mis sombras, moví la cabeza un poco avergonzado.

Me duché con calma, y el estómago me envió un mensaje con clave de amenaza, sin contar con los dedos llevaba razón, pasé por la cocina, y de nuevo notas, tan solo tuve que apretar un par de teclas y me vi sentado comiendo.

El vino me llamaba a gritos, pero iba a conducir, por tanto bebí agua pensando en la semana que entraba, debía de detener la inercia del fin de semana, demasiadas emociones con Cenicienta y mi mente tarda en procesarlas debido a su categoría y lo que me ha hecho sentir entra en la memoria de la inmortalidad, algo que nunca olvidaré.

Y…, ruido en la puerta, vuelta de llave y la puerta se abre, como en las pelis, dejé de masticar, en la entrada una chica, no más de veinte calcule, pensé si sería la que mantiene el piso limpio, pero no, me miró enarcando una ceja a la vez que tiraba el bolso por encima del respaldo del sofá que había a la entrada, cerró la puerta sin golpe y se acercó a la mesa de la cocina, se sentó frente a mi curioseando que estaba comiendo y recostándose cruzó los brazos por debajo de sus pequeñitos pechos.

– Así que.., tú eres el príncipe.
Dijo empleando cierto tono de guasa y ensayando cierta sonrisa con sus labios, pero su mirada se contradecía con la sonrisa.

– No, tan solo fue el destino, la distancia y la sombra de la escalera. Arriba mucha luz deslumbrante y su sombra al caer de espaldas, excitó a mi noveno sentido.

– ¿Excitó?, pensaba que el humano dispone de seis.
Reprobación tajante, empezó a parecerme una listilla.
– Sí, excitó al noveno sentido, el que se despierta en mí, ante la proximidad latente de algunas mujeres, seguramente mi aura piensa en el contacto entre nuestra piel.

– ¡Tío, explícate no entiendo nada! – Exigió.
– Tú, es el mejor ejemplo. Mi mente está en estado de reposo, ligera sorpresa por disponer de llaves y que no te pareces a Lola la cenicienta.
– Somos hermanas, de diferente padre. Mi madre es soltera.

Permanecí indiferente. Yo no soy juez de la libertad de nadie. Seguimos mirándonos, mi mente continuó con el aburrimiento.

– ¿Algo que deba saber? – Tono aburrido por mi parte.
– A mi madre le gustaría saber tu opinión del regalo. Parece que has puesto en marcha la recuperación de Lola.
– No me debe nada y te ruego lo devuelvas, no tengo intención de llevármelo. Tu madre no está en deuda conmigo.

Esta vez sonrió con el rostro, la mirada se había suavizado.
– Yo voy por delante de mi madre, y leí otra cosa de su regalo, y la causa es que pusiste en marcha a dos mujeres. Físicamente a Lola y tu arte puso en marcha a la mente de mi madre y tengo la seguridad que entre sus piernas hubo cierta humedad.

– ¿Y cómo sabes eso?
Mi turbación se puso en marcha.

– Me llamó para que la ayudara, tenía tu documentación, llaves y fui a tu piso. En el calendario de la cocina tenías el teléfono de la limpiadora.

Llamó mi atención el calendario de 2007, junto al actual. Estaban todos los meses, le puse encima de la mesa del revés, la punta del boli denunció marcas, anoté uno a uno los números de los días, y fue fácil, un número fijo de teléfono y otro de móvil ya que las marcas estaban en otro lado de los números de los días, fui al dormitorio y la llamé por el fijo, no estaba, llamé al móvil, respondió.

Le dije que tenía órdenes tuyas para ella, que viniera, había un problema y mientras llegaba, empecé a revolver tus secretos en busca de información. No se inmutó por mi talante, colaboró en todo y fue un libro abierto

Iba a entrar en la única habitación que tenía cerrada la puerta y la limpiadora lo impidió, pero la aparté entrando a pesar de su oposición. No pude evitar cierta sorpresa…, temor, la limpiadora me aconsejó que no tocara nada, que te darías cuenta y en mi alocada carrera, abrí tu libro infernal “Atormentado”, aunque solo la tapa del tomo IXX. Inmutable parecía ser el primer capítulo y…… ¿Mensaje para los intrusos?

Amalaya y te despiertes en tu tumba.

Me arrepentí de no seguir sus consejos, pensaba si es tú deseo por quien husmeara sin permiso, aunque me dije que había metido la pata hasta el fondo, por cierto, dos preguntas. ¿Se trata de una maldición?, y por otro lado. ¿Te la tiras?

Sus cambios no eran espontáneos, no, sabía distraer mi mente, y aunque me había sorprendido, y por alguna causa que desconozco, mi furia no se manifestó.
– Vayamos por partes. Ese libro está dedicado exclusivamente a las mujeres que pasan por mi vida, a todas sin excepción, si quieres clasificación, tanto buenas como malas, tu llegarás a estar en ese libro. Hiciste bien en no seguir, y si, Amalaya es una amenaza y tú has leído el resto sin comprenderla.

– ¿Te tiras a la limpiadora? – Insistió, me di cuenta que el resto no le importaba nada.
– A veces.
Sonrisa lobuna y mirada picante, la comisura de sus ojos se estiraron hacia las sienes.

– Noto cierto tono de cautela.
– Es una buena mujer, y ella siempre decide, tenía hambre y no se anduvo por las ramas. Tiene una hija pequeña, se emborrachó con un amigo, en medio de una crisis y su amigo se la tiró en ese estado, estuvo a punto de matarle cuando se despertó y fue cuando se dio cuenta del semen de la sábana, a su lado su amigo dormido.

– Parece que no haces ascos a ninguna – Cierto tonillo crítico.
– Te falta algo importante, respeto.
Empezaba a molestarme su tono y respuestas, se parecía a mi otro yo pero con vulva.

– Entiendo que puedo disponer de tu pene, ya que si lloro un poco me follas.
No dije nada, pero algo en mi interior se estaba despertando lentamente, y mi otro yo, el maligno me dijo que empezaba a tocarme las pelotas de Villar (1).

– De momento no dispones de esa posibilidad, te falta respeto y desde luego no te consiento que te mofes de Petronila, mi limpiadora.
– ¿Qué años debe tener? – Jugaba fuerte y mi instinto me advirtió de peligro, esa tía buscaba algo.

– 54, su hija debe tener tu edad, pero no os parecéis en nada.
– ¿La conoces?
– Sí, y la enseño a dibujar, también la ayudo en sus trabajos de la facultad. Es una chica seria y mataría por su madre, que lo sepas, me llama tío, pero en el plano familiar como si fuera hermano de su madre y está al tanto de que follamos.

– ¡Ya!, yo veo que te aprovechas.

La ira se manifestó, aproximándose con lentitud, pensaba darla cuerda. Moví ficha, un Orco fétido del bosque escarlata.

– Se terminaron tus preguntas ¿A qué has venido?

– Quiero, queremos mi hermanastra y yo que te folles a nuestra madre.

Me dejó pasmado, sin palabras.
– ¿Tantas vueltas para esto?, ¿y a que ha venido el tema de la limpiadora?
– Me hice la chiquilla y pedí su consejo, le conté el polvo que le echaste a mi hermanastra y mí que madre escuchando se corrió aunque ella lo negó, el color de sus mejillas aparecía cuando mentía.

Me miraba de una forma extrañas, mi instinto me dijo que había más, no dije nada, mantuve cierta sorpresa por sus palabras. Guardé silencio.

– La limpiadora me dijo, que a ella le había ocurrido algo parecido. Va los viernes por la mañana, y esa tarde el tiempo cambió, tenía las dos cuerdas llenas de ropa y empezó a chispear, fue a tu casa, entrando por el garaje para comprobar si estabas en casa, vio tu coche.

Entró en tu casa procurando no hacer ruido, y os escuchó a la mujer, sus gemidos, y que además te apremiaba y eso la encendió, y olvidándose de la ropa se quedó escuchando, ella misma se produjo varios orgasmos ya que tu amiga entre gimoteos te pedía más, y más de una vez gritaba tu nombre y lo que la estabas haciendo.

No dije nada, estaba sorprendido de una forma especial. Me hizo sentirme mal, ignoraba muchas cosas de las mujeres. Que ciego era, soy.

– ¿Tu madre está al tanto de tu misión de embajadora sexual?

– Siguiente pregunta – Tono de farol. Tu limpiadora hace lo mismo con tus vecinas colindantes, es decir la del A y C, en el d nunca hay nadie. La del C el salón da pared con pared y una madrugada tenías una timba montada y a eso de la cuatro os tocó la puerta, un amigo tuyo abrió la puerta, tu vecina se quejó del ruido y tu amigo le dijo que si volvía molestarles que la quitaría ropa y que a la vista de sus amigos…, que echara mano de su fantasía cerrando con un portazo.

Hablé de la vecina, les hablé despacio a mis amigos.
– Su pareja es de esa unidad de emergencias, un tipo peligroso, nos podía fostiar a los cinco a la vez, sin problemas.

MM, es dibujante de comics, tiene una industria familiar de muebles de cocina, es el jefazo. Yo le proporciono historias y el las dibuja a su libre albedrío, y gana pasta.

JJMO, tiene una empresa de diseño de pisos, casas, etc., también de muebles especiales a medida, es tranquilo, vago y mujeriego.

JMI, es un currante de una empresa que surte de papel a industrias, es experto en calidades de papel. Gana pasta como asesor industrial, pero es de piñón fijo con las mueres, se enamoró de una flaca, sin tetas y ciertos indicios de frigidísimo estado sexual, y se rumorea que le hace unas pajas de ensueños, parece que llegó a un acuerdo, y aprovechando que toma pastillas para dormir tuvo una idea.

Pensamos que se la folla, ella dormida y tiene el cuidado de correrse fuera de su vagina, y yo aposté que ella lo sabía, pero hasta ahora no hemos salido de dudas, el emplea agua tibia para escurrirse dentro de la vagina, y utiliza cuentagotas para controlar el nivel de humedad vaginal, y de momento parece ir bien, ya que a la mañana siguiente ella no muestra cambios, aunque no nos fiamos de él ni de ella, pueden estar tomándonos el pelo.

Sabe que escribo, y una noche me señaló con el dedo advirtiéndome, no lo dejo claro, y por esa causa JMI sabe de mi interés por las respuestas de ella, de su cuerpo, y si el sistema que emplea le proporciona orgasmos mientras duerme.

Tenemos una apuesta en marcha, se puede modificar la cantidad apostada hasta que nos aclaren la verdad, él no puede apostar, y la mía es que puede ser que al principio estuviera de verdad dormida, pero tengo la seguridad que la curiosidad le haría fingir una vez o tomarse media medida, y este detalle también cuenta en la apuesta.

ES, en la niñez vivamos en barrios juntos, es medio delincuente, tiene una hermana de la que me enamoré, y cortó nuestra relación, el con dos de sus secuaces me forraron a hostias, apenas me pude defender, me llevé un mechón de pelo de un melenas y dos patadas en el diafragma de otro, yo tuve luxación en las costillas flotantes, sangrar por la nariz, una ceja casi rota y hematomas en la espalda, caído en el suelo me patearon.

Se jactaba de haberme dado una paliza, yo pétreo, en el póker hay que serlo, no decía nada, rehuía su mirada, yo guardaba un profundo secreto. Cuando su hermana MV se enteró de la pequeña reyerta, en que entre tres me pegaron, me interceptó una noche que volvía de trabajar, y me dijo de quedar ese viernes, le dije que si enteraba su hermano, le pegaría a ella también, me dijo que ese viernes él tenía una juerga con sus amigos, aseguró que terminaría en la comisaría y no se equivocó.

ES trabaja para EARC, tiene una red de talleres de coches y ES parece que es bueno en electrónica, y fue coincidencia, ya que el primer día que les vi juntos protesté. EARC lo sabía, en el taller central tiene una fotografía del último viaje que hicimos a Andorra y ES me reconoció, contándole la pelea, aunque aquel día yo hablé de paliza.

MV se había convertido en una mujer distante, nada parecido con aquella chiquilla que me enseñó a escuchar música, a huir de la realidad y vivir la armonía de los sentidos. Es muy delicada, no permite gritos ni palabras mal sonantes, para mí es una diosa, de mirada limpia y soñadora, es un cielo de mujer, no le llego a la sombra de sus zapatos, deportivas para más detalles, aun ahora.

Aquella noche es y fue inolvidable, ya que solo nos acariciamos, no fue sexo, fue un intercambio de sentidos. Sus manos recorrieron mi cuerpo despacio, mantenía los ojos cerrados y mi excitación nada tenía que ver con el sexo.

Al paso de sus manos, dedos, supo introducir sensaciones más allá del sexo, sabiendo de mi erección y no la desatendió, hizo exactamente lo mismo que con el resto del cuerpo, me dijo los lugares donde era vulnerable.

Su posición fue siempre dominante, de camino a casa de una amiga suya, y que estuvimos solos, y cuando me limpió, se entregó, ella sabía que no la iba a fallar, y cuando recorrí su cuerpo con mucho respeto, lo hice guiándome de su rostro, de sus labios, de sus gestos y de su boca cuando separó los labios, mordiéndoselos levemente, le construía la base de un difícil orgasmo.

Y me di cuenta de que en ella de nada servían mis conocimientos, todo parecía responder al revés. Y el maligno me dijo que tapara su rostro, y sus pechos, que la fuera tapando los lugares donde pueblan las escalas del placer. Pero lo impidió en su vulva. Y MV se relajó cuando sujetó mis manos, fue cuando se entregó.

Su cuerpo disponía de muchos lugares donde construirle orgasmos, su piel erizada me despistaba ya que parecía distraerme, y en medio del primer orgasmo, en la que ella fue apartando la tela con que la tapé, y la causa es que buscaba el pene, le tuvo en su mano y cuando apartó mis manos de su cuerpo, lo hizo abriendo sus ojos, enrojecidos, me dijo que no podía más y me llevó adentro de ella, me retuvo mientras las vibraciones de su mente remitían.

La penetración no fue tal, así lo entendí yo, ya que cuando ella situó al glande entre los labios mayores, dobló las piernas por detrás de las mías, y lo entendí, no embestí, ella se me le fue metiendo despacio, su boca se abrió y un suave gemido escapó lentamente prolongándole con la respiración, sus pechos fueron movidos como una ahogada exclamación y la respiración fue alterada de inmediato, y de esa forma me llevó adentro.

Me retuvo cerrando la tenaza y comenzó a moverse, primero despacio, se apoyaba en la parte alta de la espalda, arqueando el cuerpo, despacio, muy despacio, pude sentir el temblor de su vientre, y su movimiento se fue acelerando, pero sujetándome dentro, quieto, apresado.

Ella dominaba sus sentidos, incluso los míos, y aprendía algo que me llenó de placer. Tenía la cabeza echada para atrás, algunas veces se apoyaba en su cabeza, y esa postura arqueada parecía proporcionarle un contacto especial y estaba en lo cierto, ya que sus manos se cerraron en mis costados, garras diría, y me gustó su presión.

Con su cuerpo arqueado, en una postura increíble, me fue apartando, separando de su cuerpo, y extrayendo el pene de la vagina. Sentí como el glande rozaba la parte superior de la vagina, y en un punto se detuvo, su cuerpo se envaró, apenas pude escuchar un gemido prolongado y volvió a retroceder, el pene volvía a llegar al fondo de la vagina.

Su cuerpo arqueado, gemía despacio y de forma continuada, y de nuevo repitió la misma operación de antes, el glande rozando la parte superior, y de nuevo parada, mis dedos se apoyaron en el monte de venus, y les procuré presión, ella se removió, y gimiendo se movió, se rozaba en algún punto, debajo del monte de venus, pudiera ser ese punto G misterioso, yo solo conocí a una que al final, cuando terminaba, le gustaba que le apretara el monte de venus, haciendo presión externa.

Colocó la cabeza apoyada en la almohada y con los ojos cerrados empezó a moverse, primero muy lentamente, terminaba de sacar el pene y volvía a metérsele despacio, y fue aumentando de ritmo, llegando a tirar de mi cintura para que embistiera deprisa.

Y cuando las embestidas fueron armonizadas por su cuerpo, soltó sus manos de mi cintura cogiendo las mías, las puso a ambos lados de sus costados y así las embestidas eran guiadas por el movimiento de su cuerpo, casi pegados, ella me siseaba el ritmo, su cuerpo empezó a temblar y con sus manos abiertas en mi vientre, sujetaba las embestidas, moviéndose de nuevo, y el siseo se fue convirtiendo en un controlado gruñido, se mordía los labios y se fue haciendo gutural, diciéndome entre gruñidos, que ya, que me esperaba ya.

De nuevo se arqueó sujetando mi cuerpo, gritó que me corriera, que ahora me esperaba, que era el momento y obedecí, me mantuvo apretado mucho tiempo, su cuerpo empezó con ciertas alteraciones, contracciones que ella a su vez empujaba, y fueron unos segundos inolvidables, ya que procuraba moverse y el glande me enviaba sensaciones mezclado con cierto malestar del placer.

Tuve la sensación de haber portado mal, no debí correrme dentro a pesar de su deseo, me quedaba cierta inquietud en mi interior, como si hubiera traicionado mis sentimientos, estaba arrepentido.

Quedó tendida, yerta, y yo pegado a su cuerpo, seguía sintiendo latidos de la vagina, fue una sensación irrepetible y procuré no descansar en su cuerpo, si apretar la vulva mantuve su cuerpo ajustado con el mío, ella parecía volar, su rostro estaba algo enrojecido, transpiraba mucho y su respiración se fue serenando.

Lentamente fui abandonando su cuerpo, y le sustituí por mi lengua, en cuanto rocé el clítoris su cuerpo se envaró, y sus manos sujetaron mi cabeza, tiró de mi pelo procurando que quedar encima de ella y con voz entrecortada, que no podía aguantar más goce.

Poco después me quité de la postura que ella quiso, quedé a su lado y mi mente se había llenado de inquietud, había algo que me preocupaba MV no era como las demás. Cerré los ojos, me escondía de la realidad, y su voz baja me sobresaltó.

– ¿Duermes?
– No.
– Ese no, me da que pensar.
Rastreé en s sus palabras y dije la verdad.

– Tengo miedo, no debí hacerlo.
No dijo nada, abrí los ojos, tenía la cabeza girada y me miraba.

– Yo lo quise, en esto nadie opina y me importa una mierda que se entere, está avisado por un juez, si me toca irá directo a la cárcel y el juez sabe que se entromete en mi vida y que ha vivido a mi costa.
Movió su codo, fue un codazo amistoso.

– Esa arruga de la frente no me gusta. Tengo la sensación que te sientes culpable. Ahora escucha, mientras me hacías desaparecer de este mundo asqueroso, yo mantuve en mi mente, ese espacio tiempo en Tumancú, esa tarde que llegaba su fin, la cafetería casi vacía, y tú y yo junto a la máquina del tiempo, recuerdas el Streimer-Frame(Java), las teclas J3 y J4, música vibrante que te enseñé, donde llevé tus dedos,

BASSHUNTER:Now You´re Gone. Ahora Mp3.

Ahora ya no estás.

Ese título y esa situación la repetí dos años después con otra chica, mejor dicho, mujer y fue curiosa mi mente, quise una fotografía de ella vestida y solo pude hacerla dos fotografías de ella, en bikini y una de ellas además le vi en blanco y negro, le hice poner una postura de una puta de campo, y ahora es un mujer modelo mesa camilla, 90 kilos o más, quizá mi maldición funcionó en aquella noche infernal….., ellas terminarán llevándome a un psiquiátrico, lo sé….., no controlo.., las mujeres.

– ¡Tío! ¡Regresa! ¡Estás ido! ¡Te has marchado de mi lado!

No supe donde me encontraba, pensé en otro viaje astral, pero no, sentí el entorno, y su cercanía, me hundía en mí mismo, otra caída….esperé que esta mosquita muerta me sujetara….

(1) – Las pelotas de Villar.

Villar tenía la litera dos calles y en paralelo con la mía, yo como reten imaginaria, dormía en la cama de abajo. Mi número era el 109RN, reten nocturno, a mi lado el arma reglamentaria y dormías () vestido completamente, botas incluidas, por cierto aprendí que la manta encima de las botas calentaban en invierno.

(Relato enviado por Caminante. Fotos y Vídeo por UniversoErotico).

   

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