Los dominios femeninos 7

Es verdad que muchas veces me perdía en mis sentidos, era una forma de escapar de las mentes femeninas y ahora me ha planteado un dilema.

Tanto las maduras como las infantiles, la hembra es peligrosa y delicada a la vez. La hija de la limpiadora, cuando era pequeña, algunas veces acompañaba a su madre, sobre todo cuando no podía ir los viernes, por tanto iba el sábado y uno de esos sábados, ya entrada la tarde, cuando se iban a marchar el tiempo cambió, y llovía, pero en plan tormenta tras tormenta, el caso es que se quedaron a dormir.

En la tercera habitación, es la más pequeña tengo un sofá-cama enorme, abierto pueden dormir cuatro sin rozarse, por tanto la niña se perdía en algo tan grande, del armario saqué todos los almohadas y cojines, por tanto pudo hacerse una especie de nido y dormir, pero necesitaba un muñeco, y con una almohada de cuello le hice uno, todo sujeto con vendas.

Le gustó, y en la cocina, alejado de los oídos de su hija, le dije que durmiera con ella, respondió que nada de eso, que disponía de nulas ocasiones de estar desnuda, que pasaba mucha hambre de hombre, y que la presencia de su hija no le iba impedir que le echara uno polvo o dos, uno antes de dormir y otro al despertar.

Ella se acuesta con su hija, y cuando se duerme viene a la cama.

Desnuda, y exige toda mi atención, la avisé que sería un polvo silencioso y rápido, se negó, lo de silencioso sí, pero de rápido nada, quería tenerme dentro todo el tiempo posible, aunque tuviéramos que hacer pausas técnicas, para que ella gozara de cada orgasmo, uno a uno no entablados, aunque fueran mejores según la subía de nivel, estaba dispuesta a soportar esa lenta y suave persistencia de mi lengua, incluso ese roce casi imperceptible en la punta del clítoris.

La sensación que sentía estaba construida con vibraciones extrañas, se confundían entre sí, ya que pasaba del placer a la duda, algo parecido al malestar sin embargo la inundaba una extraña ola de calor, su piel se humedecía de forma extraña y mientras eso sucedía, llegaba otra forma de placer diferente.

Cualquier roce le producía otra clase de culminación, temblaba y de vez en cuando, si cerraba los ojos veía destellos azulados y en su matriz fuertes estremecimientos, como olas que rompían en la profundidad de la envoltura donde abrazaba al pene.

Comprendí que le gustara que mirara su cuerpo desnudo, sin rozarla, solo la mirada sus poros se erizaban, y la segunda vez que follamos, me dijo que cada vez que miraba su cuerpo desnudo, ella sentía humedad vaginal, no necesitaba nada más para que la penetrara.

Y esa noche todo fue tranquilo y en silencio, me mordía el hombro para no gemir, e incluso estuvo encima durante todo el tiempo, aunque dijo que el final no, yo encima, que le gustaba más cuando yo terminaba entre sus piernas y era sometida.

Estuvimos un buen rato en esa posición, pero aquello no había terminado, ya que algo se movió en la puerta, casi cerrada del todo, mi mirada periférica captó la tonalidad de las sombras, deduje que la niña nos había visto y se lo dije al oído muy bajito.

Maldijo en un idioma desconocido, preguntó que íbamos hacer, le dije que lo mejor era enfrentarse al problema, por tanto abandoné tan cálido y apasionado lugar, nos limpiamos con una toalla preparada al respecto y fuimos a la otra habitación, la niña se hacía la dormida, la luz de pasillo fue suficiente para verla.

Se sentó a su lado moviéndola despacio, abrió los ojos haciéndose la sorprendida, estaba muy colorada y nos miraba con cierto temor, y lo primero era quitar hierro al asunto.

Le hablé de las ventajas de decir la verdad, por dentro, nuestra mente se mantiene limpia, si se miente, el temor queda, lo hace por qué se ha hecho algo mal, por tanto lo mejor es solucionar los problemas cuanto antes y pregunté por qué miraba.

Dijo que tenía miedo, que algo la había despertado, y eso era cierto, la lluvia golpeaba la persiana que movían las rachas de viento, es un octavo piso y pensó que a su madre le ocurría algo.

Su madre le preguntó que había visto. Dijo que nada, solo escuchaba y que tenía miedo, por si me la estaba comiendo o algo parecido, me dieron ganas de sonreír, claro que la había comido la vulva, así empezamos, y el clítoris fue lo primero, fue un polvo lento y silencioso. Ella intervino diciendo que estábamos abrazados y que hablábamos muy bajo para no despertarla, claro, que durante los besos ella gemía a pesar de yo procurar taparlo.

Como era tarde, su madre se acostó con ella, yo volví a la cama y me dormí de inmediato, aunque el sueño fue corto, eso me pareció, pero no, habían transcurrido tres horas y algo.
Me despertó algo caliente en el pene, puse antena, algo caliente y húmedo le rozaba, pensé en un sueño, pero si estaba despierto eso no podía ser un sueño, sentí sus uñas que le sujetaban, separó del todo mis piernas y se le introdujo del todo en la boca, y allí le mantuvo un buen rato, después lentamente le sacó sujetándole con su mano derecha, se fue posicionándose encima y lentamente se sentó en él, entró en la vagina sin problema alguno.

Al oído me dijo que le seguía con hambre, el polvo silencioso le había parecido poco, su hija estaba bien dormida, y que se había lavado, de nuevo su vagina estaba vacía y quería llenarla más lentamente.

Se inmovilizó y al oído me susurró que tenía una idea, quería un recuerdo real, ya que el de su mente cambiaría. Y que sería en su casa, solos, dejaría a su hija con su tía, se llevaban muy bien y con su móvil, grabar un polvo por partes, de forma de no perder detalle alguno.

Le hablé de un vídeo, es lo mejor de lo mejor, “Sexo por dentro”, ella tiene un dispositivo de video, en el interior de la vagina y se aprecia muy bien todo, aunque la idea que tenía de la eyaculación era diferente, supuse que la dispositivo de video tenía algo que dilataba la vagina.

Por eso en el instante del orgasmo masculino, que dura dos segundos, comienza la eyaculación, lanza un chorro al final de la vagina, luego sale empujada por los latidos de la próstata, ese movimiento instintivo de vaciarnos, hasta que se pierda ese movimiento de latido, y de seguir dentro, el pene empieza a perder la erección, a algunas le gusta esa sensación de salida.

Este video es largo, pero en el lanzamiento del video, se cortaron escenas sin sentido, ya que más tarde se vieron otras escenas de durante, y no comprendo la causa. Aunque el principio no me convenció, no sé qué tienen en contra de que se utilice la boca para todo, el ser humano para el sexo dispone de muchas armas, tanto ella como él.

Una vez hice un experimento con la fragancia que utilizaba esa chica de 25 años, la marca era Simpatía, es juvenil. Pero se la puse después de follar, era verano y esa noche hizo mucho calor, estábamos en la ladera de un monte en la sierra, allí se podía respirar.
Su transpiración lo mezcló con simpatía.

Ayudé en lugares donde ella no llegaba, y dejamos pasar esos momentos que ella sacó provecho, simpatía lleva alcohol y la leve brisa que se movía hizo que sus poros se erizaran, tembló ligeramente, y al abrazarnos hubo otro detalle que no había calculado, que su mezcla producida en la piel, es decir, simpatía y su sudor quedaron en mi piel, fue otra mezcla con mi propia transpiración.

Y como es natural, quedó en la camisa cuando nos vestimos, en cuanto a ella, no notó nada de la mezcla de las tres humedades, la mezcla de dos humanos y un perfume. Pero yo sí, y la causa es que la humedad de su cuerpo fue absorbida por mi mente, esa mezcla de la humedad de su cuerpo fue como un elixir para mis sentidos y eso produjo una reacción increíble en mi cuerpo.

Su presencia hacía que me llegara simpatía, mi mente se ponía en marcha, además de forma mecánica y con la intención de poseerla. Cuando se lo dije, quedó muy sorprendida, ya que era casi agua de colonia, nada que ver con otras marcas, sin embargo me produjo esa reacción, animal como dijo ella y era cierto.

Esa reacción era del instinto del macho, nada de humano y había más detalles que fui descubriendo poco a poco. Su abundante vello púbico en el monte de venus, hay una foto en el primer capítulo del viaje compartido, hablo de ella.

Yo pensaba que todas las mujeres eran iguales, me refiero a sus vulvas, pero no en lo físico y tampoco por dentro, así como su puesta en marcha, es decir, los primeros segundos en que iniciamos su excitación, no hablo de la penetración, hablo de cuando recorremos su cuerpo en busca de sembrar su placer, de una forma tranquila y sosegada, sin prisas.

Y yo, casi todas las mujeres que he conocido íntimamente, por no decir todas, me dejaron huella de sus sentidos. De sus respuestas, me refiero a sentidos sexuales, es decir, ese cambio que se produce en su mente, sobre todo al elegirte, pero ninguna soltó prenda alguna, quise saber por qué yo, pienso que debe ser un secreto femenino sagrado, aunque un amigo, una noche de copas que jugamos a olisquearlas, que por cierto se dieron cuenta, tanto amigas como extrañas en el pub, algunas con cierto tonillo que nos confundía, decían que éramos dos perros en celo.

Mi amigo CSm, me aseguró que esa noche se montaría a una de las que nos criticaban, que eso era solo pose y no se equivocó, se llevó a la más ordinaria en cuanto a lo que salió de su boca, pero el resto de ella era todo lo contrario, una tía buena y su fragancia era embriagante, mi amigo me dijo que me dejara de bobadas, que no importaba la marca, que olía muy bien, y dos noches después recibí un e-mail, me contaba que esa chica se perfumaba solo en los lugares precisos, esos lugares despertaban el deseo y que además tenía algo que le dejó pasmado.

No era lo que pensamos debido a la forma de hablarnos, eso era tan solo una pantalla. Aseguró que era una mujer sumisa, pero diabla, su sumisión era calculada y precisa, reclamaba lo que quería y una vez conseguido, después se encargaba de encontrar lo que él no sabía.

Mi amigo reconoció que era una tía diferente, confusa y misteriosa, sigue con ella y procura tenerla interesada en él, y le pregunté qué pasa con las demás, dijo que se había tomado un descanso, Pamela, no es su nombre, es que lleva un sombrero parecido durante todo el año, dijo que Pamela era una chica especial y muy diferente a todas las conocidas, y que estaba pensando quedársela.

Han pasado casi cinco años y sigue con ella, parece que la pareja funciona, el habló de casarse, pero ella no dijo nada, solo negó con la cabeza, nada de cadenas ni legales ni religiosas, que son dos animales humanos sin trabas, y ella mantiene la puerta abierta, que no lo olvidara.

Me quité el sombrero, esa tía pisaba fuerte y así se lo dije, el respondió que su vida había cambiado, ese nerviosismo, casi frenesí en su cuerpo había desaparecido, mejor dicho, ella lo había hecho desaparecer, era una chica blandita, y que no dejó de sorprenderme, pedía que me explicara eso de blandita.

Con un jejejejejee, de comienzo dijo, que era una chica que se asía a el de forma sutil, algo así como un enganche, pero en ambos sentidos, supuso como los vagones de un tren, cada uno dispone de enganches y que ambos se complementan, y ella además tenía un sistema inquietante, enganchaba sin querer.

Es un suertudo, dijo que le estaba cambiando y que le gustaba lo veía en él, y que pensara un poco, que le ayudara a encontrar algo que la impidiera abandonarle, que si eso ocurría, se sentiría perdido, había llegado a forma parte de su ente.

Respondí que en estaba, que eso que busca está en él, y que procurara no dormirse en los laureles, a la mujer hay que mantenerla en jaque, no dejar de sorprenderla, cuidarla y nunca pensar que todo está hecho, no, las iniciativas siempre son bien recibidas, y que no olvidara los pequeños detalles, eso que la hará sonreír en secreto, aunque su rostro siga impasible.

No entendía a mi amigo, ya que estos e-mails eran muchos, me di cuenta que había algo que no se atrevía a decir, y tiré a dar, le pregunté cuál era el problema. Tardó en responder, el cursor parpadeaba esperando dar respuesta.

Se había obsesionado buscando la forma de que no escapara, empezaba a sentir cierto desasosiego pensando en ello. Le dije que se dejara de bobadas, nada mejor que tener a tu lado una mujer libre, no una chica como él decía, tampoco supe su edad y tampoco importaba mucho, una tía con 16 años es una mujer, si puede parir es que ya lo es.
El muy cretino se enfadó, dijo que no esperaba eso de mí, respondí que no era su consejero, que creciera más deprisa y la distancia más corta es la línea recta, que hablara con ella, en plata, sin tapujos, la verdad de la verdad, aunque digan que todas son mentirosas y terminé diciéndole que pensaba cobrarle las consultas concéntricas, preguntó qué era eso de concéntricas.

No le respondí nada. Aunque tenía una pregunta pero no la hice, que perfume envolvía su cuerpo. Es cursi pero queda bien.

Y yo me he marchado por los cerros de Úbeda, ciudad tranquila, muy bonita, buenos hoteles y se come muy bien.

Caminante.

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