LAS LESBIANAS

Iba a cerrar el bar de copas. Yo estaba de morros con mi vieja y no quería ir a dormir a casa. Sentado en un taburete al lado de la barra, se me acercaron dos preciosidades, cogidas de la mano. Una era rubia y la otra morena. No creo que llegara a los 20 años. La rubia me dijo:
-¿Te gustaría mirar como lo hacemos mi amiga y yo?
-¿Es una broma?
-No. Nos gusta que nos miren cuando nos corremos.Te puedes hacer una paja,  y sacudir la banana una vez o dos o las que te den la gana, pero, eso si, de tocarnos nada.


El barman, un mariconazo muy guapo, me animó.
-Yo ya estuve de voyeur una vez , pero fui y fue porque por que me pagaron, y la verdad, siendo como soy me llegué a excitar. Y eso que me cuesta.
Y por último, la morena, me dijo:
-Si te animas te pagamos el autobús hasta nuestro piso.
Ya no me tuvieron que convencer más. No fuimos en el autobús, fuimos en mi Mercedes.
En el piso se comenzaron a besar. Se desnudaron y vi como se comían vivas.
Acabé sacando la polla. Mis 26 centímetros de mango, y digo mango por que calzo el palo de un pico o de una pala, lo vio la morena, y le dijo a su amiga:
-¡¡Mira que polla tiene!!
La rubia dejó de mamar coño, me miró para la polla, y exclamó:
-¡Jooooooooooder!!
-Como no sea con un negro no vamos a pillar otra como esa.
-Esta semana tocaba lésbico pero tienes razón. Menudo nabo tiene el voyeur,  para que tambaleé y se desmorone nuestra condición más natural, la lésbica y el tortilleo casero que nos traemos, en la cama hasta mediodía.
En fin, que decían que eran lesbianas, en realidad eran dos putonas bisexuales que se corrieron tres veces cada una sintiendo y sentadas en mi gorda polla dentro de sus coños, y no doy más detalles porque éste es un relato corto.
Hasta otra.

 

 

 

 

 

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