La panadera

La panadera
La panadera estaba rodeada del olor suculento, inconfundible y aromático del pan. La tienda que regentaba había sido premiada por la originalidad del escaparate y reconocida por el gremio del comercio local de la ciudad.
Una tarde cualquiera de un día cualquiera entré en la tienda, comencé a tocarle por la cintura y a sobarle todo el trasero, poseía un culo fantástico y apetitoso, al igual que sus labios carnosos. Me resultaba terriblemente morbosa e intuía que conectaba conmigo, era una especie de atracción sexual con todos los ingredientes para llevar a cabo mis fantasías. Ella se estremecía, comenzamos a morrear como dos posesos. La situación resultaba excitante a la vez que tensa, al menos por mi parte.
La tienda estaba abierta, pero igualmente nos metimos en su lavabo, me bajé los pantalones y ella se subió a la encimera, estaba abierta de piernas y dispuesta a recibir una buena polla. El problema era mi sobre excitación, el corazón me latía más rápido de lo normal y no conseguía el empalme necesario, mi polla no estaba lo suficientemente dura como para introducirla en su coño, húmedo y sediento, generoso, entregado. Necesitaba estar relajado, pero no lo conseguía, estaba demasiado ansioso. Interrumpimos el asunto y lo aplazamos para otro momento. Le sugerí que se viniera a mi piso después de comer. Ella saldría de la panadería dejando a su empleada a cargo de la misma, y antes de afrontar la jornada de la tarde se pasaría por el piso a follar.
Una vez en mi habitación, mi corazón comenzó a palpitar tan rápido como lo había sentido en su tienda, y me temía que me precipitaría en el acto, pero tras unos minutos de relajación y conversación comencé a sentir la erección tan deseada. Ella se acopló a mi cuerpo en la posición del sesenta y nueve y comenzamos a darle al chupeteo recíproco. Mi polla se puso completamente dura y cambiamos de postura. Comenzamos a darle al perrito y luego se acopló encima hasta llegar a la consumación, en pocos minutos nos corrimos y nos quedamos durmiendo un rato en la cama. Satisfecha, se dio una ducha rápida y se esfumó. Al día siguiente volví a visitarla a su panadería. Esta vez fuimos a la trastienda y en una de esas sesiones de masajes que le daba en la cabeza, hombros, espalda y trasero la pillé por banda, le bajé los pantalones, aparté un poco la tanga que llevaba, y comencé a comerle todo ese culo con el ímpetu desenfrenado de un primate. Se giró y se acopló en una escalera plegable que tenía a mano. Abierta de piernas comenzó a masturbarse el clítoris mientras mi lengua y mis labios no se despegaban de su coño delicioso, introduje mis dedos medio y anular en su coñito, alternando con lengüetazos, escupiendo por momentos, también le metía algún dedo en el culo pero sin demasiada brusquedad, se merecía lengua. Soy más bien de lengüetazos y me apasiona comer culo. Es como apoderarse del alma de una mujer, sentir sus gemidos, que se estremezca con la sensación de mi cara metida en su trasero, alternando con el coño. A los pocos minutos, la panadera con un ritmo cada vez más intenso frotándose el clítoris y totalmente abstraída de lo que sucediera alrededor de la tienda – la puerta estaba abierta pero no había entrado nadie – me suplicaba que continuara lamiendo su coñito, que estaba a punto de correrse, como así sucedió. Me sentí contento, la panadera se había corrido con mi lengua jugueteando en su coñito. Su cara de satisfacción la delataba. Nos fuimos a la entrada de la tienda, encendió un cigarrillo y charlamos en la acera durante un rato. Nos despedimos con un beso discreto.
Durante esos encuentros yo tenía una relación con otra chica, un compromiso con el que me sentía a gusto. No necesitaba estar con nadie más, podía tener sexo y amor de sobra. Pero alguna extraña sensación se apoderó de mi cuando conocí a la panadera y sentí esa atracción animal. Incluso muchas veces cuando tenía conversaciones conmigo mismo, fantaseaba con las cosas que podíamos llegar a hacer. Pero lo más curioso era cuando me asaltaban pensamientos muy intensos y excitantes por la cabeza. En alguna ocasión habíamos tenido sexo telefónico, corriéndonos a placer.
¿Qué hubiera ocurrido si conociese a esta mujer en un momento anterior, sin ningún tipo de compromiso con otra chica?; ¿Llegaríamos a realizar todas esas escenas pornográficas que circulaban por mis pensamientos?; ¿Batiríamos récords con la postura del sesenta y nueve?; ¿Me correría en su boca, en sus tetas y en su culo millones de veces?; ¿Jugaríamos a disfrazarnos y a representar papeles como si de una película pornográfica de ciencia ficción se tratara?; ¿Llevaría a cabo todas las obsesiones fetichistas?; ¿Clavaría ella sus botas de tacón de aguja en mi culo?; ¿Nos grabaríamos y nos veríamos en un espejo en alguna escena premiada?; ¿Tendríamos aventuras a tres bandas con un travelo, bien dotado y con unas tetas grandes de silicona?; ¿Nos meteríamos uno consolador doble por el culo?; ¿Haríamos sexo anal con más dolor que placer?; ¿Nos vestiríamos de chica y chico cambiando los papeles?; ¿Doblaríamos pelis porno con calidad antes de comernos?; ¿Follaríamos en las casas de algunas amigas?; ¿Escribiríamos relatos eróticos y los grabaríamos?; ¿Jugaríamos a tenis en pistas abandonadas y sin público?; ¿Podríamos ser meros instrumentos de placer carnal?; ¿Nos insultaríamos lo suficiente como para considerarlo un juego sucio y excitante?; ¿Nos saturaríamos en un plazo breve de tiempo?; ¿Nos repetiría la lujuria como un plato de sardinas de lata?; ¿Follaríamos con chocolate?.
¿Sería posible todo esto y más, sin que los remordimientos me sorprendieran en cualquier momento si la conociese antes que a mi chica?
El corazón a veces late muy rápido ante un estallido de fantasías explosivas con una mujer morena, maciza y rellenita. Aunque un poco pasiva pero entregada al placer del tacto. La panadera, esa chica reservada, explosiva, discreta y cordial me hizo reflexionar sobre algunas preguntas e incluso fue motivo de inspiración para escribir y componer una canción.
¿Es el sexo más potente que el amor?
¿El vacío está después de una sobredosis de sexo sin amor?
Dualidad
Tengo que lidiar con la dualidad
Convivir con la realidad
Está bien o está mal
Me atrae tu complicidad
Me seduces al respirar
La verdad se esconderá
En los sueños me atrapará
Fantaseo con las fotos
Que circulan en mis sueños
Tengo que lidiar con la dualidad
Los Sindicatos y la patronal
El cerebro se reiniciará
Me atrae tu complicidad
Me seduces al respirar