La madre de Toni 2

Mi amigo está a punto de llegar y yo de correrme, menudas paradojas que nos prepara el futuro: nunca sabes lo que te espera. Las oportunidades marcan nuestra vida, incluso las que dejamos escapar. Pero esta oportunidad, se estaba realizando por completo.
Había podido decir:
-Me espero aquí abajo, no subo!- Y esperar a Toni, en la calle, como está mandado, pero no, había hecho completamente lo contrario.

Ella me había invitado a subir. Ella muy generosa, me había movido a estar en su piso, y esperar ahí. Yo había dicho que sí, y aquí me encuentro. Pensativo, mirando para abajo, ante una mamada descomunal de una mujer mucho mayor que yo, chupándome la polla sin parar como si fuera lo último que va a hacer.

-Sigue, sigue, me gusta-le digo ante su insistencia dinámica de golosos movimientos de boca y cabeza.

La cogía con mis manos en un gesto que nunca imaginé hacerlo. Algo inimaginable agarrar la cabeza de la madre de mi colega, pero si era increíble que me la estuviera chupando, ¿por qué no iba a agarrarla así? Claro que sí, tiene el pelo castaño tirando a rubio, no muy largo y con mis manos lo puedo tocar, y oler desde aquí arriba, una fragancia de mujer que aún lo noto.

-Sigue, sigue chupando….te gusta.

Se saca la polla de la boca, para de chupar, y finalmente me puede responder:

-Sí, hacía tiempo que quería hacer algo así,….- y vuelve a mamar.
-Pues sigue.
-Tócame las tetas las tengo muy sensibles- me dice, mientras se incorpora para que la magree, está más excitada de lo que pienso, porque los pezones los tiene gordos, cosa que sé que ante una excitación fuerte, eso sucede.

-Tienes los pezones a reventar
-Así me has puesto tú y la situación, ¿me quieres mamar? Me harías aún más feliz…-me dice mientras casi me lo suplica, bien de cerca. Está a menos de cinco centímetros de mi cara, brotando su aliento en mi descuida imagen juvenil, una mujer madura con un niñato. Y pidiéndome que le chupe el pezón.

-Claro que sí- y dirijo mi boca para su teta, con una mano la levanto para llevármela a la boca, su pezón está gordo y duro, en contraste con el pecho caído y blando.
-Ay, qué bien, corazón, gracias…me gusta- y en gesto maternal noto cómo me acaricia la cabeza y me atrae para ella como si fuera su hijo, y sigo mamando. El pene lo noto a reventar dada la situación, su teta desprende un olor inefable, es decir, que ni se puede explicar con palabras, mi polla dura como una roca. Su hijo aún no está, nunca me había importando menos la ausencia de Toni, mi colega. Ella aún con el sabor de mi líquido preseminal en su boca y yo, yo…. mamando su gordo pezón y con ganas de follármela.

Seguirá….

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