La chica de Badajoz quiere ser puta. Ella lo tenía todo, de buena familia, estaba estudiando en la Universidad, con un novio que muchas querrían tener, y vivía en una fabulosa casa de Badajoz.
Pero ella tenía un sueño, una idea que sus padres no le podían quitar de la cabeza. Quería ser puta.
Esa palabra que muchos repudiaban pero que otros amaban, quería ser la mejor puta de Badajoz. Y eso no lo gustaba a su padre, que era una persona muy recta.
Sandra, que así se llamaba, era guapa, alta, morena y con una gracia que se no podía aguantar. Podía haber sido modelo, ya puestos, pero no, lo suyo era el vicio puro, la morbosidad hecha carne, le gustaba más una polla que un lápiz a un tonto. Y su sueño era ser la mejor de las putas Badajoz jamás vistas.
Sandra quería ser la puta mejor de Badajoz
Un día llegó a un bar y Sandra se encontró con una escort, que es así como ahora se llaman, que estaba desayunando. Se puso a su lado, se presentó ella misma y comenzaron a hablar.
Se cayeron bien nada más empezar a hablar, la puta oficial, era una mujer madura, rubia de bote, chocho morenote, y en ese momento, Sandra que además de querer ser puta, era viciosa, no tuvo otra cosa que encariñarse con Rebeca, que así se llamaba su nueva amiga.
Rebeca tenía senos grandes, más que Sandra, en un momento de su conversación le dijo que para ser una puta de renombre, actualmente si no tienes dos buenas tetas no eres nadie. Sandra se quedó parada, pero pensó que tenía razón.
En dos meses, la tecnología y cirugía hicieron su efecto, y Sandra, la inexperta aprendiz de prostituta, ya tenía dos melones que ni los de piel de Sapo de la Mancha. Dos buenas tetas que tirarían como dos carretas, así que Sandra y la experta Rebeca hicieron buenas migas, además de ser buenas «amigas». Eran dos de las mejores escort Badajoz, que se pudieran encontrar por pueblos cercanos tales como: Almendralejo, Campanario, Mérida, Olivenza, Talavera la Real, Villanueva de la Serena, Zafra y Montijo. A partir de ese día serían grandes amigas.