LA CHACHA

Adriana, la chica de la limpieza estaba pasando un plumero a los a libros de una estantería de la oficina de mi padre. Era una morena, de 21 años colombiana, de bellas tetas y tremendo culo.
En su primer día de trabajo no iba a tener parada.
No se quien comprara aquel uniforme pero era tan corto que al estirarse y al agacharse dejaban ver sus bragas blancas.


Mi madre entró en el despacho, le echó la mano al coño, por encima de las bragas, y le dijo:
-Esto está mal limpio.
-Ay, señora, no me diga eso.
-Si te digo.

Mi madre le comió el chocho a la chacha

Mi madre hizo que se echara en la mesa del despacho y después le comió el chocho hasta que la colombiana eyaculó en su boca. Mi madre se bebió el jugo de su corrida. Se limpió la boca con la manga de su blusa, y le dijo:
-Mañana me tienes que hacer todo lo que te he hecho yo.
La colombiana quería seguir.
-¿Y por qué no hoy, señora?
-Por que en nada llega mi marido.
Salió mi madre por la puerta del despacho y entró mi padre. Vio a la colombiana con las bragas en la mano, y le dijo:
-No te las pongas.
-¡Ay, señor, no me diga eso!
Mi padre la volvió a subir a la mesa del despacho. Le puso la polla en la entrada de la cuevita y vio que estaba empapada. Empujó y su gran cipote entró tan fácil como entraría un cuchillo en la mantequilla.

El gran cipote de mi padre para la chacha

La folló y cuando mi padre sintió que se iba a correr, la quitó, se la metió en el culo y se lo llenó de leche. Como la colombiana no se corriera, le dijo:
-Perdona. Otro día te recompensaré. Ahora me voy a merendar.
Se fue mi padre. La colombiana bajó de la mesa. Salí yo del servicio, desde donde viera todo con la puerta entreabierta, y con mi polla empalmada en la mano, le dije:
-Voy a acabar lo que empezó mí padre.
-¡Ay, no me diga eso, señorito!
Lo dijo, pero me cogió la polla y me hizo una pequeña mamada. Después se volvió a echar en la mesa. Le di lo suyo. Sin un gemido, frunció el ceño, apretó los ojos y el coño y se comenzó a correr. Le llené el chocho de leche. Cuando se la quité de su chocho vi mi leche caer de él y del ojete cayó alguna de mi padre
Creo que la nueva sirvienta se podrá quedar el tiempo que quiera y con un buen sueldo.
FIN

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