Pareja con todos los sueños del mundo

A mi mujer le gusta provocar, eso está claro, pero ¿y a mí?. ¿Me gusta verla provocativa e insinuarse al primero que pilla?. La respuesta la tiene este relato.

Madrileños, somos pareja liberal por fuerza, aunque no debería ser así, pero digo por fuerza porque ella me empujó a serlo. Yo soy de lo más prudente y reservado. Ella de lo más extravertida y abierta con la gente, hace honor a esas atractivas maduras españolas que cualquiera estaría con ellas. Me gustó su manera de ser desde que la conocí, siempre risueña y contenta, yo apagado y encerrado. Y eso, me enamoró.
Así estuvimos tiempo, y hasta hoy. Tenemos dos hijos, somos un matrimonio que superamos los cincuenta años, con una peculiaridad, somos una pareja abierta a nuevas sensaciones con otras personas. Y de eso nos hemos dado cuenta los dos.
La relación era cerrada entre los dos, entre ella y yo. Pero me empezó a atraer, algún día sin más, ya ni recuerdo, me atrajo su forma de comportarse con los demás. Era y es todo un espectáculo, es ir por la calle y alguien le pregunta una calle, o nos pregunta a los dos, y mi esposa ya le está indicando que parece que quiere irse con él. Me pasó la última vez la semana pasada, estábamos dando una vuelta por Madrid, cerca del Retiro, un chico de unos veinticinco años nos preguntó por un albergue, iba desaliñado e informal, pero a Gloria, le faltó tiempo para indicarle y hablar más que efusiva, con él.

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Maduras españolas entre ellas mi atractiva esposa

Me hizo pensar. Y si se fuera con él un rato? No me importaría, porque la vi, tan dispuesta, tan feliz hablando con ese joven extraño, que yo, que soy tan generoso y solo quiero el bien ajeno, me dije por qué no se va a ir con él.
Lo pensé luego mientras hacíamos el amor en casa por la noche, pensaba que se hubiera ido con ese joven al albergue y ahí, la hubiera follado. Creo, la verdad, que a ella no le hubiera importado.
A los tres días, el pensamiento me volvió a asaltar, mi esposa follando con el joven en un albergue mucho menos acomodado que nuestra bonita casa, y se lo dije.
Mientras yo estaba encima ejerciendo de esposo conyugal, le dije:

-te gustó ese chico verdad?- le dije mientras estaba arriba y ella abajo, se quedó callada, le pilló por sorpresa.
-Qué dices ahora?
-sí, ese viajero que nos preguntó por el albergue.
– pero si era un chico perdido- dijo con displicencia,mientras agitada el culo contra las sábanas, y a mí me daba placer en todo mi tronco de la verga.
-Venga, no mientas,dime que te gustó, a que sí?- yo la arremetía más, podía notar como se engrosaba mi capullo, dentro de su caliente vagina.
-No, mmmm, no, solo le decía donde estaba el lugar que buscaba- me dijo esta vez, pero de forma más pausada y entrecortada, como si un gusto repentino la embriagara por dentro.
– te gusta?
-el qué?- me dijo moviendo más su coño, envolviendo mi tranca haciendo que el placer me llegara hasta la base de mi polla.
-Él, si te gustaba?
-Sí, eso quieres escuchar?!, pues sí, estaba bien, mmmmm, que placer me estas dando hoy, qué te pasa?-

En ese momento, y en conclusión, supe que le gustaba, la empecé a arremeter contra las sábanas mas fuerte, yo estaba arriba podía notar, su coño jugoso y caliente, a ella le había excitado más todos mis comentarios sobre ese ajeno viajero, y a mí aún más. Sabía que a ella le gustaría follárselo, y encima decírmelo, y a mí también me gustaba.

Sus tetas se mecían y vencían a cada lado de su torso, grandes y melosas, flanes que chupeteaba mientras ella me hablaba.

-Te hubiera gustado verme irme con él?- me dijo ella, mientras con movimientos pélvicos encerraba y aprisionaba mi polla, sin yo poder hacer nada.

– Uf, qué?…sí, me hubiera gustado, sí..-respondí como pude, ante una evidente excitación al ver su descaro, mientras me abría más su coño, como diciendo:»métela ahora que puedes, que igual luego, ya es tarde»
-Ah sí? para qué? para que me hubiera follado ese chico? me hubieras dejado?, te excita?, noto tu polla más dura dentro?, calentorro aprendiz de cornudo!
-Sí, me ex…- iba a decir excita, parecía que la llamaba ex, pero no, respondía a una respuesta emotiva-mecánica que me impedía terminar la palabra. Y ahí, me quedé, ni pude responder del todo, ya que no me esperé esa especie de insulto-halago que me profirió, era la primera vez que me llamaba algo así.

Se empezó a mover más, a los dos nos gustaba esa conversación, ese pensamiento, esa fantasía, ese sin saber, ya lo dice la frase, no soy nada, nunca seré nada, por eso tengo todos los sueños del mundo. La mejor de las maduras españolas envolvía mi verga de forma extraordinaria. Calor de polla sometida. Palabra entrecortada obligada. Sudor frío y aliento caliente. Y seguimos haciéndolo esa noche, hasta corrernos los dos en el mismo instante. Un cornudo novato, pero con todos los sueños del mundo, porque no soy nada, ni nunca lo seré.